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viernes, 30 de diciembre de 2016

ADIOS AL AÑO 2016


Este final de año es particular. No hace frío y la gente lo mismo va a la aceituna que se sienta en una terraza a tomar cerveza. Hay otros que compran regalos para los suyos y para sí mismos. 
La muralla Oeste de la fortaleza de la Mota está en peligro y rehabilitarla costará unos cinco millones de euros. Hay un plan de emergencia para ella.
Mi madre no vendrá a verme ni me traerá regalos para los Reyes. Ahora los niños alcalaínos pueden hablar con los Magos de Oriente y encargarle los juguetes que les gustan.
En Madrid han restringido el uso de vehículos porque tiene una gran contaminación, lo que se esperaba está sucediendo y los coches que tanto cuidamos y son el símbolo del progreso, pueden acabar con nosotros por los gases que provocan, pero podían haber propuesto, hace tiempo, autos eléctricos o con otros combustibles que no contaminen. 
No hay mucha alegría en la Navidad alcalaína. En la calle Fernando el Católico no han surtido mucho efecto los adornos navideños y no se ha visto mucha gente en las aceras para comprar en sus comercios. 
Los días se acaban de este 2016 y se han quedado prendidos en la nube blanca de mi memoria. No sé lo qué pasó durante estos últimos 365 días, conocí a algunas gentes y olvidé a otras, sufrí y gocé y me despedí de mi puntual trabajo, apenas me acuerdo de aquellos días en aquella habitación donde pasaba las horas esperando que llegaran los recuerdos. 

Escribí algunas cosas que me interesaron, leí algunos epitafios y me acordé de algunos de mis amigos, aunque no son muchos. Mi cuerpo ha ido cambiando un poco, algunos gramos de más. He andado por caminos sin muchas piedras y después me duchaba, de vez en cuando me iba a mi casa y bailaba como nunca, me elevaba y tocaba el techo y ponía el volumen voluminoso mientras los vecinos daban golpes en la pared para que bajara el volumen voluminoso. He sentido la soledad solo y me aislo en apenas un segundo. Quizás volvió la melancolía por pensar que voy para viejo aunque la Frailestud me rejuvenece y hago grandes caminatas, a buen ritmo para recuperar el aliento. 

En este 2016 parece que he perdido el norte, el sur y el este, me he agarrado al oeste y no entiendo mucho de proyectos.Parece que ha muerto algo en mi interior y aquellas esperanzas políticas que tuve, se han diluido entre las peleas de Podemos. He entrado en una nueva etapa que es siempre la misma, la lucha por mi vida y la duda y el miedo siguen ahí, como siempre. 
A veces me arreglo la barba, me pongo mi camisa favorita y aquel pañuelo que me regalaste, me subo al coche y cuando voy por mitad de la carretera me entran ganas locas de cantar y grito mi canción favorita y pienso en todos los días en que la sonrisa se hizo dueña de mi cuerpo. 

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