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martes, 25 de agosto de 2009

OFICIOS QUE VAN DESAPARECIENDO

La gran mayoría de oficios artesanos que antaño fueron importantes para la economía del municipio, han desaparecido del mapa local y algunos sólo resisten como un testimonio del pasado que dan fe de su existencia, pero que la fuerza del ‘progreso’ ha arrastrado hasta hacerlos casi desaparecer.
Aquellos antiguos artesanos que elaboraban artículos de calidad con sus propias manos, hoy sólo son un testimonio vago, así los talabarteros que realizaban todo tipo de aperos para el ganado caballar, mular y asnal, tan sólo se ven en algunos lugares cuando llega la feria de septiembre, antes había talleres donde los interesados encargaban cabestros, monturas u otro tipo de estos enseres.
Otros oficios como los afiladores que tocaban un pequeño pito para animar a los clientes a afilar todo tipo de instrumentos, como cuchillos, navajas o tijeras, a veces se suelen ver en alguna calle alcalaína, pero muy de tarde en tarde. Sólo se han conservado tres o cuatro plazas de zapateros, que aún se debaten entre el presente y el pasado. Pero no elaboran piezas enteras de zapatos o sandalias, tan sólo arreglan las averías del calzado, como echar medias suelas, poner algún remiendo o colocar algún tacón que se ha caído. Siguen en su puesto, vestidos con un mandil negro o azul con clientes que aún buscan su técnica.
Incluso, los cabreros o pastores que tanta importancia han tenido en la sociedad de esta comarca, guardando grandes piaras de ganado en montes y fincas de la Sierra Sur, ahora prácticamente han desaparecido y hay que trasladarse a algún lugar recóndito para ver a alguno de ellos, que con su onda y su cayado trata de que el ganado no se meta en los sembrados.
Aquellos hojalateros que arreglaban ollas, jofainas, sartenes o lacraban grandes vasijas, han desaparecido por completo y ya nadie se acuerda de ellos. Igualmente, los que arreglaban paraguas ya no son necesarios, porque cuando se rompe un paraguas ya no es rentable arreglarlo y se compra otro.
Lo mismo pasa con los artesanos de los telares, que elaboraban unas prendas muy cotizadas en tiempos pasados, como mantas, cobertores, colchas, a través de un telar que era todo de madera y con una especie de agujas. Los telares desaparecieron y algunos se conservan en el museo de Usos y Costumbres que la Diputación de Jaén tiene en la capital. De este tipo de oficios, sólo quedan las mujeres que realizan encajes de bolillos y que de vez en cuando hacen un encuentro en cualquier lugar de la provincia, dando a conocer su técnica y los laboriosos trabajos que realizan. Igualmente, se ven muy poco las bordadoras y encajeras que había antaño, tan sólo quedan algunas artesanía que siguen elaborando este tipo de trabajos, como Artesanías Florencia en Alcalá la Real, que aún elabora tipos de velos, de diversos colores bordados, también importa mantillas y otros artículos de este tipo, aunque los precios son prohibitivos y las ventas se hacen al extranjero o para personas acaudaladas.
En algunos lugares de la Sierra Sur, aún se pueden ver a los esquiladores que en estos tiempos de verano tratan de aliviar a las ovejas de la lana que les da tanto calor, aunque los instrumentos han cambiado, pues las antiguas tijeras han sido abandonadas por máquinas sofisticadas que en un santiamén hacen desaparecer la lana de los cuerpos de las ovejas.
También queda algún artesano del barro, en su taller junto a la fortaleza de la Mota, allí junto con otros trabajadores elaboran todo tipo de utensilios, como macetas, platos, tejas, lámparas, etc. , contando con un horno para cocer todo este tipo de utensilios y teniendo unas buenas ventas entre un tipo de clientes que tienen una gran estima por este tipo de cacharros que están realizados a manos, y algunos conservan un gran colorido y con una gran estética.
Por último, podemos hablar de la desaparición en la elaboración de quesos, todas aquellas personas que contaban con ganado de cabras u ovejas, hacían unos quesos admirables, de gran poder nutritivo, con un sabor inigualable y a un precio adecuado. Hoy, estos queseros casi han desaparecido, sólo queda alguna persona en la Hoya de Charilla que aún hace un queso artesanal, pero debido a los controles sanitarios, es casi imposible que puedan tener continuidad. En su lugar, han aparecido un par de fábricas de queso en la comarca. Una en la aldea de Ermita Nueva y otra en el municipio de Frailes, consiguiendo unos buenos quesos y requesones, la mayor parte de cabra y pocos de oveja, que tienen una gran calidad, elaborados con leche de los ganados de la zona.
Finalmente, hasta los canasteros y cesteros han desaparecido, eran principalmente gitanos que cortaban mimbre en los ríos de la comarca y con una gran habilidad realizaban todo tipo de canastos y cestas que eran compradas por los vecinos, nada más terminarlas.

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