Ayer me encontré un panfleto en la calle, en el que se anunciaba una misa por Franco y José Antonio, inventores de la Seguridad Social española, según rezaba este folio anónimo, para el día 22 de agosto en el convento de monjas que hay en la Fuente del Rey. Con ello, se pretende dar las gracias a estos hombres que trajeron la dictadura, la desigualdad, la miseria y tantas otras cosas a España entre los años 1939 a 1975. No creo que este escrito haya sido hecho por una organización política aunque se habla en el mismo de la Falange Española, más bien debe ser de alguna mente calenturienta y desfasada que no sabe que estamos en el año 2009 y que aquellos tiempos ya pasaron y que para la gran mayoría del pueblo español fueron de miseria, pena y calamidades. Y mucho menos que Franco y José Antonio fueran los inventores de la Seguridad Social española, pero en fin, desde que el mundo es mundo hay colores y gente que piensa y recuerda aquellos tiempos nostálgicos del franquismo.
Yo que soy ya mayor y viví en mis carnes aquellos tiempos, recuerdo que no fueron buenos para los pobres, los necesitados, los humildes, los demócratas y tantos otros que tienen pensamiento libre. Recuerdo que algunos de mis vecinos no tenían derecho a la medicina y mucho menos a la Seguridad Social porque no funcionaba y en las listas de la Beneficencia estaban inscritos los más ricos del pueblo que tenían derecho a ir a los hospitales sin pagar. También recuerdo que llevaban atados a los vecinos hasta el cuartelillo de la Guardia Civil por haber robado un puñado de patatas o de tomates, e incluso muchas veces multaron a mis padres por ganarse la vida vendiendo cualquier producto en una pequeña tienda que tenían. Era un avasallamiento constante que nos tenía en vilo cada día. Nada más que recordarlo ahora, se me ponen los pelos de punta y sigo recordando las cosas que me pasaron, como recorrer doce kilómetros para que un responsable de la época me firmara un papel para que me pudieran dar una beca. Ver como cualquier rico de aquél tiempo tenía cinco o seis criadas sin pagarle nada y sólo por un mendrugo de pan, o como el médico del municipio llenaba sus corrales de gallinas y pavos y sus cámaras de trigo y cebada, mientras la gran mayoría de personas pasaba hambre, se despiojaba al sol o no tenía nada que llevarse a la boca.
No es por nada, pero cada vez que oigo o leo algo de rememorar aquellos tiempos, me pongo de mala leche, despotrico con el que me encuentro y me consuelo pensando que aquellos tiempos ya han pasado y no es hora de hacerle misas o responsos.
Menos mal que queda gente como tú que puede verificar aquellos trágicos años, porque sino son capaces de decir que la dictadura fue una gran época de libertades y prosperidad económica.¡Sería para algunos!
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