Camino por este diario de agosto con temperaturas muy altas que a veces no me dejan dormir en las noches alcalaínas y siento lo que pasa en la madrugada en mi calle. Sobre todo los camiones de la basura que rugen a horas intempestivas y dejan caer sobre su leche los detritus diarios.
Por la mañana un ejército de limpiadores se afana en recoger todo lo que otros han ido ensuciando, desde colillas, papeles, revistas o cartones, etc. Unos ensuciamos para que otros tengan trabajo y la cadena de la vida siga adelante.
Otras veces veo a los jardineros arreglar los arriates extendidos en las principales calles, suelen hacerle la manicura a las plantas, les cortan lo que les sobra, les dan un repaso por aquí, otro por allí y al final las refrescan con la manguera de agua fresca para que el peinado les dure toda la mañana.
A las ocho de la mañana se ve poca gente en la calle. Los funcionarios van corriendo hacia el Ayuntamiento con la hora pegada al culo. Los que trabajan en bancos y cajas suelen ir más arregladitos, algunos con corbata y chaqueta, otros con camisa de marca y yo en camiseta veraniega. Antes me gustaba vestir pantalón corto en verano, pero al verme ahora, me siento ridículo, con las piernas de macho peludo, será cosa de la edad que no me veo guapo en pantalón corto. Pero hay gente para todo y la moda del corto pirata se ha ido imponiendo, emulando a Nadal, con unos grandes bolsillones a los lados para meter el móvil y la cartera. Ahora el vestido está al alcance de todos los bolsillos, un amigo mío dice que se ha comprado cinco camisas por diez euros y me las mostró y son bonitas y elegantes, ya tiene camisas para todo un año y solo por diez euros. A este paso arruinan a todos los comercios de tejidos y confecciones, con esos precios no se puede competir. Es como si compráramos un paquete de pipas, cada día podríamos comprarnos una camisa, sin que se resienta nuestra economía. Un paquete de tabaco, rubio americano o nacional cuesta más que una camisa.
Las mujeres saben más de todo esto, algunas escudriñan todos los comercios, saben donde pueden encontrar la prenda más barata y se suelen tirar toda una tarde para buscar cosas para ponerse en su cuerpo, luego entre ellas lo comentan y se jactan de haber encontrado la prenda más barata y además que le sienta bien y están elegantes con ella. Claro que a los pocos días ya no le gusta y buscan otra sin cesar.
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