Antes los muertos se velaban en las casas y la gente iba a dar el pésame a los familiares durante todo un día. Ahora las defunciones se hacen en el tanatorio y durante la noche quedan pocos velando al difunto. Las costumbres van cambiando, pero aún seguimos dando culto a nuestros muertos. Seguimos llenando los cementerios de tumbas y nichos y los ayuntamientos nos cobran una cantidad importante por comprar un nicho o una tumba y luego cada año una cuota. Hay familias que se pegan por pagar esta cuota y otras que no quieren saber nada de ellas. Pero hay muchos que anuncian que quieren incinerarse y con ello desaparecerán los nichos y las tumbas y las cuotas.
En fin, que mal he empezado esta columna hoy, a nadie le gusta hablar de muertos, debería hablar de la Virgen de las Mercedes que celebra hoy su fiesta anual, con miles de personas alumbrando por las calles durante la procesión. Todavía hay gente que cree en los milagros y parece que suceden porque muchas personas van descalzas a esta procesión y eso es porqué la promesa que pidieron se ha cumplido y se la pagan al cielo con un sacrificio material en su propio cuerpo. Pero el día de la Virgen ya no es lo que era, antes la ciudad se llenaba de gente desde primeras horas de la mañana, venían autocares de Frailes, Castillo de Locubín, de las diferentes aldeas. Era un bullicio todo el día, nos hartábamos de atún en casa de Isabelilla, después tomábamos un helado en la heladería Ferreira, mientras veíamos los aparatos que fabricaban el helado, disfrutábamos de una película de Manolo Escobar en uno de los dos cines, no nos perdíamos la procesión durante todo su recorrido y cuando acababa, nos íbamos de baile al Hogar hasta que amanecía. Los autocares de Contreras seguían dando viajes durante toda la madrugada, algunos se perdían y llegaban a su pueblo o a su aldea a otro día u a otros dos y durante todo lo que quedaba de verano, se estaba hablando de lo bien que habíamos pasado el día de la Virgen.
Otra de las cosas que ha cambiado es lo de las casas rurales, hace unos años entró una fiebre por hacer casas rurales y todo el mundo tenía una o tenía un proyecto para construirla. Estaba Adsur que se encargaba de dar subvenciones para fomentar el turismo y también las casas rurales, se hablaba tanto de ello que todos parecían veranear en una casa de esas. Pero parece que han quedado pocas y todo el encanto que parecían tener, también ha desaparecido. Todo es cuestión de modas y costumbres.
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