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martes, 19 de enero de 2016

ESCRIBO MANTRAS Y LOS REPITO

Tengo sueño, he dormido pero mi cuerpo se entretiene mientras piensa. Escribo mantras y los repito una y otra vez, como si quisiera a todas horas que se cumplieran. Hago continuos movimientos con las manos, muevo el cuello, bailo solo y tomo aceite de lino que dicen que es bueno para no sé qué.
Me han regalado un reloj y lo miro y vuelvo a mirarlo, es grande y metálico y alguna vez se me ha caído de mi mano izquierda hasta que he aprendido a ajustarlo.
Miro la casa de la Pintora que parece que se va a caer a pedazos pero sigue ahí como si no pasaran los años por ella, le han colocado un tejado nuevo pero los cimientos son antiguos, quizás se hunda una noche de éstas cuando el viento sople despacio.
Ahora, algún día vuelvo a mi casa y pongo en orden algunos papeles, leo recibos atrasados y la energía era más barata antes que ahora. Me siento en el sofá que compré cuando me casé y miro los cristales del salón que necesitan una limpieza a fondo. Remiro las fotos de Nerea, los libros de la estantería y echo un vistazo debajo de las camas por si hubiera allí alguien escondido, limpio la mesa de madera que compré en Valdepeñas y muevo las diversas cosas que hay encima de ella. Reviso la lavadora, el frigorífico y dejo que el agua salga por los grifos. Salgo a la calle, me voy por Dr. Albasini, junto al Instituto y recuerdo que allí estuve por aquellos pasillos y aquellas aulas, aprendiendo Historia, Matemáticas o Lengua. Me abrigo porque hace frío y llego hasta el ferial, ando de arriba hacia abajo y viceversa. Enfrente, en la Estación de Autobuses apenas queda un inmigrante que ha perdido el autobús de su vida y el alumbrado de Navidad aún sigue colocado en el hueco de estas calles.
Dicen que tenemos un presupuesto municipal realista, participativo y de gran calado social y recoge hacer naves industriales en el polígono del Llano Mazuelos para llenar de vida económica este parque millonario, También que la deuda está controlada y acotada, tenemos el mejor Ayuntamiento de su especie.
Raúl Góngora cayó el domingo en el parque del rey Juan Carlos porque no miró bien al suelo y un agujero que había por allí, le jugó una mala pasada y se dañó el pie. En el bar Europa (Rano) siempre hay clientes, en el Cafetito cada vez hay menos y los alumnos de la Safa llenan la Avenida de Europa cuando salen a las tres de la tarde.
En el Paseo de los Álamos hay un hombre que hace ejercicio en los aparatos instalados por allí, otro se sienta en un banco de piedra y suelta palabras que nunca entiendo, mientras fuma cigarrillos y se ríe. Hay, aún algunos gatos desaliñados y una mujer que casi todos los días les trae comida y los felinos cuando la ven, salen corriendo tras ella, como si fuese su salvadora. Me encuentro con un muchacho joven que pide a unos y a otros unos céntimos, casi todos se apartan de él, pero no se altera y sigue buscando a otro viandante.
En los plenos dicen que no entienden a Rafi López porque también repite mantras y vuelve a repetirlos una y otra vez. Habla del campo, de las aldeas, de que los jóvenes no tienen trabajo y tienen que marcharse a buscar el pan, de Mures y de Filosofía y desconfía del lenguaje de las leyes y dice que habrá que cambiarlas, de que no quiere alumbrado de Navidad pero sí casas con huertos como las que había el siglo pasado. ¡Ay¡ la Rafi.

1 comentario:

  1. La memoria siempre tiene huecos vacíos que nos empeñamos en llenar, como fantasmas buscando cualquier sábana, sin darse cuenta de que va por ahí, enseñando los pies...

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