El sol de Punta Umbria es hermoso, al atardecer se va escondiendo en el horizonte del mar azul y todo se va hundiendo en ese atlántico primoroso.
Dicen que Punta Umbria era un gran enebral, llena de estos árboles y ahora entre ellos hay caminos para bicicletas y caballos, también pasean senderistas y entre ellas las marismas y las rías. Me han dicho que Punta Umbría solo tiene 51 años de historia. Allí llegó un señor que se llama Barceló y lo llenó de hoteles y apartamentos, también tiene un polo químico que no da buena espina.
Hay playas llenas de limpia arenas, con el agua azul que va y viene con las olas y éstas acarician los pies, dándoles palmadas suaves, mientras los niños juegan a cualquier cosa.
En casa de Carmen hay un gatazo blanco y suave que con su presencia llena todas las estancias. Jugué con este curioso animal, llegamos a ser amigos y lo acaricié en el lomo.
Carmen tiene amigas que le hacen la vida más agradable.
Carmen y Alicia están en medio de la nao Santa María, es una caricatura de la misma y aún se exponen desde la expo, pero están en franca decadencia, debido a la crisis.
En el Rompido hay lugares tan agradables como éste, donde poder tomar cualquier cosa en un ambiente tranquilo con vistas al mar.
Moguer es un pueblo digno de ser visitado, con Juan Ramón Jiménez en todas sus calles, donde se pueden leer sus palabras grandes y hermosas.
En el mesón El Lobito, también en Moguer se pueden degustar asados en un lugar de grandes dimensiones, con mesas y sillas sencillas y con gente servicial.
El puente que nos une, es un nexo de unión, está en el centro y nos lleva de Punta Umbria a Huelva.
Puedo decir que estaba nervioso durante el viaje, porque pensaba que no estaba preparado para hacerlo, pero esto me ha dado seguridad.
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