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jueves, 13 de octubre de 2016

SER DE FRAILES. CAPITULO TREINTA Y CUATRO Y ÚLTIMO




En fin, en junio de 2011 subió al poder del gobierno municipal de Frailes el Partido Popular, con José Manuel Garrido Romero como alcalde, acompañado de dos concejalas: Lucia Serrano y Encarnación Castro, quienes se pusieron al frente de todo el ‘tinglado municipal’, entrando con humildad y escuchando a los vecinos, o al menos eso creo yo. Yo no conocía mucho a este alcalde, tan solo lo había saludado en algunas ocasiones cuando -como corresponsal del diario Ideal- me lo encontraba en alguna reunión de su partido. Lo había visto perder en algunas elecciones celebradas en el colegio público Santa Lucía, lo veía por allí, mirando el escrutinio y cómo iban creciendo los montones de papeletas del PSOE  y no tanto los del PP. También había visto a Lucía Serrano, con sus zapatos de tacón pisando fuerte al entrar al colegio electoral. Los tres: José Manuel, Lucía y Encarnación formaban un equipo unido que creo que habían luchado para imponerse a otros sectores del PP de Frailes. Y comenzaron a funcionar.

A mí, como funcionario del Ayuntamiento, me llamaron y me dijeron que cuál era mi actitud y yo les dije que trabajar como había hecho siempre. Era todo nuevo para ellos, pero creo que tenían bien claro lo que tenían entre manos. Contactar con la gente y poner en marcha su proyecto, como el lema que implantaron ‘Frailes se mueve’.

En el tiempo en que llegaron tenían mucho trabajo por delante y tuvieron que preparar la feria de agosto, aunque aquel año no pudieron cambiar el folleto de la misma con los festejos que se celebraban y siguieron haciéndolo casi igual que los socialistas. Pero Lucía Serrano comenzó a imponer su criterio y ya al próximo año se hizo un librito de feria con un diseño distinto. El alcalde José Manuel Garrido se liberó y se puso un sueldo con unos honorarios bajos de unos 1.300 euros … y las dos ediles  compartían un sueldo para ambas.


Yo los veía trabajar a un ritmo trepidante, pensaba que no iban a durar mucho, pues no paraban de tener reuniones, hablar con gente individualmente, con colectivos y con las administraciones. A mí me consultaban algunas cosas, sobre todo el alcalde y, a pesar de que les cogió una época de crisis y el dinero y las subvenciones escaseaban, se defendían como podían, tratando de sacar dineros por donde podían. Las obras del balneario iban hacia delante y yo pensaba que era difícil sacarlo todo adelante. Casi todo el dinero y el esfuerzo era para esa obra.


El balneario era una tara para todo lo demás, pero las cosas salían adelante y no había grandes impedimentos. Otra cuestión será el futuro del balneario cuando esté finalizado. Es un futuro incierto porque no le veo buenas perspectivas y la crisis general no  ayuda nada. Aquí vino un empresario catalán a interesarse por el balneario y lo único que dijo fue que lo terminaran, lo pusieran en funcionamiento y le buscaran los clientes … que él haría lo demás. Y yo digo que así cualquiera puede ser empresario y explotar un hotel balneario.  

Hablé muchas veces con el alcalde José Manuel Garrido. A veces salía con él y me hablaba de sus proyectos, subíamos hasta el Cerrillo y me contaba que quería hacer un gran mirador por los terrenos que había donado Manolo el Sereno, por el camino que va al Tanatorio. Otras veces me contaba que el Ayuntamiento podría comprar la casa de Manolo el Sereno, pero era difícil porque los herederos eran muchos y resolver el papeleo llevaba bastante tiempo. Además había otras personas como el farmacéutico Ernesto del Moral que estaba interesado también en comprar dicha casa. Por lo visto José Manuel Garrido había hablado mucho con Manolo el Sereno, antes de éste morirse, y el alcalde me decía que si hubiese durado algún tiempo más, otro gallo nos hubiera cantado.

Fuimos a Jaén a interesarnos por la puesta en marcha de un museo municipal que aglutinara la cultura frailera, pero era un proyecto y había que estudiarlo bien. Los expertos de la Junta de Andalucía nos dijeron que debía ser un proyecto único, de tal forma que no hubiese en ningún otro lado porque -dijo- que “para juntar cosas en una habitación ya había muchos municipios que lo hacían”.

Yo veía que la gente que pasaba por el Ayuntamiento podía acceder al alcalde, como se hace con una persona normal, educada y responsable. Siempre le preguntaba que si se iba a presentar para las elecciones municipales de 2015 y me contestaba que se lo estaba pensando, pero que en caso de hacerlo, era con el equipo que él eligiera. Finalmente me dijo que en enero de 2015 tomaría una decisión. Yo le decía que debía presentarse una legislatura más para que terminara las cosas que había empezado, pero también veía lógico que no quisiera hacerlo. En septiembre de 2014, Lucia Serrano me dijo que al menos ella no se presentaría, porque ya habían demostrado en estos más de tres años una nueva forma de gobernar. Lucia había ideado las Olimpiadas de Verano, una especie de competición con juegos tradicionales con las que involucró a mucha gente. Durante el fin de semana de la celebración el pueblo hervía en distracción y motivación … y todo realizado con poco dinero. También Lucía dio otro ritmo a la feria anual de agosto y la gente volvió a acudir a ella con más ganas. Sobre todo cuando contrató a la orquesta ‘La Tentación’ y se llenó el recinto ferial con gente que tenía ganas de divertirse. También tuvo equivocaciones, como aquella vez que colocó en Facebook un improperio contra los socialistas y le dije que eso no se podía hacer.

Con Encarnación Castro también me llevaba bien, la veía como una mujer muy trabajadora. Se hizo cargo del Desempleo y cada mañana repartía las labores entre los parados. Se subía a su Renault negro e iba de un sitio a otro por todo Frailes. Se casó siendo concejala, con su Jordi, un tipo alto, amable y simpático que le dio una niña en septiembre de 2014. El Triunvirato se instaló en el despacho principal del Ayuntamiento y desde allí dirigían todas las cuestiones. Se servían de las redes sociales para dar a conocer las cuestiones que querían que se conocieran.

Ahora bien, en la cuestión del paro agrario, ni el PSOE ni el PP hicieron cambios estructurales y de calado, se limitaron a tratar este tema como algo normal, pero había gente que no tenia derecho a prestaciones de este tipo y, con subterfugios, lo lograron y consiguieron cobrar algo que no les pertenecía. Eso debe estar en la conciencia de cada uno, aunque yo creo que el paro y las prestaciones sociales deben ser para las personas que realmente las necesitan.

En fin, el ritmo trepidante de trabajo de estas tres personas no se podía mantener mucho tiempo y a partir del tercer año de legislatura, las cosas las hacían con un poco de menos intensidad. Ya iban conociendo a los ciudadanos, sabían que cosas tenían más importancia y seguían realizando su trabajo con más conocimiento de causa. Porque todo el mundo se interesa por sus cosas y no por las de los demás y eso es lo normal, que cada uno resuelva sus asuntos.

Al principio solían felicitar en el día de San Pedro a todas las personas que llevaran ese nombre, en el día del patrón de Frailes. Era como una táctica de acercamiento a los ciudadanos. Incluso el alcalde iba a casa de la gente a interesarse por algunas cuestiones que le habían planteado. Otra vez, el alcalde tuvo un enfrentamiento con vecinos de los Puentes de los Molinos, porque querían que la fiesta de San Pedro siguiera celebrándose por aquellos lugares, mientras había otros vecinos que habían solicitado que la fiesta se celebrase en las Eras del Mecedero, junto a la ermita del santo, como había sido desde sus orígenes. Creo que hubo una asamblea en la Casa de la Cultura y -al final- el alcalde decidió que la fiesta se celebrara en el recinto ferial de las Eras del Mecedero. Los vecinos del Puente de los Molinos sufrieron una decepción porque algunos perdían ventas en sus negocios.

Lo que sí hizo el Equipo de Gobierno del PP es dar subvenciones económicas a cofradías y hermandades religiosas que fueron proliferando de nuevo, como ayuda para organizar la fiesta correspondiente, aunque no eran muy grandes, pues las mayores no superaban los 500 euros. Las fiestas y las procesiones se fueron revalorizando, sobre todo la del Corpus Christi, en la que siguieron colaborando cada vez más los vecinos, sobre todo adornando las calles con macetas y flores, llenando el pavimento de verde y colocando altares en algunos puntos, de tal forma que casi todas las calles por donde pasaba la procesión eran adornadas y -así- todos los vecinos realizaban un extenso trabajo para que todo quedara bien. La fiesta del Corazón de Jesús, la de la patrona Santa Lucia y la de la Virgen de la Cabeza siguieron celebrándose Algunas, como la del Corazón de Jesús, tenían su verbena frente al bar del Charro. La de la Virgen de la Cabeza subía hasta la Hoya del Salogral y allí se juntaba con otras cofradías de otros lugares. Luego celebraban la misa y salían en procesión por todo el cerro de la Mesa, mientras la gente se dispersaba por todos el monte y comían en familia o con los amigos.

Igualmente se afianzó la Asociación de ‘Los Pasos’, nacida para ensalzar la Semana Santa frailera. Organizaban una representación de la Pasión y Muerte de Jesucristo en el paraje de Las Carboneras, bajo la dirección de Mercedes Aceituno. En ella intervino varias veces el escritor inglés Michael Jacobs, que estaba entusiasmado con ello, y adaptándose por completo a la representación. Esta asociación organizó una exposición de fotos y enseres en el salón de la guardería en las Eras del Tejar.
También fueron proliferando otras asociaciones o se asentaron algunas que había, hay una de pesca, otra de orientación, otra aficionada al ciclismo y formada en equipo. También los fraileros se han ido aficionando al senderismo, aunque esto ha sido siempre una constante, porque los fraileros han recorrido siempre sus sierras y cerros, aunque no siempre con fines deportivos, sino para otros, como la búsqueda de setas en otoño, recorriendo la Martina y otros lugares como la Sierra del Trigo, Cerezo Gordo o Cova la Yedra. Como en otros lugares se iba haciendo cada vez más deporte: unos lo hacían para mantenerse, otros para competir y todos para conseguir una mejor salud.

Frailes es y ha sido una suma de voluntades, de gente normal, sencilla, pueblerina que en gran parte de su historia ha luchado por su supervivencia. Estas personas se han agarrado a la vida con fuerza. Hemos ido luchando y quemando etapas para conseguir una vida mejor. Hemos construido una historia colectiva como cualquier otro pueblo. Hemos trabajado por seguir vivos, por tener un legado, un lugar nuestro que sirva para nuestra identidad, un lugar abierto, acogedor, algo propio capaz de hacernos sentir bien. Un lugar en el que cuando nos vamos acercando, el corazón late, la tranquilidad crece y es como encontrarse en casa, en un ambiente conocido y querido.

Frailes es, por último, un lugar en el que han llegado otras personas de muchos sitios, unos lo han hecho suyo y otros se fueron. Aquí estamos, aquí seguimos. Uno de estos días me llamó, desde Barcelona, Paco el del Potro y me dijo que venía a Frailes a pasar unos días y que su hermana Virginia, que vive en Alcalá, siempre le dice que se hospede en su casa, pero él me decía que se hospedaba en la Posada y -cuando quiere- sale y anda las calles de Frailes, sube a la Martina, camina por esos lugares y se impregna de Frailes, luego se va de nuevo a Barcelona pero ya va henchido de Frailes. Paco Belmontes, que murió tras una larga vida de trabajo y que falleció sólo unos meses después de jubilarse, tenía un sueño: poder volver a tener una casa en Frailes y pasar aquí una temporada al año. No pudo hacerlo, pero sus cenizas las esparcimos en la Sierra del Trigo, cumpliendo la voluntad que le dijera a su mujer Encarna:  seguir ligado a Frailes y poder dar paseos por esos montes.

Hay mucha gente que se siente frailera y no ha podido vivir aquí, porque ha tenido que buscar otro lugar para desarrollarse, yo conozco a algunos que añoran vivir aquí, a otros que no quieren vivir, y Frailes los acoge a todos.
Yo soy frailero, lo siento en mi cuerpo y en mi alma, no he podido vivir en otro lado y, aunque me fui a vivir a Alcalá, vuelvo casi todos los días. Me gusta ir a la baranda del río de las Cuevas, junto a la tienda que tenían mis padres, poner los brazos en los hierros y soñar, mirar los patos de La Rubia, ver los gitanos haciendo canastas, a Valentín fumándose los cigarros que siempre tenía colocados en su oreja. Me gusta soñar que me reúno, como siempre, con Miguel Mingorance, Rafalín el de Remonono, El Todi de Amadeo y su hermano Antonio … todos aquellos que se fueron a Sevilla, con los que charlábamos de todo lo que sucedía en Frailes.
Porque hubo un tiempo que no se podía abrir la boca.

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