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sábado, 22 de febrero de 2014

EL FUNERAL DE MICHAEL JACOBS EN FRAILES FUE UNA FIESTA



No sé si fue por azar, casualidad o porque la Providencia quiso que este sábado luciera el sol  y un sol intenso durante todo el día para celebrar el funeral homenaje en Frailes al escritor británico Michael Jacobs. A las 12 de la mañana, la Casa de la Cultura de la villa de Frailes abrió sus puertas para celebrar una reunión de la asociación Maelse, en la que por unanimidad de sus componentes, se acordó seguir adelante para continuar la labor que Michael Jacobs comenzó, por eso habrá una jornada literaria anual y la creación de una beca para jóvenes escritores.
Después, en los aledaños de la iglesia de Santa Lucia comenzó a llegar gente de muchos lugares, personas llegadas de Valdepeñas de Jaén, de Alcalá la Real, de Granada, Sevilla, Murcia, de la Alpujarra, de Londres, de Madrid y de muchos sitios más.
Unos eran laicos, otros religiosos pero casi todos se introdujeron en la iglesia para celebrar la ceremonia religiosa, las cenizas de Michael Jacobs estaban depositadas en un lugar proominente junto al altar mayor; al lado su esposa Jackie Ra y muchos amigos más allegados y enfrente un coro de niños fraileros que acompañaron el ritual de la misa de una forma especial, que con sus canciones a ritmos variados hicieron temblar el corazón de los allí presentes. Lagrimas  se vieron caer por decenas de ojos, pero fue una misa alegre, incluso divertida que con las palabras del párroco y la predisposición de los presentes, se produjo algo jubiloso que se manifestó en las conciencias y todos juntos se desearon paz, amor y confraternidad.
Después, terminada la misa, todos se dirigieron, de nuevo a la Casa de la Cultura, donde se oyeron unas palabras de bienvenida a todos los que llegaron del alcalde José Manuel Garrido. Poco después, hablaron de Michael Jacobs una serie de sus amigos, como Chris Stewart, Juan Infante, Custodio de la asociación Los Pasos, Alicia Ríos,  Lola Priego, etc y cada uno de ellos fue contando vivencias, lugares comunes, anécdotas, que hicieron que la emoción siguiera palpándose en el clarooscuro de la Casa de la Cultura frailera.
Abrazos, palmadas, en fin amor, mucho amor se respiró en el homenaje a este hombre humilde, bueno, culto, universal que con su estilo de vida ha hecho y seguirá haciendo en el futuro,  una amalgama de  unión entre muchas personas.
Gente humilde, gente de pueblo, gente de ciudades, gente trabajadora, parada, pequeños, grandes, religiosos, no creyentes, locos, cuerdos, gente de todas edades y condición fue capaz de unir este hombre y los citó en Frailes, el sábado pasado y un sol radiante siguió luciendo en el día que se celebró el funeral y la fiesta en su honor.
Y como no podía ser de otra manera, el homenaje a Michael Jacobs se convirtió también en una fiesta gastronómica, para empezar y como plato básico y de consistencia, se preparó un cocido con buena ‘pringá’, pero las mesas dispuestas para el festin se fueron llenando de viandas, patatas fritas, salchichón, vinos de todos colores; otros traían empanadas, algunos tortillas de patatas, no faltó el jamón, ni el queso, y vinos caros y baratos. Habían hecho también un rico remojón de naranja, con pan de higo, con queso fresco, y cerveza fresca. Y la plaza Miguel de Cervantes se siguió llenando de gente, mientras Michael Jacobs volaba por aquellos aires y su gente, sus amigos, de aquí de allí, lo recordaban y decían: seguramente ahora nos estará viendo.
Y la música sonó y siguió  sonando y había un gran cartel, con una gran fotografía de Michael Jacobs, donde unos y otros se fueron haciendo fotos para inmortalizarse y se guía bebiendo vino y cerveza y se compartía la comida y el espiritu de Michael estaba allí presente, aglutinando a personas muy distintas, de muchas partes de Europa.
Hubo también postres. dulces traídos de Cazorla, leche vieja de Valdepeñas, pasteles, cosas dulces que los paladares agradecían y la tarde se hizo presente, se seguia conversando en la plaza Miguel de Cervantes, se seguia conversando con la esposa de Michael Jacobs y se hablaba de que se seguirá homenajeando a este hombre, porque la Casa de la Cultura de Frailes llevará su nombre, porque se le nombró Hijo Adoptivo, pero sobre todo porque Michael Jacobs ha dejado una huella, una luz, una unión, una emoción en el municipio que será indeleble y que seguirá intacta, porque su casa en lo alto del Calvario sigue con el almendro en flor que cada primavera renace como la obra de este autor que es leida por miles de personas en muchos puntos del mundo.

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