Ha hecho un gran calor estos días. El sudor me ha acompañado. Subí a la fortaleza de la Mota para ver la fiesta medieval, no me ha gustado tanto como otros años, será por la repetición o porque me fui muy temprano a la Mota. Sólo el fresquito que hizo a partir de las 23 horas alivió mi cuerpo del agobio caluroso. Pero, es sobre todo, la recuperación de este espacio lo que más alegra. Por la noche oía los ruidos sonidos en las Escuelas de la Safa de los conciertos de las Noches del Buen Amor y del VII certamen de grupos noveles de rock, mi cuerpo ya no está para estos ruidos, pero los jóvenes quizás se lo pasen bien, aunque mi joven hija dijo que no le gustaron.
El cielo está plomizo y parece que va a llover para que desaparezca este pesor climático que me atenaza.
No fui a la feria de Frailes que se celebra estos días, es que ya son muchos años reptiendo lo mismo, dia de la bicicleta, concursos de cartas y de dibujo, comidas y cerveza gratis, verbenas..., será que mi cuerpo ya no soporta todas esas zarandajas. Alcalá está un poco desierta, la gente busca el agua fresca de las piscinas para darse un chapuzón, la fuente taza del Paseo la siguen visitando y los festivales siguen su camino, sin grandes estridencias.
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