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martes, 12 de noviembre de 2013

Y FUÍ Y ME LO ENCONTRÉ EN AQUELLA ESQUINA

Hoy, al dar la vuelta a la esquina me encontré con Manolo el Sereno, era él, tenía su misma figura, sus mismos cabellos, su misma cara, sus mismos pies y pensé que había vuelto, llevaba varios días pidiendo encontrarme con él en una esquina cualquiera de Alcalá o Frailes y parece que la Providencia me hizo caso, y aquí estaba él. Lo único que tenía de más era que llevaba una lupa junto a la solapa de la chaqueta y por eso le pregunté qué para qué le servia la lupa, y me dijo que era para leer que en donde estaba, tenía los mismos problemas de vista que padecía en Frailes y me acordé que muchos días, a la entrada de la puerta de su casa y en la mesa que tenía, había una lupa y era la misma que llevaba en la solapa. Y pensé para mis adentros que ¿cuando había ido a por ella?, pero después me dí cuenta de que como no es de este mundo, podría tener el don de estar en cualquier sitio, pero a lo mejor sus sobrinas habrían tirado, también, la lupa a la basura. Sea lo que fuese, llevaba una lupa. 
Después, con aquella alegría de ver que Manolo el Sereno había vuelto, quedé reconfortado y me fuí a andar al carril bici, estuve al menos una hora y media y por el camino, fui casi corriendo, dando unas grandes zancadas, pero solo me encontré a Baldomero Andreu que también andaba por el mismo sitio. Pero parece que saludando a Manolo el cuerpo se llenó de energía, mis pies y mis manos parecían que volaban y en un santiamén hice el camino. 
Parece que recordando a mis amigos me siento bien y por eso creo que voy a ir a la Sierra del Trigo, donde tengo otro amigo, Paco Belmontes, para ir y decirle que me acuerdo de él, que no lo olvido que todos los días lo tengo en mi mente y es como si cada día me diera una vuelta con unos y con otros, con todos los que se fueron, pero vuelven cada día y es como si estuvieran aquí. 

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