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viernes, 22 de noviembre de 2013

EL CAMINO

Aquél día salió corriendo sin saber a donde dirigirse, el cielo estaba gris como su alma, pero tenía sensaciones de libertad y ganas de hacer algo. Se enfundó un chandal viejo y aquellas zapatillas que le regalaron y corrió, corrió, moviendo las manos, pero no dejaba de pensar. La silueta de aquella mujer no se le iba de la mente y la pelicula de sus vivencias iba y venía como un vaivén persistente y cansino. Se tapó la cabeza con una capucha para combatir el frío, movía las manos hacia arriba y hacia adelante para sentirse vivo. Repasaba una y otra vez los fallos que hubiera podido cometer, pero siempre era el mismo. La vida aunque le había enseñado situaciones más o menos iguales, ahora no tenía soluciones. Siguió andando, a veces se esforzaba en correr, pero enseguida se cansaba. 
Sus amigos no estaban allí para restañar sus heridas. Ahora, solo vale ser fuerte, tener paciencia y salir adelante, corred, corred pero pensando.

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