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domingo, 21 de febrero de 2010

CIENTOS DE PERSONAS REALIZAN LA CAZA CON RECLAMO DE PÁJARO DE PERDIZ



A pesar de ser un inexperto en cuestiones cinegéticas, siempre me ha atraído la caza de perdiz con reclamo, esta especialidad de caza que cuenta con muchos defensores pero también con muchos detractores. Actualmente se desarrolla en esta comarca de la Sierra Sur de Jaén desde mediados de febrero hasta finales de marzo.
Uno de los lugares donde la perdiz abunda más en la Sierra Sur, es en Frailes, Gran parte de sus vecinos son aficionados a este tipo de caza y cuando se dice aficionado, es como una especie de enganche del que es difícil salir. Los cazadores de esta especialidad son capaces de dejarlo todo para dedicarse a esta actividad, e incluso, algunos que desarrollan su vida fuera de esta geografía, solicitan sus vacaciones en ésta época, para poder aprovechas estos pocos días de caza. Dicen, entre ellos, que es como el que se engancha a una droga de la que cada vez se necesita más.
Estos aficionados están esperando durante todo un año la llegada de la época del reclamo de perdiz, acondicionan sus pájaros, los miman como si de un bebé se tratara, los sacan al sol, les dan polvo, les cortan las uñas y los atienden como si fuese un familiar de primer orden.
Pasar una jornada entera entre esta gente, es entrar en un mundo para iniciados, parece como una religión, pero es divertido, interesante y además se está en contacto con la Naturaleza.
Para estas personas el día comienza bien temprano, hay que estar levantado para las cinco de la mañana para poder ir al puesto de alba que como su nombre indica, se inicia al amanecer del día. Ahora como todo el mundo dispone de un vehículo, es fácil llegar hasta los lugares de caza, pero en el pasado el camino se hacía arduo y difícil.
Existe toda una parafernalia en la preparación de esta especialidad de caza. El pájaro de perdiz es el principal sujeto de esta modalidad. Desde que son pollos comienza una preparación para convertirse, pasando el tiempo, en verdaderos pájaros de reclamo, cada año que cumplen es un año de celo y suelen tener una esperanza de vida de más de quince años.
Una vez que se llega al coto donde se piensa cazar , se busca un lugar adecuado donde levantar el puesto, pudiéndose hacer de forma natural, levantando una pared a base de piedras, camuflándola con ramas de árboles, generalmente chaparros; previamente el pájaro ha sido colocado en un lugar estratégico llamado altillo. El puesto suele tener varios puntos de mira por donde vigilar al pájaro de perdiz y una especie de agujero redondeado, llamado tronera, por donde se coloca el cañón de la escopeta para tirar sobre la perdiz, en caso de que se dé la ocasión del feliz acontecimiento. Generalmente, hoy, cada cazador compra el puesto artificial en las tiendas especializadas, consistiendo en una especie de tela de tipo militar, camuflada que colocada en el suelo abarca una superficie aproximada de un metro cuadrado, allí se instala el cazador sentado en una especie de silleta, mirando, de vez en cuando, a través de la tronera y de varias mirillas que están camufladas en cada flanco de la tela.
Una vez colocado el pájaro de perdiz en el repostero, se le quita la sayuela y comienza la fiesta de esta caza. Ni que decir tiene que la belleza y la nobleza son condiciones indispensables del animal, siendo una virtud no alterarse ni tocar los alumbres de la jaula con la cabeza. La posición dentro de ella es altiva y erguida, señalando con su postura el pájaro del campo al que está trabajando.
Los expertos, como Serafín Alarcón, distinguen un gran tipo de cantos, así reclamo por alto, reclamo de buche, curichear, piñonear, titear, gutear, regañear, etc. Simplificando los reclamos pueden clasificarse en selectos, superiores, muy buenos, buenos y por últimos los conocidos como medias cucharas.
Para empezar, el canto de reclamo es serio, con autoridad y sin miedo, este sirve para atraer a las hembras libres que suelen estar con sus machos, este también contesta al pájaro que hay en la jaula y se inicia entre ellos una serie de cantos de reclamo, antes dicho.
El punto culminante para los cazadores es cuando la perdiz hembra es atraída a los dominios del pájaro que está en la jaula, esto quiere decir que ha vencido a su contrincante y parece como si hubiera quitado la hembra al pájaro que está libre. El cazador que está siguiendo todos estos pasos suele tirar cuando el pájaro está a apenas un metro del pájaro de la jaula.
El puesto de alba dura hasta las nueve y media de la mañana aproximadamente. Después se inicia el puesto de sol. Los usos del canto del pájaro de perdiz son diversos y los entendidos los distinguen perfectamente. En caso de que las perdices del campo se queden estáticas, utilizan el revuelo o chirrido para continuar con el repertorio clásico, obligándoles a bajarse y haciéndoles andar, en la mayoría de las ocasiones hacía el repostero. El sonido del águila, en muchas ocasiones, es utilizado como una engañifa por el reclamo. El recibo, en todo momento apenas audible, puede intercalar reclamadas de buche, así como titear en el caso de hembras que guarden resistencia. Sin olvidar el atractivo que suponen las calladas a tiempo.
Para un neófito en estas cuestiones, es una verdadera gozada oir los reclamos del pájaro enjaulado, intercalando todas las modalidades para hacer venir a la hembra y hacerse respetar por el macho del campo. Esta especie de intercambios de cantos autoritarios y de requiebros amorosos a la hembra, es lo que hace grande y donde engancha a los iniciados. El macho enjaulado hace fiestas, reverencias, requiebros, piropos a la hembra del campo. Es una conquista amorosa a lo Romero y Julieta que no tiene nada que envidiar a un don juan humano.
Una vez terminado el puesto de sol que dura hasta las doce aproximadamente, los cazadores se reúnen entre ellos y en buena camaradería comparten el almuerzo que es hecho en algún cortijo por todos ellos, unos días cocinan un choto al ajillo y picante, bien frito y regado con vino o cerveza. Durante la comida comentan las incidencias de la jornada o cuentan ‘batallitas’ de su pájaro de perdiz.
Un buen pájaro de reclamo suele costar una fortuna, cualquier propietario de un buen pájaro lo tiene como la cosa más sublima de su casa, si un pollo de un año cuesta desde los 500 euros en adelante, los pájaros ya hechos y con una buena fama cotizan a un precio inestimable y sus dueños no suelen desprenderse de ellos, a no ser que cualquier caprichoso con dinero, les ofrezca una buena cantidad de dinero y no puedan rendirse a la tentación de recibir una gran fortuna.
En el tiempo de celo, la alimentación es cuidadosa. Por la mañana, al levantarse se le repartirá trigo en el casillero; cañamones y alpiste; dos veces por semana, se le añadirá a dicha ración pipas de girasol. Al mediodía, se le pica el verde, consistente en hojas de rábano, berros o lechuga. Al caer la noche, se le reparte otra ración de trigo, cañamones y alpiste, poniéndole agua en el bebedero.
Según los expertos, para tener un buen pájaro, además de nacer, hay que prepararlo, porque si tiene maneras y buen canto, hay que cazarlo con inteligencia, debiéndole tirar las perdices en su sitio, no fallarle los tiros y cumplir con una serie de requisitos que los enterados bien saben.
El puesto de tarde suele comenzar después de comer, sobre las cuatro o las cinco, siguiendo los mismos parámetros que en los puestos de alba y sol. La paciencia debe ser la norma de todo cazador de perdiz con reclamo, porque esta especialidad cuando sale bien se asemeja a una buena faena de un torero en una buena tarde de toros, o una buena jugada de fútbol. Por eso, esperar en el puesto, viendo la alternancias del pájaro enjaulado, debe ser, a mi modo de entender, una de las pautas a seguir por el cazador, las personas nerviosas no suelen ser buenos cazadores de reclamo, podrán matar muchas perdices, pero siempre lo harán en el lugar inadecuado y de una forma heterodoxa.
El puesto de tarde finaliza al anochecer, si el cazador ha matado una o varias perdices, en los sitios adecuados, puede darse por satisfecho. Podrá alardear de que tiene un buen pájaro y que mata las perdices de forma adecuada.
Pero la jornada de reclamo no acaba aquí, después los cazadores se juntan en algún bar, para comentar todas las incidencias del día, es la parte gozosa, donde cada uno relata las hazañas del día. Entre ellos suelen cruzarse apuestas o campeonatos para ver quién ha sido el mejor cazador de la temporada. En una pizarra van apuntando las perdices matadas y al final habrá un trofeo para el ganado, o lo más importante, el reconocimiento de todos sus compañeros.
Pero como en todas las batallas suele haber perdedores, en esta la víctima es la familia del cazador, que sufre en silencio las ausencias del mismo. Este parece un alma en pena que no encuentra refugio nada más que en la caza del pájaro con reclamo. En estos días vive por y para ello y no repara en ningún momento en la familia, menos mal que la licencia no es para todos los días de la semana, pues hace varios años, se juntaban varios cazadores y se recluían con viandas y bebidas en algún cortijo, todo el tiempo que duraba la temporada de reclamo, ahora se tienen que contentar con cazar cuando las leyes del coto o las generales de caza lo estimen conveniente. Pero ellos siguen viviendo por y para el reclamo, aquella droga o gusanillo o como quiera llamarse, fue inyectada un día en su cuerpo y ya no pueden prescindir de esta caza que ha impregnado todo su ser. Y como su familia y sus amigos saben que están mordidos por el elixir mágico del reclamo, les siguen aguantando, los siguen queriendo, porque tienen la esperanza de que cuando abril, se transformarán en otras personas normales que cumplirán con sus obligaciones cotidianas y sus deberes ciudadanos. Y aunque la nostalgia de estos días nunca la perderán y les servirá para echar el año atrás, siempre sabrán que una buena temporada de caza con reclamo los estará esperando a mediados de febrero y si es con lluvia y frío mejor, ellos sabrán resistir las inclemencias del tiempo porque como dice el refrán: sarna con gusto no pica.

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