OPINIÓN
LO MISMO QUE HACE 25 AÑOS.-
He vuelto a recorrer la carretera de Frailes a Jaén, pasando por el puerto del Castillo de Locubín, Valdepeñas de Jaén y Los Villares. Cuatro municipios por los que no parece que haya pasado el tiempo del cambio para ellos. He vuelto a ver las mismas curvas, los mismos baches, la misma falta de un nuevo trazado en esta vía. Parece que el tiempo no ha pasado para nada en estos 25 años. Años que dicen que han sido muy importantes para toda la geografía española y que han motivado un gran cambio en toda la sociedad andaluza.
Las comunicaciones con estos cuatro municipios parece que se han estacionado en el tiempo. Siguen ahí anclados con las mismas carreteras, aunque eso sí, han colocado algunas bandas de hierro para los que se salen de la estrecha calzada, puedan tener algo que los proteja.
Han pasado 25 años pero parece que nada ha cambiado en estas comunicaciones. Estos pueblos siguen aislados unos entre otros, separándolos cortas distancias entre ellos. Nadie ha protestado por ello, nadie ha dicho esta boca es mía, nadie se ha dirigido a las autoridades pertinentes para que este tipo de carreteras tercermundistas desaparezcan. Tan sólo ha habido falsas promesas de algunas autoridades, pero el asunto sigue muerto y no sé cuando resucitará.
Ahora que tanto se habla de paraíso interior, del boom del turismo rural, de numerosos alojamientos aquí y allá, de la feria internacional de turismo, donde van todos los concejales habidos y por haber, seguimos teniendo las comunicaciones que teníamos cuando empezó la democracia, allá por el año 1977 y a ninguna autoridad responsable se le cae la cara de vergüenza y dimite y se va a su casa para ver si la puede arreglar porque lo que es la ‘res pública’ ha habido un fracaso a todos los niveles.
Mientras tanto los políticos se pelean por ver quién tiene la paga más grande cuando se jubilen, tratan de realizar viajes imposibles a sitios inverosímiles para tratar de arreglar los problemas de Honduras, Cuba o Perú. Se siguen martirizando y discutiendo el Plan de Ibarreche, pasan el tiempo reunidos sin arreglar nada y se mantienen en el poder elección tras elección como si fueran eternos. Y lo malo de esto, es que quienes los votan siguen haciéndolo vez tras vez, sin tener en cuenta lo que han hecho en cuatro o en ocho años, sin pedirles responsabilidades y como meros números resignados al paso del tiempo.
He vuelto a pasar por estas carreteras y me han recordado las mismas curvas, los mismos baches y los mismos peligros que en 1980.
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