Eran
aquellos años de sueños sordos
cuando
la vida pendía de un fino hilo
comíamos
todos en el mismo plato
cuando
había algo que llevarse a la boca
Vivir,
entonces, era como un milagro
no
había armarios ni cuartos de baño
el
consumo era una quimera
y
muy pocos usaban zapatos
Aquellos
días pasaron poco a poco
nos
dejamos la piel sin inmutarnos
corríamos
alegres por ríos y campos
y
fuimos aprendiendo a emborracharnos
Driblábamos
la vida con un balón de trapo
metíamos
goles a arqueros sin portería
contábamos
cuentos para imaginar
que
había otras vidas
Después
de todo, la vida se fue escapando
por
los huecos que el viento nos fue dejando
aprendimos
tantas cosas de golpe que se fueron
olvidando
en aquél túnel sin fondo.
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