Las lluvias acaban con el verano mientras finalizan las vacaciones oficiales, mientras formatean los ordenadores del tal Barcenas, nos imponen a Susana Díaz al frente de la Junta de Andalucía y nos preparan una nueva guerra para subir el petróleo.
Los pacientes ciudadanos españoles se van convirtiendo, de nuevo, en súbditos de sus majestades los poderosos, poco a poco van limando nuestras asperezas democráticas y nos siguen comulgando con ruedas de mil molinos.
Cada vez es más patético ir a una consulta médica, a unas urgencias, con decenas de personas esperando como en aquellos tiempos del cuplé en los que no había nada, como ahora, que siguen vendiendo humo y ahora sin subvenciones.
Hay como una amargura, un pasar de todo, un dejarlo en manos de esta gente que nos ha llevado a la ruina permanente, mientras sigamos comiendo, mientras remendamos nuestras casas, mientras nos siguen ahogando en piscinas veraniegas, somos como Job, pacientes y tranquilos en este incierto devenir que nos ahoga.
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