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jueves, 4 de septiembre de 2014
CUATRO DE SEPTIEMBRE DE 2014
Hoy como ayer el calor se apodera de nuestros cuerpos y dicen los diarios que hay un peligro mundial que se llama Estado Islámico. Aquí se preparan para celebrar la fiesta anual del Cristo de la Salud. Aquí se preparan para celebrar la feria de septiembre. Algunas decenas de vecinos se prepararon para ir a la vendimia y Podemos se prepara para dar una oportunidad a los que no creen en la política vieja y bipartidista.
He leído un articulo de opinión de José Álvarez Junco y estoy de acuerdo en lo que dice: 'Las sociedades atraídas por los movimientos identitarios tienden a ser tribales, familiares. Son relativamente pequeñas, todos se conocen, todos saben si este es o no de los nuestros, y es difícil infiltrarse o triunfar socialmente si se es foráneo. En el caso catalán, se trata de una élite, predominantemente barcelonesa, de conocidos y muchas veces emparentados, que se siente con derecho a ser dueña (política; pero no solo, como demuestra la familia Pujol) de toda Cataluña, para lo cual ha conseguido imponer un discurso que achaca todos los males a las interferencias de “Madrid”'.En política económica, el corporativismo significa la reglamentación de la producción, el comercio y los precios por parte del Estado, que atribuye a grupos o cuerpos profesionales el control y la explotación exclusiva de cada sector productivo. Es lo más opuesto al libre mercado. Fue la organización típica del Antiguo Régimen, articulada alrededor de gremios y cofradías, y en tiempos modernos un corporativismo autoritario fue defendido por el catolicismo social, los fascismos y los populismos, que han pretendido superar la lucha de clases integrando a trabajadores, técnicos y empresarios en corporaciones unificadas, bajo control estatal. El corporativismo es también muy del gusto de los sindicatos y en el capitalismo moderno persisten importantes fenómenos neocorporativos.
Y es verdad lo que dice este hombre. Estamos gobernados por grupos políticos que ayudan a sus adictos, el clientilismo está a la orden del día, es como el antiguo caciquismo. Las subvenciones son para los distintos grupos que apoyan al poder, como los agricultores, los sindicatos, las asociaciones.
La riqueza y el poder debe estar en manos de los ciudadanos para que llegue a todo el mundo y no en manos de unos grupúsculos que lo administran como ellos quieren.
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