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sábado, 13 de septiembre de 2014
PASEO POR LA NATURALEZA
Estuve mirando las estrellas pero no ví la luna lunera incandescente y nocturna, recorrí alturas, valles y ríos, me mojé los pies en agua fría de un río alpujarreño en el valle del Poqueira. Visité casas con tinaos y terrazas, sentí el cielo, allí en lo alto, pasando por multitud de curvas peligrosas.
Había un barrio alto, medio y bajo y cumbres que llegaban a Sierra Nevada. Pueblos limpios y encalados, calles negras de pizarra, cocina tradicional y de vanguardia y paseos y gente que no hablaba mi idioma y otros que sí. Senderos llenos de castaños y agua que corría por acequías como en Frailes.
Allí la tranquilidad se oía y el sonido de la Díada. Había calles estrechas, panaderos artesanos, una tejedora francesa que hacía chales suaves. Allí, las cuestas son enormes pero cuando llegas a lo alto aún queda mucho por subir, como la vida misma.
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