Vistas de página en total

martes, 19 de abril de 2011

OTRO MUNDO ES POSIBLE

Hasta aquí nos han llevado toda esta gente que hoy está en el poder. A la crisis, la desesperación, el desempleo, la Semana Santa, los bajos precios de lo que verdaderamente vale, como la leche, el aceite o el trigo. La degeneración de la vida actual se plasma en un ente invisible que se llama mercado, con unas empresas que venden humo y que hoy dicen que España vale mucho y dentro de dos segundos que nos elevan la prima esa que tiene el precepto Alemania y nos inundan con cuatro tonterias que parece que son dogmas y tenemos que hacerle caso.
La cuestión es muy sencilla, la riqueza que hay, tenemos que repartirla para todos y hacerle entender esto a la Saenz de Santamaria, a la Cospedal, al José Blanco, al Gaspar Zarrias y al Carlos Hinojosa, entre otros.
Todos estos que nos gobiernan viven en otra galaxia, en otro mundo y hay que hacerles saber que la cosa es muy sencilla, si no se quita el mercado y los bancos porque son los que nos están haciendo daño, hay que vislumbrar otra sociedad, una sociedad que tenga en cuenta que lo que verdaderamente es importante son los productos naturales: la leche, el aceite o el trigo, porque con el dinero no se come.
Esta gente que nos está gobernando habla otro idioma, que no comprendemos y es necesario hacerle ver que están equivocados que nos han llevado a la ruina cientos de veces y nos seguirán llevando si nos siguen gobernando y hay alternativas posibles, porque ni funcionan los sindicatos, ni la justicia, ni los gobiernos, esto es un galimatías de comunidades autónomas que no hay quién las gobierne y cada día una persona de éstas sale con una tonteria, como la Esperanza Aguirre, el Francisco Camps o el Barreda. Gobernar debe ser hacer las cosas bien para el mayor número de personas y ellos las están haciendo para una minoría, por ello no hay que quejarse tanto y hacer hincar el diento a todos estos que nos están engañando. Nosotros somos los que debemos tener la sartén por el mango.

2 comentarios:

  1. El día que la sociedad comprenda que el dinero (el mercado, como lo llaman ahora) no puede ser el dueño del mundo tal vez cambie la situación en la que nos encontramos ahora. Nuestra sociedad ha experimentado un profundo cambio en las tres últimas décadas, y aunque hemos avanzado en algunos aspectos (sanidad, pensiones, educación, dependencia, entre otros), en cambio hemos retrocedido mucho en valores morales, éticos y de responsabilidad social, que también son pilares fundamentales del Estado del Bienestar. Lo inmediato, lo fugaz, el poder, el consumir por consumir, la avaricia... no pueden ser los valores sobre los que se asiente nuestra sociedad actual. Debemos repensar la sociedad que queremos tener, y sobre todo, qué futuro queremos dejar a las generaciones venideras. El dinero es necesario, pero por encima de lo material deben estar las personas. No podemos estar en manos de gentes que sólo anhelan ganar mucho a costa de destruir a los demás, porque, no nos equivoquemos, para que alguien gane en la bolsa millones, en algún lugar, seguro, hay miles de personas sufriendo.
    Cuando "salimos de compras" no nos paramos a pensar si lo que vamos a comprar realmente nos hace falta, y aún más importante, qué y quienes hay detrás de los productos que compramos. Las empresas, para producir bienes, tienen que utilizar recursos naturales, contaminar, utilizar mano de obra, etc. ¿Qué hay detrás de lo que compramos? Nunca nos paramos a pensar en eso. Compramos sin más. Realmente no sopesamos la importancia de nuestros actos, y lo que es aún peor: delegamos en los demás. Pero los políticos, los empresarios, los especuladores, los demás no nos van a arreglar el mundo. ¡DEBEMOS ARREGLARLO NOSOTROS! Pienso que es hora de cambiar la mentalidad, de ser responsables de nuestros actos, porque esa es la única manera de poder exigir algo a los demás. Y sobre todo, pienso que es hora de dotar de un poco de cordura nuestras conductas. Todo tiene consecuencias. No pensemos que somos intocables, que la cosa no va con nosotros. Debemos REACCIONAR. No tragarnos todo lo que nos venden en TV, prensa o radio. Debemos ser críticos, y responsables. Es necesario que impregnemos de moralidad nuestros actos. Ha llegado la hora de exigir ética, pero para exigir, lo primero que hay que hacer es dar ejemplo. El consumo es un acto responsable, seamos responsables en nuestro consumo. No consumamos productos, bienes o servicios manchados con la inmundicia de la explotación, la avaricia, las ansias de poder...

    ResponderEliminar
  2. ...En los últimos lustros hemos pasado de ser ciudadanos a ser consumidores. Los gobiernos y las empresas nos ven como un simple número, un dato económico. Las personas tienen dignidad, el mercado no. Reivindiquemos nuestra dignidad.
    El todo vale, el nada importa más que yo, el tengo que conseguir lo que quiero a toda costa, nos ha traído a la situación actual. El esfuerzo, la constancia, el sacrificio, el trabajo, la honradez, la humildad son valores trasnochados para muchos. Para esos mismos para quienes lo único importante es vivir el momento, lo quiero lo tengo... el YO.
    Reivindico un cambio, en positivo. Veamos parte de nosotros mismos en los demás. Seamos cuerdos y coherentes. No nos dejemos arrastrar por modas, tendencias, tonterías al fin y al cabo que nos vienen impuestas desde fuera. Miremos dentro de nosotros, analicemos nuestros actos y reflexionemos. A lo mejor nos sorprendemos.
    Los políticos no nos van a arreglar el mundo, no es su objetivo. El mundo lo tenemos que arreglar los que formamos parte de él. Seamos PERSONAS, no números del mercado. Revelémonos pacíficamente. Ya está bien de que se nos menosprecie, se nos utilice para datos de barómetros, encuestas, estadísticas, tonterías al fin y al cabo. Yo no soy una cifra.
    La democracia no es ir a votar cada cuatro años a unas gentes que viven al margen de la sociedad, a una casta que se ha organizado la política como un modo de vida, como un trabajo. La política no es un trabajo, es un servicio a la sociedad. Debemos reivindicar la verdadera esencia de la política, que realmente es un sacrificio en favor de los demás, no una lucha para ver si me sitúo bien y dejo bien situados a los míos. Las personas debemos implicarnos más en la política, no pasar, exigir. Pedir a los políticos un grado superior de ética y buenas maneras, porque precisamente delegamos en ellos nuestra capacidad de decidir qué queremos hacer con los recursos de que disponemos. Pero los políticos deben escuchar a los ciudadanos y actuar consecuentemente con lo que pide la calle. La opinión pública, eso que a veces utilizan para llevar las ascuas a sus sardinas, no se puede obviar y pisotear.
    Seamos coherentes, responsables, humildes. Trabajemos. Utilicemos la técnica y la tecnología al servicio del bien, del hombre, no para perjudicarlo. Tratemos a los demás como nos gustaría que los demás nos traten a nosotros. Tal vez así consigamos cambiar un poco esta realidad perversa y pervertida en que se ha transformado nuestro mundo, la sociedad.

    ResponderEliminar