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viernes, 16 de julio de 2010

ETNOSUR 2010




Etnosur comienza a rugir en las calles alcalaínas, batidas por los chillidos y loas futboleras del mundial. Alcalá se abre de nuevo a una nueva edición del festival etnosureño, con acentos fortificados en el Paseo de los Álamos que este año ya puede lucir su nuevo enlosado y el espacio se agranda de sombras para acoger a las diversas tribus que llegan de todas partes.
Etnosur está aquí, lleno de emociones fuertes, mientras sus detractores emigran a playas de sol y arena para camuflar estos días de alegría, payasos, música, canciones y mojitos cubanos desde la Avenida de Andalucía hasta la Torre de la Cárcel, donde parece que se ha instalado el duende etnosureño este año para ver lo que pasa.
Etnosur comienza con talleres para jóvenes y niños, grandes y pequeños, ilusionados, despejados de ropa, buscando sombras, buscando el calor, desparramados por las calles alcalaínas, fumando incienso de dioses que transforme esta sociedad de ruina y crisis, hacia el cielo, en una combinación de placeres abiertos, donde la música transforma a los corazones y los gritos encienden los sentidos, apretujándose en el Paseo de los Álamos, con el sol que achicharra tras el mediodía, pero transforma sentimientos y los une, como un solo corazón que expande alegría desde las 16 aldeas alcalaínas y desde el barrio de Las Cruces hasta la Torre del Homenaje en la Mota.
Etnosur es un bullir callejero, con gente que se sienta en los trancos, busca agua fresca, se baña en las fuentes, se ducha en cualquier lado y busca el sueño dorado de la alegría, la amistad y el placer.
Caras risueñas, viejos que flipan con jóvenes, tiendas bagatelas, artículos de artesanos, vestidos con cuatro trapos, sin maletas ni hoteles, vistosas camisetas, cuerpos medio desnudos, botellón, bares llenos de gente, bocadillos, refrescos, bolsas de plástico que caminan, jóvenes que van y vienen, alguien que quiere institucionalizar lo rebelde, Alcalá y Etnosur es la exaltación de lo sencillo, de la búsqueda de la felicidad sin filosofar, del trueque de cuerpos desnudos al sol. Es como la búsqueda de un paraíso de tres días que sabes que finaliza pero al que se puede volver año tras año.
Hay tantos Etnosur como personas que llegan al festival. Este Etnosur de Pedro Melguizo que está por encima del bien y del mal que apenas necesita cuidados porque él solo se va adaptando, como un camaleón con mil caras, a los tiempos que van y vienen.
Etnosur comenzó con un discurso pesado y político de Carlos Hinojosa que no pudo ser digerido por las personas que había en el salón de actos del Palacio Abacial. Su director Pedro Melguizo dijo que Etnosur tiene corazón y la alcaldesa lo inauguró. Después la juerga, la fiesta, el consumo, el botellón, el agua para combatir el calor y ahora sigue Etnosur hasta el domingo.

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