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sábado, 8 de abril de 2017

PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE MICHAEL JACOBS Y MANOLO EL SERENO

Buenas tardes amigos y bienvenidos, de nuevo, a la Frailestud. Este libro me ha hecho disfrutar y revivir numerosos momentos de los que pasé con Michael y Manolo. Ha sido como si hubiera pasado otros dos años con los dos. Estando escribiendo, he ido viéndolos de nuevo, era como si desayunara con Manolo, o como si hubiera estado dando numerosos paseos con Michael. Estos dos eran unos aventureros auténticos, siempre estaban de fiesta, maquinando cualquier cosa, inventando una nueva comida, llamando a cualquiera para visitar cualquier sitio y en fin sus vidas fueron un jolgorio continuo y muchos de nosotros disfrutamos con ellos. Este libro es sencillo, y con el prólogo que me ha hecho Manuel Molina ha adquirido un brillo especial. También, con la ayuda de Alicia que ha sido un árbitro implacable para corregirlo, ha ido ganando sustancia; ella ha intervenido con una gran rigurosidad y ello le ha dado al libro un plus de autenticidad. Hoy, quiero darle las gracias al Ayuntamiento de Frailes, por mostrarme siempre su apoyo y con él a Frailes y a todos los fraileros. Creo que he escrito una nueva página en la historia de la Frailestud, esa especie de nexo que nos une a todos, como un hilo umbilical en clave de wifi. La Frailestud somos todos: Michael, Manolo, Mercedes, Caño, José Manuel, Alicia, Maripi, Mamen, Lola de Sevilla, Isabel, Lolo, Juanita, Jesús, Nieves, Flavia, Joel, Silvia, Pancanto, Richard, Cabildo, Bubi, El Charro, Juan Infante, Elisabeth, Nani, Lucia, Paqui, Maite, Enriqueta, Moisés, Rafa Antonio, Luis, Jackie, Fuensanta, Caridad, La Rubia, La Chica, Javier, Alejandro, Raya, Mary Celi, José Luis… Frailes se mueve, Frailes sigue andando, Frailes está vivo, Frailes es como un nuevo día de fiesta, como un día con sol, Frailes es una aventura constante.
Hoy es un día grande para mí, un día importante porque nos hemos reunido para compartir y recordar a dos hombres normales, sencillos, únicos, importantes, solidarios, amigos, rebeldes, creativos, erráticos, jaraneros, y muchas cosas más. Ellos hicieron grande a Frailes y me enseñaron a ser generoso y a valorar algunas cosas por las que vale la pena vivir. Seguiremos tejiendo, cada día, la Frailestud, seguiremos luchando, seguiré andando por estas calles, de noche o de día, en sueños o en realidad. Volveré a beber cerveza y vino en estos bares fraileros, buscaré las aguas cristalinas del Nacimiento, saborearé el rico queso de Moisés, los exquisitos embutidos de la Abuela Laura, seguiré visitando a Miguel Montes, volveré a mirar el Calvario, buscaré la casa del inglés que vino por la Martina, caminaré por los Picachos, la calle Cuevas, Tejar y san Antonio. Volveré a casa de mi hermana Maripi a comer papas a lo pobre con huevos, vibraré con mi hija Nerea. Me sentaré en la baranda junto al río y veré pasar el agua de su cauce y recordaré aquellos tiempos del cuplé. Acudiré a la plaza del Rector Mudarra, subiré a las Carboneras para desde allí, volver a mirar la casa del Sereno, la iglesia de santa Lucía, la cuestecilla de los Muertos, la casa de don Fermín y de los Amandos, trataré de que el Panza me invite a vino del terreno y que los fraileros sigamos vivos y con ganas de hacer cosas. Intentaré volver a subir en bicicleta a la Martina e incluso llegar hasta Valdepeñas de Jaén, y visitar las Chorreras y el molino de Santa Ana. Hoy siguen con nosotros todos los fraileros, los que se fueron, los que están, los que vendrán, los que viven fuera, los que están aquí, los ricos, los pobres, los coloraos, los azules, los de mil colores, los paraos y los que andan. Todos somos la Frailestud.
Michael y Manolo llegaron de fuera y se hicieron fraileros y además unos vecinos especiales que trabajaron por hacer un pueblo mejor. Dejaron una estela especial durante el tiempo que estuvieron vivos y otra después de fallecer. Ellos caminaron por estas calles que recorremos nosotros día a día, se fueron despacio y dejaron un legado, es la herencia que tenemos de ellos. Este es el Frailes del cambio, del sí, del Frailes se mueve contigo, del Corpus, del Día de la Bicicleta, el Frailes del agua y de las flores, el Frailes de los 1.600 habitantes, el Frailes de los rumanos, ecuatorianos, colombianos, ingleses, árabes y cristianos; el Frailes de la Dependencia, del colegio Santa Lucía, el Frailes del santo Custodio, religioso, supersticioso, real, único e inigualable. El espíritu frailero no se pierde, la gente que lo lleva, lo siente en el tiempo y en el espacio como algo intenso que llevamos dentro de nuestros cuerpos. El verano pasado estuve en Cataluña, allí sentí la Universalidad, con gente de todos lados, me sentí frailero y cosmopolita y comulgué con hindúes, japoneses, chinos, latinos y gentes de diversos credos, lugares y diferencias. Amigos, la Frailestud camina fuerte hacia el futuro, no desfalleced, el camino lo seguiremos haciendo entre todos, estad atentos, nos esperan muchos días de gloria, de fiesta, de trabajo, de estar juntos. Hoy las calles están llenas de fraileros, vamos a comer morcilla en la plaza de los Toros, mañana a celebrar la Fiesta del Vino, Frailes sigue vivo. VIVA FRAILES.

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