Viendo las noticias de la Sexta el pasado domingo, me las prometía muy felices cuando ví que Podemos había conseguido en poco tiempo 15 parlamentarios, pero después este número se quedó clavado durante toda la noche y tuve que sufrir ver a Susana Díaz 'conquistando el cielo' que nos había prometido Pablo Iglesias. Susana parecía un 'ángel' acompañada de toda su gente y con 47 diputados, los mismos que tenía antes, devolvía al socialismo español la ilusión de 1982. Pero a mí no me ilusionó. Sufrí una doble decepción, perdí en el plano político y en el deportivo porque el Barça le ganó, también, al Madrid.
Y es que yo sigo siendo un perdedor; los mios parece que no van a ganar nunca unas elecciones. Pero me alegro por algunos, como Carlos Hinojosa que aunque no lo he visto, tras el triunfo, intuyo la sonrisa que debe tener, o el frailero José Luis Martín que colocó en el facebook un gráfico con los votos que el PSOE sacó al PP y fue como en los antiguos tiempos.
También me alegré por mi hermana Maripi y mi cuñado Manolo que durante toda su vida han votado y siguen votando al PSOE y un día conocieron a Elena Víboras porque la invitaron a comer a su casa de Frailes, papas fritas con huevos, y junto con Ana Cortecero departieron unas horas con ellos y sus hijos.
Repito, yo me quedé pasmado con el parón de Podemos, me quedé esperando más diputados pero no pudo ser; el socialismo de Susana Díaz se interpuso en mi ilusión, pero que le vamos hacer, la esperanza es lo último que se pierde y los míos podrán ganar algún día. Eso sí, hoy la juez Alaya sigue investigando por los Cursos de Formación en Andalucía.
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