He estado pensando, al hilo de los hechos, como el caso de Jaume Matas, u otros casos similares, como en Marbella, que esta democracia española no es capaz de hacer frente a estos desalmados y que los poderes públicos no nos protegen y al mismo tiempo no hay una justicia social que defienda a los más desprotegidos.
Un señor, Jaume Matas, Roca, Filesa, Roldán que habían sido puestos en sus respectivos trabajos para defender la grandeza de la democracia, se han lucrado en sus puestos y un juez les deja salir a la calle por dinero. Cualquier persona normal, tiene un incidente de automóvil, se toma una copa de más y tiene un percance automovilistico y por no tener para pagar una multa de 1.000 euros, puede estar en la cárcel tres meses al menos.
Qué clase de democracia es ésta que tiene distintos raseros para medir en su vara.Quienes son estas personas que se colacan en un puesto de responsabilidad y que saben tanto como para dirigir una región, una institución o una simple oficina y en dos o tres meses pueden cambiar de dirección, de oficina o de región y siguen sabiendo de esa materia. No hay nadie que ponga freno a tanto descontrol.
La Constitución Española dice que todos somos iguales ante la Ley, que todos tenemos derecho a un trabajo, a una casa y porqué los gobernantes, el Congreso de los Diputados, el Senado o todas las Instituciones no velan para que eso se cumpla y se reunen en estas institucines, antes citadas, para hablar de tantas cosas inútiles, sin resolver los problemas, acuciantes, que tienen los españoles.
Qué podrá decir de todo esto una persona, un pensionista que le han conseguido una paga de 400 euros, qué podrá decir una persona que esté en el paro y que se le haya acabado la prestación, de todo esto.
Qué se podrá decir de los que nos gobiernan que tienen 3 ó 4 pagas, que se montan en un coche oficial, que tienen secretarias, que tienen asesores y que nos han llevado a todo esto: a un paro galopante, a un descrédito de todas las instituciones a una desconfianza de todos los partidos, a no confiar ni en uno mismo. Casi todos han hecho la forma del avestruz, enroscarse y decir ¡sálvese quién pueda¡.
Habrá que dar un golpe de tuerca, rascarse la frente y decir basta ya. Porque esto nos puede llevar a volver a episodios pasados, a no confiar en nadie y a resolver los problemas por nuestra propia cuenta.
Ácaso las mentes pensantes de España no se están dando cuenta de lo que está pasando. Toda persona por el hecho de serlo, debe tener la subsistencia asegurada, un pedazo de pan que comer, un lecho donde dormir, una seguridad social, una medicina acorde con el mundo que habita y no mirar los telediarios y comentar cuanta desgracia hay en el mundo. Y no perder el tiempo en si hay cuotas femeninas, en sí hay un lenguaje machista o en saber el género de los ángeles.
Yo no quiero gobernantes que cada día lleven un traje de marca, ni que se peleen por tener un automóvil antitodo, necesitamos a alguien que se preocupe por los problemas reales de España, que resuelva la cotidianeidad, el día a día, la esperanza de los que sufren o la lucha por la subsistencia. Personas que luchen por una economía igualitaria o bien personas que sepan resolver los problemas que nos acucían. Porque para estar en un puesto y no servir para resolver estos problemas, ya hemos visto que hay mucha gente. Ahora toca elegir a los que resuelven problemas y que no nos digan falsas promesas; hay que dar un paso más en esta democracia que nos han hecho tener y eso no se puede hacer solos, hay que ir en una dirección, tratar de encontrar un equilibrio que no nos haga más desiguales.
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