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sábado, 11 de marzo de 2017

EL CONCIERTO MAS EMOCIONANTE DE JOLIS




Al concierto de Jolis fueron pocos pero bien avenidos. Jolis volvió al teatro Martínez Montañés, esta vez con el espectáculo Fender Swing en homenaje a Hank Marvin y The Shadows. Solo veinte personas eligieron ver este concierto y a fe cierta que disfrutaron el pasado viernes con la música de estos músicos. Al piano estaba Marten Jespersen; a la guitarra baja Rafael del Castillo; a la batería Marcelo Huertas; con la guitarra rítmica estaba Nicolás Medina y Jolis a la guitarra Fender.
Los sonidos de estos músicos irrumpieron en el teatro Martínez Montañés y la sinfonía de la canción ‘Apache’ recordó aquellas canciones de los años sesenta que fueron la génesis del rock instrumental británico. A pesar de que fueron pocos los elegidos, el público disfrutó y la complicidad entre todos surgió y sus pensamientos estuvieron unidos por un sentimiento universal de amor por la música en general. 

Allí, en lo alto del escenario estaba Jolis que dedica parte de su vida a la música y poco a poco fue ofreciendo una serie de canciones míticas como El tercer hombre, ‘Petite Fleur, Mon oncle, Blue Star, Candilejas o Guitar Tango. Había una sintonía vital entre los músicos y el público y este aunque escaso, disfrutaba interiormente de aquella música que salía de aquellos hombres que estaban enamorados de su trabajo. Unos meneaban los pies, otros soñaban con el primer instante que oyeron aquella canción, había otros que querían inmortalizar aquel momento y hacían fotos con su teléfono móvil. Los músicos se miraban entre ellos y se reían. Había uno que era médico en un hospital granadino y hacía sonreir a su guitarra; otro había llegado de Suecia y se instaló en Granada y ya no volvió a irse de allí. Y canción tras canción, Yolis y sus músicos iban sacando recuerdos, sentimientos, alegrías con aquella música grandiosa que se oía en el teatro Martínez Montañés.
Yolis, bebía agua, se cernía en el taburete y comenzaba una nueva canción, cada vez más hermosa, cada vez con más imaginación y haciendo que aquellos pocos escogidos que habían ido al concierto, se regocijaran en sus asientos y dieran sus aplausos más sinceros a aquellos músicos que solo querían tocar aquellos instrumentos y sacarle las mejores notas con sus cuerdas y sus dedos expertos.
Y, sí, fueron pocos pero fue como algo íntimo, algo inexplicable, algo inaudito que se presentó en la noche del pasado viernes en el teatro Martínez Montañés, como un torrente de música universal que hizo que el mundo se reconciliara en aquellas cuatro paredes.  

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