Hace poco que conocí a mi amigo Elvin, un perro alegre, inquieto y con ganas de que se interesen por él. Elvin sube raudo las escaleras hasta llegar a mi casa y recorre cada una de las habitaciones, como si las inspeccionara. Después escoge un sitio donde sentarse, o bien juega con una pelota y dar vueltas sobre si mismo.
Ayer compartí un paseo con él. Desde la Avenida de Andalucía hasta el mirador de San Bartolomé. Estaba alegre y husmeaba cada cosa que veía. Orinó seis o siete veces, unas gotas de nada. También defecó y cuando no quería andar, se hacía el remolón y me quería decir que tenía que hacer algo.
Yo había tenido un perro cuando era un niño, he visto muchos perros en mi vida. Ahora, con Elvin es como si hubiera encontrado un nuevo amigo. Él se acerca a mí, cuando estamos comiendo, y espera que le de algo que llevarse a la boca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario