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miércoles, 8 de julio de 2020

VI PASAR LA VIDA





Las calles de Lisboa las vi, pero me fui a Frailes después de todo, todos los caminos me dirigieron hacia allí, recorrí el asfalto, bebí agua, fui a Navasequilla, a Hazaredonda y al Cerrillo el Ciego. Estuve en la cueva de la Paz, en casa de Luis Raya, bailando en casa de Luis Alba y en la calle Rafael Abril. Bailé con la más fea, paseé con Abelardo, aprendí a leer en la calle Huertos, compré alguna cosa en casa de Antoñico el Loco. 

Recogí aceitunas en el Cerro del Endrino, bebí cerveza en la Cueva, empecé a bailar en el salón de Manolín y probé la palmeta de Emilio, allí donde la calle San Antonio se besa con la calle Picachos. Fui a llenar cántaros de agua a la fuente de la plaza del Rector Mudarra, desde allí vislumbraba la ermita del Calvario.

 Soñé en lo alto de la Martina, comí arroz en la fuente del Raso, allí vi pasar al camión de la leche y resbalé en la estrecha carretera con un auto de segunda mano. Vi las estrellas un día de Santiago, disfruté de unas vistas del Albaicín desde la casa del Gafas. Escuché ‘Ustedes son formidables’ y oí una novela en Radio Intercontinental de Madrid. Bailé solo en el piso de Villa Elena, fui a un bar que había en la Mota, perdí un diente,

 Comí cerezas de la huerta de Liborio, recorrí el río Velillos, me bañé en sus charcas que hacíamos con escamas de rana, vi jugar al fútbol a Paco Belmontes y se partía el alma en las eras del Mecedero, fui a la escuela de don Florencio, hice de monaguillo y comí queso del cura,  busqué nueces y comí higos en la huerta de Manolo el Sereno, hablé con Sara Montiel, Luis Gamazo, Cabildo, Massiel, Paul Preston, el Bubi, Lee Anderson, Juan Eslava, Fetén Fetén, Remedios Morente, Cees Nootemboom, Gaspar Zarrías, Bragueta, Araque, Almudena Grandes y muchos más.

 Confesé con curas, comulgué con ruedas de molino, erré muchas veces, rellené libros de nacimientos, defunciones y casamientos. Esperé a que saliera el sol cuando estaba nublado. Fui camarero, esposo, padre, un sin nadie, y perdí el sentido común más de una vez, después lo recuperé y lo volví a perder. Alguna noche salí a andar y no me encontré a nadie, me volví loco y deambulé por las calles de Alcalá, Desde el Puente de los Molinos se ve la vida mejor, cuando no había más que huertas y las acequias llevaban agua y misterios por resolver. 

Había un fantasma que recorría el Barriohondillo y asustaba a los borrachos que salían de la Cueva. Algunos se jugaban el amor a las cartas y lo perdían y se fueron a enjugar sus penas a Alemania. Vi a muchos de nosotros subirse a un autobús para buscar una nueva vida, algunos volvieron, a otros no los volví a ver.   



sábado, 4 de julio de 2020

LA MARIPOSA DE MANUEL MOLINA






Ayer, presenté el libro del poeta Manuel Molina 'La mariposa en el buzón' en la villa de Priego y fue en la casa museo de Niceto Alcalá Zamora, me sentí contento y acogido en aquel lugar, por poder contribuir a un acto cultural y por poder saborear la sensibilidad de Manuel.
Y esto fue lo que dije:



El pasado 23 de febrero, Manuel Molina me envió un wasap y me lanzó esta pregunta ¿Te gustaría presentar mi libro de haikus en Priego? No me lo pensé dos veces y le dije, al instante que sí, sin saber las consecuencias del sí.
Durante este tiempo he leído y he escuchado algunas cosas de este libro ‘La mariposa en el buzón’. El mismo Manuel ha dicho en una entrevista que ‘el haiku le acompaña desde hace 15 años y se ha convertido, al final en un proceso vital, porque de alguna manera incluso intenta pensar en haiku, la mayoría de las veces no acaba escrito pero lo piensa y es como una filosofía de vida y dice que el haiku es atrapar el instante y ese instante puede tener muchas variantes. Respecto al libro, dice que la primera parte es una reflexión sobre la creatividad, sobre la satisfacción cuando sale bien lo que se quiere escribir y sobre el sufrimiento cuando no sale. La parte central va sobre la vida cotidiana y es, también, una exaltación de la semilla de la vida. La tercera parte del libro, nada más adentrarse en ella, deja claro su carácter vivencial, una suerte de diálogo existencial, donde como el mejor Alberti late la paradójica felicidad de sentirse vivo y reflexiona mucho sobre la existencia.

A Manuel lo conozco desde hace años (1997) cuando coincidimos en el diario Ideal de Jaén; una especie de conexión nos atrajo, una unión que él llamó ‘Hilos Rojos’ y que desgranó en el prólogo de mi libro ‘El Frailes de Michael Jacobs y Manolo el Sereno’. Desde entonces, nos hemos ido encontrando y conociendo y tengo que decir que lo admiro, porque tiene una sensibilidad especial para decir cosas y escribirlas. 

Lo he seguido por las columnas de opinión que cada domingo escribe en Ideal Jaén y que resumen la esencia de asuntos que nos incumben a todos y ha sido valiente, en exponer problemas y cosas que se hacen mal por partidos políticos, asociaciones o entidades económicas de gran calado. 

Manuel es una persona comprometida y ha dado cuenta de muchos asuntos de su Priego, de Jaén, de España y el mundo. Y yo, ahora, estoy aquí, a su lado y no sé qué decir, soy un aprendiz que trato de acercarme a él, a su obra y a su poesía. Y he venido porque me gusta Priego de Córdoba, viví un año aquí y porque me gusta Manuel y lo que hace. Priego es bonito, hace unos días paseé por sus calles y estaban llenas de alegría, de gente que viene y va, de mucha gente que llena estas aceras de esperanza. Y pienso que Priego es como mi Frailes y he escrito un libro que se llama ‘La Frailestud’ y que trata de relacionarse, de compartir, de quitar fronteras y Priego es como Frailes, donde el que llega no se siente extraño y puede integrarse en el paisaje y practicar la Prieguestud.
Pues bien, Manuel me envió este libro ‘La mariposa en el buzón’ y me lo he leído y no soy experto en poesía, ni en haikus, solo sé que Manuel escribe con el corazón, con maestría, con ilusión, para que la gente reflexione y piense y tome decisiones. Y leí el prólogo tan especial de Carlos Santos, destacando en esta obra la imaginación, la sensibilidad y la razón y me preguntaba ¿Qué podré sacar de estos haikus? Y comencé a leer: La mariposa/tras la ventana abierta/vuela un poema. Y recordé las palabras que me dijo Manuel: es un libro que habla en parte de quienes se quedan a tu lado y tú eres de esas personas. Y eso lo he pensado muchas veces, que hay muy pocas personas que después de todo, se quedan a nuestro lado. Después de fracasos, de decepciones, de errores, de deslealtades que alguien se quede a nuestro lado, es como tocar el cielo. 

Manuel Molina volvió a Priego para dar un soplido de compromiso a la cultura, para reunirnos de vez en cuando en la presentación de alguno de sus libros; para charlar del barroco, o para dar un paseo por esas calles hermosas, estrechas, llenas de macetas y flores y mirar desde aquel balcón, el Adarve, y ver la primavera como se acerca.
Manuel en Priego, Manuel en Frailes, Manuel en Cazorla. Manuel con escritores, con maestros, con poetas. Manuel jugando al pádel, buscando espárragos, o haciendo unas migas. Manuel enseñando Literatura y su voz precisa y sus versos han sido colocados en paredes para ser indelebles. 
Y seguí leyendo: Versos y cuerdas/no saben atar solos/la ficción. Y seguí recordando escenas que pasé con Manuel, con Carolina, paseando por sitios mágicos como la Hoya del Salograr, donde tratamos de conciliarnos con nuestros espíritus. En las Jornadas Literarias de Frailes, donde la voz de Manuel siempre es oída con atención. 

Un día, en casa de Manolo el Sereno, encontré su libro ‘Cocina tradicional de Priego de Córdoba’ y el Sereno era tremendo, me elaboró una comida de las que Manuel describe en esos escritos. Otro día, vine a Priego para la presentación de su poemario ‘Haikus del olivar’; en otra ocasión, nos citamos en Almedinilla para conocer su libro ‘Volverás abril’. Y también, volví a esta ciudad para conocer otro de sus libros ‘Días de perros’.
Manuel Molina tiene una sensibilidad especial, es riguroso, cumplidor, comprometido, es un maestro que ha enseñado literatura y cultura, que sabe lo que cuesta un peine, una persona que ama a Priego; que es capaz de escribir El sol se marcha/con naranjas amargas/y varias dudas. Y no es perfecto, tiene dudas, reflexiona, escribe, se aísla, se cabrea, se desilusiona, pero sigue ahí, luchando, tratando de dar a conocer lo que sabe, buscando nuevas formas de expresarse, de ser consecuente, pero es difícil, y se plantea abandonar, y a veces lo noto callado, como ensimismado, ausente, vivo, creativo, acudiendo a muchos sitios, con talleres, enseñando, aprendiendo y la vida y sus ganas lo van haciendo y no para de escribir y de generar dudas y de apuntalar en lo que cree. 
Manuel, como todos, sufre, llora, ríe, conversa, escribe, lucha, sueña, ama, desespera, es valiente, miedoso, enseña, y sigue creando MARIPOSAS que vuelan y hacen cosquillas en nuestro vientre, mariposas, alondras entre cemento. Manuel sigue yendo a la ‘Fuente del Rey’ para ver las botellas vacías que dejaron olvidadas en el suelo, sigue denunciando locuras ajenas, acariciando a perros desvalidos, yendo de plaza en plaza a algunos pueblos enseñando sus haikus y otros poemas. 
Manuel que sigas escribiendo columnas en Ideal Jaén, que sigas haciendo haikus del olivar, de mariposas, o del aceite de oliva, que nos envuelvas con poemas en las noches, que tu voz siga clamando, que sigamos paseando para encontrar y conservar el equilibrio de la sencillez, que hagamos alguna locura juntos, que practiquemos la Frailestud y la compartamos con todo el que quiera un trozo. Que la red invisible de haikus e hilos rojos nos sigan atrapando, que Priego, Frailes y muchos pueblos te sigan dando señales inequívocas y te llamen cada mañana para que le recites al oído tus versos de poeta nacido en estas tierras de gente hermosa y sencilla que siguen vivos para vivir, para escuchar y oír a trovadores que como tú hacen canciones y versos y nos elevan como mariposas a beber el néctar de las flores. Y ahora, demos un abrazo a la poesía de Manuel Molina y que nos cuente algo más de esta ‘Mariposa en el buzón’. Con todos vosotros Manuel Molina, el poeta que vibra y hace vibrar con sus haikus.