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viernes, 12 de febrero de 2016

EL CARTEL DE LA SEMANA SANTA 2016

El tiempo de Cuaresma comenzó el Miércoles Santo y la Agrupación de Cofradías Local presentó el cartel de la Semana Santa 2016, en un acto que se celebró en el teatro Martínez Montañés el pasado miércoles a las 21;00 horas. En un patio de butacas donde había autoridades religiosas, así como el alcalde socialista, Carlos Hinojosa, el edil de Cultura, Juan Ángel Pérez y un público que no llegó a llenar el aforo del teatro.
Los premios del cartel de la Semana Santa alcalaína 2016 se repartieron de la siguiente maneera: el primer premio para Antonio Romero; el segundo galardón para José Miguel Foronda y el tercer premio para Juan Marchal.
El encargado de dirigirse a los cofrades y para hablar del tiempo de Cuaresma, fue el párroco del Salvador, Javier Delgado, que sollo lleva a cargo de la parroquia unos cinco meses.
Javier Delgado reflexionó sobre la Caridad y la Misericordia, con el efecto de renovar la fe. Añadió que el Evangelio del día, Miércoles Santo, animaba a la Cuaresma a través de la confianza. Dijo que había que fijar la mirada solo en Dios porque Él enseña el amor. Asimismo, propuso que además del ayuno y la limosna hay que dar un paso más, «porque los cristianos tienen que adentrarse en el desierto sin miedo. Hay que tener esperanza y seguir convencidos y listos».
Recordó que «hay que poner el corazón en sintonía con Dios y amparar a los afligidos».
Destacó que hay que vivir la Cuaresma bien despiertos, con los ojos fijos y solo para mirar  a Jesús.
Además, definió la Cuaresma como tiempo de renovación y de gracia para los creyentes y de nuevo, propuso que hay que amar al Señor porque Él está interesado en todos nosotros.
Propuso no olvidar a los demás y sobre todo a los más afligidos y menos poderosos, y siguió diciendo que hay que festejar la Misericordia.
Además, acentuó que «la Cuaresma no es un camino de dolor, o un preparativo para las procesiones, es un tiempo para encontrarse con Cristo y los hermanos».
Finalmente, añadió que hay que seguir dando comida al hambriento, y de beber al sediento y que un cristiano es el que permanece en Dios y sus mandamientos.


martes, 9 de febrero de 2016

SER DE FRAILES. CAPITULO DIEZ



A mi hermano Antonio, después de venir de la ‘mili’, mi padre le compró un motocarro – Iso que le costó un buen dinero y que hubo que ir pagando a plazos. Era como una moto - remolque muy útil para transportar todo tipo de artículos, en especial el pescado y la fruta y verdura, que comprábamos en Alcalá y vendíamos en la tienda de la calle Tejar. Al principio mi padre le acompañaba, pero luego llegó el tiempo de las “jubilaciones”, la del burro (que hacía el viaje diario Frailes-Alcalá-Frailes) y la de la bicicleta, que la cargaba hasta con cuatro cajas de pescado. Un titánico esfuerzo diario para recorrer los veinticuatro kilómetros del itinerario.
 Aquel artilugio a motor nos remedió mucho la vida, pero también nos trajo grandes problemas. Mi hermano, debido a su juventud, no era precisamente un modelo en el “comercio”. Ya cargaba la motocarro hasta los topes de pescado y verduras, ya tenía que tirar el género que no se vendía, ya se pasaba haciendo un hoyo para enterrar el pescado no vendido, ya regalaba el género o en las aldeas y cortijos dejaba mucho fiado y no llevaba las cuentas bien. Total, casi un desastre. Unos le pagaban y otros no, pero mi padre sí tenía que pagar todas las facturas que dejaba a los Gaticos alcalaínos y a los demás proveedores. Otras veces compraba a “gran escala”, como un camión de melones de diez o doce mil kilos que, estaba claro, los clientes no podían absorber. Tenía entonces que ofrecerlos a bajo precio para terminar tirando los que no se vendían, antes que se fueran pudriendo poco a poco en una cochera de alquiler.
Mi hermano Antonio era y es una buena persona pero -ya queda dicho- no tenía buena visión de comerciante. En realidad lo que le pasaba era que se fiaba de todo el mundo y muchos lo engañaban. Por eso tuvo que reorganizar su vida hacía nuevos rumbos. Y así se fue al Pirineo y trabajó en el camping la Cerdanya hasta que se jubiló. Pero cumplió el sueño de su vida: comprarle a Manolín parte del terreno en donde estaba el salón de baile. Allí edificó una casa con cochera y dos pisos, aunque no la disfrutó, porque su complicada vejez lo dejó junto a las nieves del Pirineo catalán. Su hijo Toni, mi sobrino, creció en aquel camping en donde hacía reír a la muchachada para -ya hombre- licenciarse en Derecho y casarse con la Ana, de la que tuvo dos hijas, Zoe y Aína. Cuando viene a Frailes le dicen el catalán y cuando está en Martinet le dicen el andaluz. El Toni cumple todos los requisitos para ser frailero, aunque nació en Granada.
Mi hermano, también, alquiló el inmueble que el alcalde Rafael Moya tenía junto a nuestra tienda y allí montamos una pequeña taberna. Tenía una habitación donde se colocó un mostrador de madera, unas estanterías para las botellas de brandy Terry, el vino fino Tío Pepe o La Ina, el de Montilla Alvear, las botellas de aguardiente Riska, Machaquito o de anís del Mono y un tonel de vino de diez o doce arrobas, subido a dos cajas vacías de tomates, y afirmado con unas cuñas de madera. Incluso había agua potable para fregar los vasos valiéndonos de un pequeño grifo. También dispusimos una mesa con sillas en cada habitación con sus correspondientes estanterías para colocar las  botellas. Una puerta de entrada y salida comunicaba con otro pequeño cubículo que servía de almacén. Así que, en conjunto, tres pequeñas habitaciones y tres puertas. 

Allí pasé muchos años de mi vida y ocurrieron muchas cosas hechas por fraileros. Para empezar, como la tienda era contigua a la taberna, abrimos un pequeño agujero e instalamos una especie de cocina, junto a la cochera del carromato, desde donde se pasaban los aperitivos en una tabla. Al principio mi hermana Maripi se encargaba de eso pero, al marcharse ella a Francia, continuaron con la tarea mi hermana Juanita y mi madre.
El alquiler de aquella taberna cambió nuestras vidas, pues ahora teníamos más trabajo, aunque en ocasiones era un ‘sinvivir’. Al principio llegaba mucha gente, ya que el alcalde Rafael Moya, como el local era de su propiedad, lo quiso promocionar. Podían verse como clientes habituales el cabo de la Guardia Civil y algunos representantes de las fuerzas vivas de la villa. En ocasiones se hartaban de comer y de beber … y nadie pagaba. La refrigeración de las bebidas era por medio de la pila de la fuente que había enfrente, junto al huerto de la cooperativa San Rafael, hasta que mi madre compró un frigorífico Fagor. Aquél aparato si enfriaba, vaya si enfriaba, incluso hacía cubitos de hielo. Y poco a poco fue acudiendo una nueva clientela. Hablo de Paco Juanaco, Montemolín, Chibiriche, Bollo, Cangrena, Gamazo, Cabildo, Menuza, Luis el de Gregorillo, Macareno, mi tío Miguel Pareja -al que le decían el de Gámez- Medina, Ezequiel el del Barrihondillo, Moisés el Feo, que instaló un quiosco frente a mi tienda, con un futbolín y vendía pipas, caramelos, polos y helados, Pajote, vendedor de carbón muy cerca de allí, Custodillo Valverde, que nos surtía de vino manchego, Lopecillos y Antonio el Cotorro, que se solía tomar unos vasos de vino grandes y se iba pronto. También Pepe Muro, herrador de las bestias en un local de la calle Tejar, justo donde tiene Custodio su taller mecánico.
Mucha gente. Porque en aquellos días había en Frailes gran cantidad de ganado de carga, como mulos, asnos, caballos o yeguas, y de vez en cuando se reunían allí algunos amigos y se comían un rucho, un pequeño burro que ellos decían que tenía una carne rica y deliciosa. También llegaba un veterinario, como don Fidel, que era de Alcalá y trabajaba en Frailes varios días en semana, después de otro que se casó con una hija de José Castro. Estos profesionales tenían mucho trabajo por la cantidad de animales que había de todo tipo. Téngase en cuenta que en muchas casas había gallinas, pavos, pollos, cabras, ovejas, vacas y perros y gatos; y los veterinarios tenían bastante trabajo al estar encargados de velar por las condiciones sanitarias de Frailes, tarea que compartían con la boticaria. Todos ellos inspeccionaban el pescado que se vendía en el pueblo y daban su visto bueno. Algunas veces, al no darnos el permiso pertinente, no se podía vender y había que enterrarlo. También pasaban por aquella taberna muchos miembros de las familias gitanas, Rafalillo Juanaco, un hombre especial al que le gustaba demasiado el vino y bien que lo bebía. Se juntó con la Ana que era limpiadora de casas y del bar la Cueva. Vivían en una casa de Manolín, situada en Las Carboneras y conocida como ‘Cuatro Vientos’. Rafalillo Juanaco era famoso por muchas cosas, sobre todo por su afición permanente a beber vino. Se bebía todo lo que su economía le permitía y, cuando terminaba de bebérselos, le daba un beso al vaso como señal de especial gusto. Era un hombre trabajoso, y había que saber llevarlo como sabía mi madre, pero yo no tenía la paciencia necesaria para aguantarlo uno y otro día. Muchos hombres de aquella época eran bastante ‘atacados’, es decir, cabezones y tercos. Cuando bebían no había quién los metiera en vereda, se transformaban y permanecían en la taberna mucho tiempo.
Por la mañana, mi madre abría pronto la taberna, antes de que saliera para Alcalá  la primera Alsina. Sobre las siete de la mañana comenzaba su jornada, a veces antes, y los clientes bebían alcohol duro, mucho aguardiente peleón con muchos grados, copas de coñac … La manzanilla caliente la hacíamos con un jarabe que tenía un sabor muy dulce y con agua casi hirviendo. Se vendía bastante porque entraba bien por la garganta y despejaba el cuerpo. El jarabe venía de Rute, como el anís Machaquito. Junto con las tortas, las magdalenas y las galletas (expuestas en una vitrina de cristal) y los caramelos, pipas o mantecados,  -todo ello- componía nuestra oferta de venta.
Cuando se marchaba la Alsina, había como un tiempo de espera y se iba la gente: unos al campo y otros a la calle para tomar el sol desde la baranda, mientras miraban cómo pasaba el agua del río. Sobre las diez de la mañana, los escolares se dirigían a la nueva escuela que el gobierno de Franco había construido en las Eras del Tejar. Cuatro clases: dos para niños y dos para niñas; las de arriba para los mayores y las de abajo para los pequeños. Tenían hasta su cuarto de baño y una habitación para guardar los trastos de la limpieza. En las mismas Eras del Tejar, el mismo gobierno de Franco edificó cuatro viviendas para maestros. Era todo un acontecimiento poder contar con esas instalaciones escolares que hasta la fecha Frailes no había contado.
En la taberna de mis padres el tiempo pasaba lentamente, pero mucha de la historia de Frailes se fraguó allí. Sobre las doce de la mañana comenzaban los hombres mayores a tomar aquel vino peleón de las manchegas Bodegas Sánchez Maroto. El tonel de varias arrobas estaba colocado en una esquina junto a la puerta. Allí acudían y se sentaban en una mesa, por un lado Paco Atienza, Juanaco, Antonio Montemolín, Menuza y algún otro. Al principio comenzaban pidiendo un litro de vino y un vaso para cada uno y así sucesivamente, iban bebiendo y pidiendo un litro tras otro, hasta completar la ración de un litro por cabeza. Las charlas y discusiones iban en aumento, según iban bebiendo, al mismo tiempo que fumaban sin parar, sobre todo Montemolín que tenía los dedos amarillentos y huesudos. Era éste un solterón empedernido, que vivía solo en la calle Parrizas y que siempre llevaba la llave de la casa sujeta al cinto para no perderla. Paco Juanaco venía del Cerrillo cada día a pasar la mañana por las Cuevas con sus amigos. Otro era Menuza, de la calle Alba, recadero de su mujer, que le dio dos hijos. Estos hombres tenían días buenos y malos, según. Paco Juanaco se relacionaba con la pequeña industria de cortar nogueras y álamos y ponía en contacto a personas que querían vender estos árboles con los posibles clientes interesados. Pronto se ponían de acuerdo en el precio, entonces avisaba a sus hijos mayores, los mellizos Juan y Emilio, cortaban la noguera, la hacían trozos con el cuidado adecuado para fabricar determinados muebles y con un camión la transportaban a cualquier lugar. Generalmente los compradores de nogueras venían de Castillo de Locubín.
Otras veces estos hombres contaban sus vidas y sus trabajos. Especialmente, me sorprendían con las labores tan duras que habían hecho o hacían en el campo. Se iban desde Frailes a la campiña de Córdoba o de Sevilla para trabajar en la época de siega, contratados por un propietario. Allí dormían todos juntos en un pajar, hacían unas migas para comenzar el día, desmenuzando un pan y un poco aceite, y comenzaban una jornada agotadora, con un calor infernal. Sólo con la ayuda de la hoz para cortar el trigo o la cebada y -de vez en cuando- un niño les llevaba un cántaro de agua para refrescarse la garganta. Se colocaban su gorra en la cabeza, una protección para el pecho hasta los pies y otra para los dedos, los llamados dediles.
 Segar era un trabajo demoledor, con todo el cuerpo encorvado y con piques entre los braceros para ver quien segaba más y ganar un incentivo. Algunos padres llevaban a sus hijos adolescentes para enseñarlos a trabajar y para intentar ganar algo para la familia y la casa. Así un día tras otro, trabajando de sol a sol, comiendo unas migas por la mañana, un puchero con gazpacho al medio día y algo de tocino por la noche. La siega tenía una duración aproximada de un mes, lo que hoy se cosecha en unas horas con las máquinas. En aquél tiempo era todo un tormento para los braceros desnutridos y mal pagados, pero estaban contentos porque al -menos- tenían trabajo y podían llevar algo de dinero a sus casas. Igualmente arrancaban garbanzos, sin más utensilio que sus dedos curtidos por el sol y la faena,. Era una labor penosa y muy dura,  como si te pasara por los dedos una guita afilada. Estos hombres eran temporeros y trabajaban casi siempre en el campo. Primero en la siega, luego venía la vendimia y después la aceituna … y hasta algunos se iban a Francia para la manzana. Así un año y otro y otro ….

lunes, 8 de febrero de 2016

LA JUNTA DEBE DINERO AL AYUNTAMIENTO ALCALAÍNO

En el día de hoy el presidente provincial del PP, José Enrique Fernández de Moya, giró una visita al municipio, con la intención de ‘sacar los colores’ a la Junta de Andalucía ya que la acusó de junto al presidente local del PP, Baldomero Andreu y el portavoz municipal del PP en el ayuntamiento alcalaíno, Marino Aguilera, los incumplimientos en el municipio, sobre todo porque aún no ha dado la cantidad de 1’5 de euros por el llamado incremento del PATRICA.
Por otra parte, ensalzó la politica del Gobierno de la Nación que según Fernández de Moya ha hecho un extraordinario esfuerzo para que los ayuntamientos de la provincia tengan dinero, refiriéndose al Plan de Pago a Proveedores, al Fondo de Sentencias Judiciales o al incremento de la inversión en el Empleo Agrario.
Y tildó a Susana Díaz de la presidenta y política más antimunicipalista, porque ha ahogado financieramente a los Ayuntamientos.
Marino Aguilera se ha referido al asunto del CHARE de Alcalá la Real y ha recordado que el PP «presentó una PNL que fue aprobada por unanimidad y fijaba la fecha del 31 de enero para su apertura definitiva pero finalmente, se ha vuelto a incumplir». «El PSOE está estirando el chicle hasta el mes de junio o julio y nos parece totalmente excesivo».
Por su parte, Fernández de Moya ha anunciado que desde el PP, «no vamos a tolerar que la Junta vuelva a incumplir con el CHARE de Alcalá la Real cuando de lo que hablamos es de la sanidad de los ciudadanos». «Si no tenemos noticias en este mes de febrero sobre este asunto, exigiremos la comparecencia urgente del Consejero de Sanidad para que dé pelos y señales de porqué se vuelve a incumplir». Y añadió  que además, «hay 30 profesionales que están esperando ocupar su plaza, lo que califica de fraude, engaño y retraso injustificado que tiene que ver con un tema tan sensible como la sanidad de los alcalaínos». Finalmente, y a pregunta de IDEAL, sobre la corrupción  generalizada en el Partido Popular, Fernández de Moya no se dio por aludida y manifestó que ‘solo son unas pocas manzanas podridas, pero que el PP está dispuesto a que el que la  hagaque la pague, vaya a la cárcel y devuelva el dinero que se han llevado».

domingo, 7 de febrero de 2016

UN SABADO DE CARNAVAL PARA TODOS


 La jornada del Carnaval de ayer sábado se abrió a la calle y todos los actos se realizaron al aire libre, excepto el final y la entrega de premios que se hizo en el Silo de Cereales.
Ayer el Carnaval se hizo más social y no hubo que acudir al teatro Martínez Montañés para ver las comparsas y las chirigotas. Ayer el Carnaval se hizo más popular y todos los vecinos que intervinieron se igualaron en la plaza del Ayuntamiento, donde se había dispuesto un gran escenario y a partir de las 13:00 horas comenzó la fiesta. En un principio se vio dicha plaza un poco vacía pero más tarde se fue llenando y la estatua del escultor Martínez Montañés ‘se relajó’ y pudo apreciar el espectáculo con todos los visitantes a su lado.
También se había dispuesto un lugar para vender bebidas que lo regentaba los jóvenes de la cofradía de La Borriquilla y ellos mismos ofrecieron una secretaria a todos los presentes, una comida típica alcalaína que durante casi toda la mañana fue elaborada y después se sirvió a las 15:00 horas.
Allí, estaba Cristóbal, vestido con el uniforme azul de piloto de una línea aérea y un montón de azafatas que cantaban con fuerza, vestidas con sus uniformes vistosos. Pero Cristóbal contaba que era un gran ‘forofo’ del Carnaval y que lo vivía intensamente, hasta el punto de que se colocaba el disfraz en su casa, encendía el fuego de la chimenea y a través de Canal Sur vivía toda la madrugada la fiesta de este mes de febrero, pasándolo de muerte y bailando su particular Carnaval de cada año.
 Sobre las 13:30 horas la plaza del Ayuntamiento se fue animando y a pesar de que solo había dos establecimientos de bebidas que estaban abiertos, éstos hicieron su ‘agosto’ porque la multitud estaba ávida de beber cerveza y otras bebidas, animada por el sonido de la fiesta y con la alegría de sentirse vivos y poder disfrutar de una jornada más del Carnaval.
Las distintas comparsas y chirigotas fueron pasando por el escenario y cada vez acudía más gente, estando la plaza llena y atestada en medio de la tarde alcalaína.
La fiesta carnavalesca continuó a partir de las 19:00 horas, con el gran pasacalles  y concentración en el Ayuntamiento, todo el que quiso pudo participar en el concurso de disfraces infantil y adultos, fue como la unión del Carnaval oficial con el Carnaval popular e igualmente se hizo el entierro de la sardina.
Más tarde, todos se fueron trasladando hacia el sur, como una estela festiva, las comparsas, las chirigotas y los que iban por libre llegaron hasta el Silo de Cereales y se celebró el gran baile. 
El Carnaval alcalaíno es una de las expresiones festivas más importantes del año, durante varios días intervienen cientos de personas, unos preparados para la fiesta, otros surgen espontáneos y la plaza, la calle, la alegria se adueña de los corazones. La ilusión, el sueño, se van haciendo realidad y el trabajo de varios meses, de muchas personas que se divierten haciéndolo, sale a la calle para que lo disfrute un público, un pueblo entero.Carnaval, Carnaval, tú te vienes y tú te vas, y nosotros nos iremos y no volveremos más. El Carnaval sigue siendo una canción viva que da vida.




jueves, 4 de febrero de 2016

COHETES, EDUCACIÓN Y BENEFICENCIA


El perro de Jesús sufre cuando suenan los cohetes en la ciudad. Dice su dueño que hay muchas fiestas de este tipo y el can se esconde pero no se puede tapar las orejas y se arrastra en el suelo, pero que se puede hacer, la Candelaria es la Candelaria y las hogueras y las lumbres son una costumbre de muchos años. 
Todo es cuestión de cultura, se reunieron unas diez personas en el Edificio Joven para hacer un debate de Educación y estuvo interesante. Se habló de los problemas que hoy tiene la bendita Educación, dijeron que es un problema social y que los sistemas educativos liberales nadie los ha elegido, pero están marcando las agendas de los gobiernos, como en la España de la LOMCE. Están tratando la formación de forma individual y la han puesto al servicio de la economía. Quieren que la educación sea rentable y cada vez más se van desprestigiando las carreras, ahora un grado dura tres años y si se quiere seguir estudiando hay que hacer un máster que cuesta un bonito dinero a las familias y no todas pueden costearse este tipo de estudios. También, dijeron que la LOMCE es una ley mercantilista y  busca el desmantelamiento de la enseñanza pública. Lo que quieren es aumentar las diferencias entre la enseñanza pública y la red concertada. Ésta cada vez es más importante y va ganando privilegios. Y con el dinero de los ciudadanos se está pagando una enseñanza, cuyos profesores son elegidos a dedo por una empresa y sus responsables.
El pasado año el Ayuntamiento dio una serie de subvenciones para otros países cuyos habitantes sufren muchas penas, unos 22.000 euros se gastaron en eso. Pero, digo yo, que aquí hay también gente que no tiene casa y como los inmigrantes que han venido a la aceituna pues han dormido casi a la intemperie y ha sido los voluntarios y la beneficencia quién les ha ayudado. Y el sábado pasado estuve en Granada y mientras estaba sentado en una mesa con un par de amigos, llegó un joven y pidió dinero para una ONG, le dije que yo pagaba mis impuestos y que estaba en contra de la beneficencia, pero el muchacho me dijo que eso estaba muy bien, pero que mientras tanto había que ocuparse de la gente que lo pasa mal. Y gente que lo pasa mal, hay en todos sitios. Después vinieron unos tunos, cantaron una canción y pasaron la gorra para juntar dinero. También un joven extranjero tocó su saxofón y me gustó y le entregué un euro.

martes, 2 de febrero de 2016

LAS LUMBRES, LA CANDELARIA Y LA PROCESIÓN

Los alcalaínos siguen fieles a sus tradiciones y en estos últimos años cada vez más vecinos acuden a las fiestas religiosas.
Los días 1 y 2 de febrero en el municipio es sinónimo de lumbres y de la fiesta de la Candelaria. El pasado lunes, una vez que anocheció las hogueras en diversos barrios se encendieron. Así, hubo una en el Compás de Consolación, y allí sobre las 20:00 horas se celebró una misa, a la que acudieron decenas de bebés, nacidos durante el año 2015 para ser bendecidos como se hace en la religión cristiana. Se había construído una base de cemento para no alterar el suelo de dicho lugar y posteriormente, se fueron añadiendo palos que pronto emprendieron y se formó la llamada, por aquí, lumbre.
 Se rememora una fiesta del calendario cristiano: la presentación de Jesús en el templo, cuando se cumplieron los días de la purificación de la Virgen María. Este es uno de los misterios gozosos que celebra la Iglesia. Según el dogma católico, la Virgen María tuvo una inmaculada concepción, y, a pesar de ello, se sometió voluntariamente a la ley judía, a la ley de su pueblo.
Tras la finalización de la misa, los fieles se fueron acercando a la lumbre y a pesar de que la temperatura era buena, pudieron disfrutar del calor de la misma, además las cofradías de la Virgen de las Mercedes y del Dulce Nombre de Jesús habían dispuesto una mesa con viandas y con vino del terreno para compartir todos estos productos con las personas que se fueron acercando a lo largo de la noche.
Más o menos igual fue lo que pasó en el lugar denominado Los Sauces, donde la asociación Huerta de Capuchinos se ha unido a esta fiesta y costumbre y desde hace varios años sus socios realizan la tradicional lumbre, quemando la leña y ofreciendo buenas viandas a todos los alcalaínos que se pasaron por allí.
Igualmente, desde hace un par de años se celebra la carrera de la Candelaria, en la edición de este año participaron unos 150 personas con una notable presencia de mujeres y niños, batiendo su récord de asistencia. La carrera ha completado unos 8 kms. Los participantes agradecieeron a Protección Civil y  al Ayuntamiento su colaboración. Para el año que viene se intentará hacerla oficial.
En cuanto a la jornada de ayer, la Candelaria se inició pronto y a las 10:00 horas había fieles preparando la fiesta en el Compás de Consolación, para que todo estuviese preparado sobre las 11:00 horas. Así, por toda la ciudad se oyeron  explotar decenas de cohetes y las campanas repicaron al vuelo esta fiesta de la Candelaria.
Una vez que llegó la Corporación Municipal, bajo mazas, y acompañada de la banda de música municipal Pep Ventura, los vecinos se fueron alineando para la procesión, que en esta ocasión ha sido más larga y que se informó a la población a través de un bando municipal, firmado por el alcalde, el socialista Carlos Hinojosa.
Unos minutos más allá de las 11:00 horas, se fue poniendo en marcha la maquinaria de la procesión, con la llegada de diversos cursos de niños de los colegios de Cristo Rey y de la Sagrada Familia, que portaban pequeños ramos de romero que habían sido repartidos por los responsables de la cofradía.
El bullicio era enorme, el Llanillo se vio paralizado de autos y la algarabía y la fiesta se hicieron dueñas de la situación.
Los niños fueron saliendo con las tradicionales tartas que llevadas en andas, formaban parte de la procesión. Igualmente, los palomos también eran portados por los niños, esta vez iban vestidos para los Juegos Olímpicos de Brasil 2016. En esta ocasión, en vez de hacer el recorrido pequeño, a través del Compás de Consolación y la fuente de la Mora, se había aprobado un nuevo recorrido, así el Ayuntamiento lo autorió a petición de la cofradía de la Virgen de las Mercedes y transcurrió por la calle Real, Carrera de las Mercedes, Alonso Alcalá, Plaza del Ayuntamiento y General Lastres, y además se engalanaron las fachadas con colgaduras y adornos, que dieron más realce a los actos programados.
Tras la procesión, se continuó lanzando cohetes y se finalizó la misa, además los que pudieron saborearon las dos ricas tartas y sobre todo los alcalaínos departieron unos con otros y comentaron la importancia de esta fiesta tradicional.






lunes, 1 de febrero de 2016

SER DE FRAILES. CAPITULO NUEVE

La iglesia estaba y está donde siempre, en el número uno de la calle Caridad. En la iglesia y parroquia de santa Lucía he pasado mucho tiempo, habiéndose convertido en mi infancia en un lugar importante de mi vida y de muchos fraileros. Doy un vuelco a mi mente y allí veo a don Francisco Calleja, con aquella sotana negra y larga, con los bolsillos llenos de caramelos. Lo veo por las Huertas, sonriente y alargándome su mano para que la besara, una mano cerrada en donde guardaba unos caramelos que depositaba en mi mano. Impresionaba su figura en el púlpito, diciendo ‘Amaos los unos a los otros como yo os he amado’. Lo veo en el confesionario y yo acercándome a confesar, algo que me venía muy largo, porque decirle mis intimidades a un cura, a una persona que no tiene que ver con mi vida era bastante duro. Pero hacía de tripas corazón y me arrodillaba ante aquél cura y me ponía nervioso durante los minutos que duraba la tensión. Cuando acababa, era como si hubiera superado un gran obstáculo y me quedaba tranquilo rezando aquella penitencia de tres avemarías y tres padrenuestros. La religión ha estado presente en mi vida y ha sido una lucha continua. Yo me acerqué a la iglesia frailera, iba por allí, fui monaguillo, me aprendí el Catecismo de memoria y fui a un concurso. Allí, aprendí que ser cristiano es ser discípulo de Cristo. Entraba a la sacristía y veía aquellas casacas que se colocaban los sacerdotes y pensaba que eran diferentes, que podían tocar a Dios y repartirlo entre los fieles, que tenían poder, que en un santiamén me podían quitar mis pecados y en otro santificarme y elevarme a un estado espiritual. Yo fui a aquella iglesia con don Francisco Calleja, con don Antonio Aranda, con don Francisco Zafra, con don Juan Antonio Castillo, con don José Peña Calvo, con don Juan Antonio García Romero, con don Juan Aguilar Romero y con Ubaldo Valverde. A partir de 1975 ya no fui más a misa, perdí la fe y la iglesia y yo nos  abandonamos.
Leí cosas y escritos en los que se razonaba que todo aquello que me habían dicho los curas no era prioritario para mi vida, yo no podía hacer actos de fe, me volví más pragmático aunque sigo diciendo: ¡ay Dios mío¡ Yo era un inocente en aquella época de don Francisco Calleja, de don Antonio Aranda, de don Francisco Zafra. Yo fui a bailar con Ubaldo Valverde y comprendí que él también tenía deseos, que le gustaba bailar con una mujer, que hacía las mismas cosas que yo y que tú. Y pienso que la religión cristiana después de tantos años me hizo daño y también me salvó. Me reprimió mis deseos, me dijo que era un pecador, sin serlo, me dio muchos miedos de los que tuve que reponerme sin ayuda y me sigue dando dudas porque su ideología es muy fácil. En el último momento, uno se arrepiente y la vida eterna nos espera, a la derecha de Dios y del Hijo del Hombre, y pienso que todo es muy serio y que doctores tiene la Iglesia, y por un lado he visto el poder, el boato, la maldad en algunos aspectos de la Iglesia y por otro he visto que la iglesia se ha acercado a los más pobres, les ha dado de comer, les ha ayudado. Pero, en fin, yo no entiendo el misterio de la Santísima Trinidad, ni la Resurrección, ni que San José sea el padre de Jesús, ni que los Papas sean tan poderosos. Y por eso no quiero perder mucho tiempo en temas religiosos, aunque no se me van de la cabeza.
La cuestión es que en Frailes todo estaba impregnado de religión católica, apostólica y romana, que todos nos confirmábamos, nos bautizábamos, comulgábamos y nos casábamos como mandaba la Santa Madre Iglesia, hasta que llegó la democracia y ya hubo más libertad y ya los alcaldes no iban bajo palio, aunque más de uno aún va. Antes iban bajo palio, con el cura y el cabo y una pareja de la Guardia Civil, vestidos con traje de gala y había divisiones de clase.
Don Antonio Aranda vino aquí con toda su familia, a su padre le decían don Paco. En la iglesia había cine gratuito, allí ví muchas de romanos, con una máquina proyectora y un salón parroquial con billares y con juegos. A los niños nos encantaba ir allí. También, nos daban leche y queso del cura y esperábamos al obispo con banderitas, mientras hacíamos fila para darle un beso en el anillo. Aquel gorro que se colocaba el obispo era diferente al bonete de los curas. Había jerarquías.
Don Francisco Calleja era muy querido por la gente. A veces ha vuelto a Frailes y la villa le ha demostrado su cariño. Creo que hacía de nexo de unión entre los ricos y los pobres, o sea, un cura que demostró su amor a los demás. Se fue a Chile y después de muchos años se instaló en Linares. Con don Antonio Aranda aprendí a ayudar a misa y, aunque yo no llegué a ser un monaguillo al uso, me gustaba ir a la sacristía y ver los entresijos que allí se cocían. Llegaban muchos feligreses que hablaban con el cura y se ponían de acuerdo en las celebraciones. Los monaguillos pasábamos entre los bancos con una especie de canastillo, unos daban monedas sueltas, otros hasta billetes y todo iba a la contabilidad de la parroquia.
Con don Francisco Zafra tuve otra relación, ya que durante un tiempo me dio latín, aunque no era un experto en la materia. Las misas las oficiaba de manera rápida y sobre todo, en temporada de caza, aún más. A mucha gente le gustaba que fuese así y no ‘aguantar’ una misa larga. Condujo uno de los primeros SEAT 600 de los que llegaron a Frailes; vivió en la parroquia con toda su familia; lo trasladaron a otros puntos de la diócesis y -finalmente- me lo encontré en una parroquia de Alcalá.
Después de cumplir los 24 años me despedí de la iglesia frailera y ya rara vez acudí al templo, salvo en alguna ocasión con motivo de alguna misa de algún difunto conocido. La mayoría de las veces esperaba la ceremonia en la calle, pocas veces entraba y, cuando lo hacía, me sentaba en algún banco y aguantaba el sermón. Los curas nombraban muchas veces al difunto y recordaban la fe en una vida eterna, en donde todos los salvados nos encontraremos un día en el Paraíso, según decían.
Pero llegó a Frailes Jaime Alberto Martínez Pulido y ‘armó’ la revolución. El Ricky Martín religioso trajo nuevos aires a todo Frailes. Con sus dotes de persuasión, su labia y su forma de ser ‘se metió’ a mucha gente en el bolsillo y consiguió juntar mucho dinero para invertirlo en rehabilitar la iglesia. Incluso me dijeron que una sola feligresa había donado unos doce millones de pesetas. La gente respondió a la llamada de este sacerdote que estuvo en Frailes desde 1996 a 2003 y que dejó su huella no solo en la villa frailera, sino en Ribera Alta, Ribera Baja, Mures y Alcalá la Real. Alberto Jaime cambió la fisonomía del edificio del templo, sobre todo en la cubierta, cosa que molestó a algunos puristas arquitectónicos que dijeron que el cura había quitado de la cubierta aquellas tejas viejas que eran tradicionales y antiguas para sustituirlas por otras modernas. No obstante, Alberto Jaime tenía mucho apoyo del pueblo y siguió adelante su obra. Comenzó a comprar cuadros e imágenes para la iglesia y estaba contento con lo que hacía. También, el Ayuntamiento socialista le aprobó la labor realizada en los siete años que estuvo en Frailes y lo nombró hijo adoptivo del municipio.
Esto escribí el día 26 de junio de 2009, cuando la aldea de Ribera Alta le dedicó la plaza de la iglesia:
Un gran gentío arropó ayer al cura Alberto Jaime Martínez Pulido, en el acto de descubrimiento de la placa  por la que se da su nombre a la plaza de la iglesia de Ribera Alta.
Sobre las 20:30 horas, personas llegadas de Alcalá la Real, Frailes, Ribera Alta, Mures, Santa Ana y de los municipios de Villanueva de la Reina y de Linares, recibieron con un gran aplauso a este cura,  que se ha ganado el cariño de gran parte de la gente de estas localidades, debido a su carisma, cariño demostrado y a un saber dar a cada uno lo que se merece.
En primer lugar, la alcaldesa de la aldea, Francisca Mudarra, dio la bienvenida a todos los presentes y a continuación la alcaldesa de Alcalá la Real, Elena Víboras, hizo una semblanza de este sacerdote “ como un cura del siglo XXI que ha sabido conjugar la fe, con la esperanza y el cariño con la alegría”.
Igualmente, otro sacerdote, Francisco Calleja que había sido mentor de Alberto Jaime Martínez, también glosó las virtudes de éste dijo que, como cualquier persona, también tenía defectos, pero era superior en sus virtudes, y terminó  definiéndolo como” una persona amiga de los pobres y del arte”. Finalmente, fue el propio Alberto Jaime Martínez quién dio las gracias a todos.
También escribí sobre él en el diario Ideal (23-4-2012), con motivo del pregón a la Virgen de la Cabeza en Alcalá la Real. Y esto dije:
El antiguo párroco de la villa de Frailes y de las aldeas de la Ribera Alta y Baja, Alberto Jaime Martínez Pulido, fue el encargado de realizar el pregón a la Virgen de la Cabeza. El acto tuvo lugar el pasado viernes a las 21 horas, en el teatro Martínez Montañés de Alcalá la Real, cuyo aforo se llenó para poder escuchar el pregón. Fue presentado por la maestra Rosario Serrano y contó también con la presencia de diversos concejales, tanto del Partido Popular como del PSOE, incluida la propia alcaldesa alcalaína, Elena Víboras.
Alberto Jaime Martínez comenzó con una loa a la Virgen de la Cabeza en forma poética: «Camino hacia Sierra Morena, es noche del mes de Agosto, noche plagada de estrellas, de cielos altos azules de luna blanca y llena».
Añadió que, «a pesar de lo liado que es para un cura el mes de abril», no podía negarse porque, realmente, no quiso rechazar la invitación que le hizo el hermano mayor para pregonar a la que considera su patrona. «Junto con la Virgen de las Mercedes, son las dos advocaciones marianas más significativas que llevo en mi corazón sacerdotal», reseñó el pregonero.
Y también manifestó: «Os digo la verdad, tenía ganas de estar aquí arriba hablándoos, para daos las gracias de algún modo por todo el cariño que me habéis demostrado en estos años, ya que aquí comencé a ejercer mi ministerio sacerdotal, simultaneando la parroquia del municipio hermano de Fraile con las de las aldeas alcalaínas de Ribera Alta».
Después, hizo un recorrido por las vivencias de esta romería universal que cada último domingo de abril se convierte en el centro de toda Andalucía: «Casi al amanecer del sábado, los cohetes llamarán a los romeros para comenzar la peregrinación al Santuario. Las gentes de Andújar aplauden despidiendo a las carretas, jinetes y amazonas que, ataviadas de gala y montadas en jamugas, desfilan dando gritos de vivas a la Virgen de la Cabeza», relató.
El pregonero recordó la noche romera: «Y una vez todos ya alojados en la casa de Hermandad, llega el momento de subir al Santuario  a rendir culto a la Virgen. Las cofradías se suceden en el interior de la iglesia, saludándola, dándole las gracias por otro año, mirándola a la cara desde abajo, gritándole con alma, corazón y garganta, el piropo más hermoso que por abril se le puede decir a esta Virgen Morena».
También tuvo palabras para la procesión de la 'Morenita' en lo alto del Cerro del Cabezo y la importancia de la misma a lo largo de la historia, con menciones de la romería de Miguel de Cervantes y de Alfonso X  El Sabio. Y los muchos asistente que había en el teatro Martínez Montañés aplaudieron a este pregonero, sacerdote y mariano.
Alberto Jaime Martínez Pulido se fue de Frailes porque el obispo se lo llevó a otro municipio, pero él me dijo que aún no quería irse de esta villa, que le hubiera gustado seguir y continuar su obra. Él consiguió unir a mucha gente que le quería y siempre estaba alegre y cordial. A mí me hizo volver a la iglesia, pero ya no fui con la fe del niño que era en los años 50 del pasado siglo. Iba porque era un cura diferente, simpático, que abordaba los problemas cotidianos de la gente. Pero también tenía una especial querencia  por el arte, y eso le hizo dedicar bastantes horas y dinero a tal menester, asunto que no sé si es obligación o devoción de un cura de pueblo … pero, en fin.
Alberto Jaime llevó alegría a Frailes, hizo muchas cosas por los demás y me llegó como amigo. Ahora siempre me llama para mi santo y de vez en cuando lo veo en cualquier procesión de la Virgen de las Mercedes. Me cuenta cosas del honorable don Francisco Calleja, porque se hicieron amigos del alma y viven en la ciudad de Linares. Me relata los viajes que hace con sus parroquianos cada verano y me da alegría cuando me llama o nos vemos.
Mi madre tenía fe. Ella se levantaba los domingos temprano para ir a la misa de las siete y media, antes de abrir su tienda. Se colocaba su pañuelo y allá que se iba y venía tan contenta de allí. Cuando construyó su nueva casa en 1969, en la calle Tejar 2, colocó una imagen de María Auxiliadora en la fachada principal. La veía salir de la tienda, ponerse junto a la fuente y desde allí mirar a esta virgen y rezarle en silencio. Yo me daba cuenta de ello y no le decía nada, pero a veces me contestaba que eran sus cosas. Recuerdo especialmente, en la casa de la calle Horno, la lumbre que hacíamos cada 23 de mayo en honor a María Auxiliadora. El día de antes íbamos a por aulagas a los cerros cercanos, por los Rosales y Sotorredondo, las atábamos con una soga y las llevábamos de reata hasta el lugar donde hacíamos la hoguera.
Mi madre también hacía sus promesas religiosas. Por ejemplo, iba andando a ver al señor del Paño en Moclín y se llevaba una bolsa llena de monedas. Me contaba que allí había una hilera de pobres a lo largo de todo el camino que sube a la iglesia del Cristo y les daba a todos una moneda. Después, volvía andando a Frailes junto con otras mujeres y gente de la villa. Tiempo después volvió algunas veces a Moclín, pero ya iba con el taxista Pancanto o en la alsina de Contreras. Eso sí, todos los días 4 ó 5 de octubre de cada año, María la Betuna estaba en Moclín. Ella tenía una fe ciega hacía la Virgen María y los santos. Y creía con toda su alma en la vida eterna y en que Dios le ayudaba. Así me lo decía, mientras colocaba una vela a santa Lucía, rezaba un rosario y decía sus oraciones cada día. Pedía por todos y por todo: por su familia, porque todo fuese bien y porque las cosas mejoraran. Se arrodillaba cuando pasaba una procesión por su tienda, barría la calle todos los días de fiesta (San Pedro, San Antonio, Semana Santa …) y pedía por los enfermos.
Incluso llegó a vender medallas y estampas del santo Custodio. En una lata de las del dulce de membrillo metía esta clase de artículos que se los traían unos hombres de Rute, vendedores ambulantes que venían a Frailes todos los meses. Como la tienda estaba situada en un sitio céntrico, junto a la carretera, por allí pasaban todos los forasteros. Y éstos preguntaban dónde se vendían. Una vez informados, llegaban a la tienda de María la Betuna a comprar estampas, cuadros, cadenas, medallas, rosarios del milagrero Custodio y del Cristo del Paño.
La religiosidad de Frailes estaba dispersa, por un lado estaba la religión oficial, la de la iglesia católica, apostólica y romana y -por supuesto- era obligatorio ir a misa los domingos y fiestas de guardar, ya que el régimen franquista la hizo suya. Incluso había algo especial para las personas que comulgaban asiduamente y cumplían con los mandamientos de la Santa Madre Iglesia. Las mujeres eran más religiosas, se reunían para rezar el rosario, ir a las novenas de san Antonio o de san Pedro y participar en las flores de mayo. Los niños, en la escuela, también cumplíamos ese calendario festivo-religioso. Hacer la visita a la iglesia era un rito de aquellos tiempos.
Yo veía a mujeres bajar la carretera, la calle Cuevas, subir por la calle Caridad y meterse en la iglesia como una costumbre diaria con motivo de cualquier evento religioso. Los niños también la hacíamos y, si no cumplíamos con ello, nos quedaba cierto resquemor, al menos cuando nos formaban en la catequesis y  para la comunión. La religión impregnaba nuestras vidas y, aunque también era como un escape, servía como “solución” a nuestros problemas. Una respuesta fácil a nuestros grandes problemas ya que, en un tiempo en el que casi todo era pecado, con una simple confesión y una penitencia se arreglaba todo.

La vida transcurría así, preparándonos desde el nacimiento para ser buenos cristianos. Bautismo, confirmación, comunión, matrimonio, defunción, todo esto estaba regulado para que no hubiera sorpresas y los sacerdotes eran los guías y señores de nuestras almas. Aunque -a veces- los malos ejemplos de ellos nos hacían pensar que eran también humanos, que tenían debilidades de cuerpo y alma, pero confiábamos en ellos … y aún siguen haciéndolo muchos fraileros.
La otra religiosidad, la de las creencias en santos que hacían milagros, estaba también a la orden del día. La gente confió en el santo Luisico y –después- en el santo Custodio, al que le siguió el santo de los Chopos. Muchos iban a ver a estos “santos” para intentar encontrar remedio a sus males. Cuando murió el santo Custodio, creo que fue un día de la Virgen de las Mercedes, Frailes se eclipsó, y muchos de los que habían ido a Alcalá la Real a la fiesta del 15 de agosto, volvieron para ir a su velatorio.
Recuerdo que le hicieron una misa en la iglesia de Frailes y el aforo se llenó hasta la bandera. Alguien dijo que había visto al santo Custodio junto al altar mayor y se armó la “marimorena”. Un trote humano por la iglesia, rompiendo bancos y reclinatorios para acercarse a verlo. Muchos fraileros de la época conocieron lo conocieron y contaban maravillas inverosímiles y milagros de este hombre, como hacer andar a los inválidos, curar enfermedades graves y dar consejos para tirar de la vida. Yo vi gente pasar hacia la Hoya del Salogral de muchas partes de España. Llegaban a la tienda de mi madre, le indicábamos el camino y, algunos, llegaban a la vuelta contando cosas de la visita: si les había servido, si no lo habían podido ver, si lo habían tocado y si sus males habían desaparecido. Algo especial tendría que tener aquél hombre para que su figura siga siendo un referente de santidad, de solución de muchos problemas y del sentir de muchas vidas de antes y de ahora. Hoy en día mucha gente sigue subiendo a la Hoya y la ermita cada vez es más visitada.
Frailes es y ha sido una villa religiosa. Sus calles, su iglesia, sus ermitas, sus gentes siguen celebrando los tradicionales actos religiosos, tales como la fiesta del Corpus (con el esmerado adorno de los vecinos) o la fiesta de san Antonio.
 Nombres como José Luis Garrido Mudarra y Encarnita de Patarito están ligados a estas fiestas. El primero fue quien consiguió el permiso para cortar la calle en esos días y la segunda, con un gran entusiasmo, animaba a que las mujeres fraileras colocaran la tradicional vela a san Antonio para pedirle un buen novio. También se sigue celebrando la festividad de san Pedro, ligada a mi recuerdo de Antoñita, la mujer de Patarito, verdadera alma Mater de esta fiesta. Las vecinas limpiaban la ermita y colocaban flores, haciendo de ese día uno de los más vistosos de Frailes. Ahora es Luisa Romero, la hija de la Enriqueta, vecina todavía de la calle Mecedero, la que sigue los pasos de Antoñita para que no se apague esa llama. Sigue la fiesta del Corazón de Jesús, en la ermita de las Angustias -en el Calvario- y aún hay gente que sube hasta lo alto, a pesar de la frustrada rehabilitación que se le hizo.
Queda nuestra patrona, Santa Lucia, con Luis el Escandaloso como principal animador, así como la Semana Santa, con la asociación de ‘Los Pasos’ como su gran referente. Es Merceditas Aceituno, la Seño, la que continúa enseñando este teatro religioso, llevando a los actores a las Carboneras como antaño, cuando la Semana Santa se representaba en vivo y en directo, pues el Señor y los Apóstoles eran de carne y hueso. Es evidente que seguimos teniendo raíces cristianas, y a pesar de que algunos fraileros nos hicimos laicos, no renegamos de nada, siendo el respeto la mejor arma para que todo siga funcionando y para que cada uno de nosotros encuentre el camino que mejor le lleve a conseguir su objetivo. Porque todo esto forma parte de nuestra historia y de nuestra razón de ser. Porque como decía al principio, lo importante es permanecer en la esencia de la frailestud.