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sábado, 8 de diciembre de 2018

GELIDOS SUEÑOS


La Estación de Autobuses de Alcalá la Real es uno de los sitios más animados del municipio en estas fechas cercanas a la Navidad y decenas de inmigrantes africanos y de países como Marruecos, Argelia, Senegal o Nigeria se dan cita en ella y aún más, cerca de cien personas duermen y pasan la jornada en el andén y alrededor de este lugar.
Los antiguos habitantes del antiguo restaurante Marino, lugar donde se refugiaban hasta el pasado año, se han trasladado a la Estación de Autobuses y el problema para ellos no ha sido resuelto porque duermen cada noche a la intemperie, sufriendo los rigores de las bajas temperaturas y uno de ellos, manifestó que cualquier mañana al levantarse puede que ocurra una desgracia. No solo hay inmigrantes durmiendo en este lugar sino que a unos cincuenta metros, en la acera de enfrente en un pasadizo junto al hotel Torrepalma suelen dormir otros pocos, igualmente instalan sus pobres camas de cartón resguardados en los cajeros de alguna entidad bancaria.
La sala principal de la Estación de Autobuses se ha convertido en una gran consigna, allí en una línea que va de un lado a otro, se alinean un gran número de maletas, bultos, mantas y los diversos bagajes que disponen estos ciudadanos africanos, que los depositan, sin vigilancia, allí durante toda la jornada y los recogen cuando vuelven del trabajo. No obstante, desde el pasado día 5 de diciembre, el Ayuntamiento abrió una oficina de consignas para que los inmigrantes depositen allí sus equipajes, el Equipo de Gobierno ha contratado a una persona para que realice este trabajo, en una habitación de la misma Estación de Autobuses, desde el día 5 de diciembre se hizo uso de ella por algunos inmigrantes, otros no la usaron porque no se fiaban de dejar allí sus enseres.


A través de un inmigrante de nacionalidad marroquí, llamado Ismael y algún otro más, relatan que muchos de ellos tienen trabajo y son retribuidos de acuerdo a la ley española entorno a los 50 euros, otros cobran menos según el trato que hagan con el patrón, aunque se quejan de que a la hora de alquilar una vivienda no encuentran ninguna y consideran que es una auténtica vergüenza que en pleno siglo XXI sucedan estos casos en un país como España. Los medios que han puesto las autoridades locales no son suficientes y el albergue para las 38 personas que se ha abierto en la Avenida de Iberoamérica lo consideran que vale un alto precio e insuficiente, pues según ellos los 150 euros que hay que pagar al mes es caro y no pueden hacer de comer y hay que pagar por lavar y secar la ropa.
El plan ideado por el Ayuntamiento y los patronos de la aceituna para que los propietarios de viviendas buscasen aposento a las personas emigrantes, ha fracasado y estas gentes siguen durmiendo a la intemperie, resguardados con unos cartones, o en el mejor de los casos con sacos de dormir o una manta donada por Cáritas, sin que el problema se resuelva un año tras otro y la imagen que se da de una sociedad alcalaína es deprimente.
La Estación de Autobuses alcalaína es el centro de los inmigrantes, allí dejan sus cosas, allí viven cuando no están trabajando, allí realizan sus oraciones y piden a su Dios antes de acostarse, allí al aire fresco del invierno alcalaíno duermen casi un centenar de personas, en una ciudad donde hay muchas viviendas vacías; ellos dicen que tienen dinero para alquilar, pero nadie se fía de su palabra.



Ellos son ciudadanos del mundo, acostumbrados a trasladarse de un lado a otro, de un lugar a otro lugar en busca de un trabajo que les dé para subsistir; están curtidos en la vida, van vestidos como cualquier joven de hoy: con zapatillas de deporte vistosas, un anorak, y no les falta en su bolsillo un Smartphone para hablar con sus familias y amigos. Son jóvenes y su sonrisa no se les borra de su cara, ellos saben que viven mejor que en sus países de origen.

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