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martes, 17 de octubre de 2017
LA FAMILIA DEL GUARDA NEGRO
En la casa de Antonio Amadeo, en la calle Hondillo, bueno en una cuadra que tenía frente a su casa,nos juntábamos a veces, o por cualquier causa llegábamos allí. Y con la llegada del invierno, teníamos allí el vino del terreno a punto, o al menos eso creíamos nosotros.
El Guarda Negro decían que había llegado a Frailes desde Cuba, vivía en el Barrihondillo, en la casa que hoy es propiedad de Gabriel Gallego. Tenía varios hijos: Sabina, Manuela Gabriel, Antonio y Salud. Trabajaba en el Ayuntamiento y era muy conocido entre los vecinos, era la única persona de color negro que había en la villa. Su hijo Antonio era una persona agradable, pero en Frailes no encontró trabajo y tuvo que trasladarse a Barcelona, era un hombre joven, que tenía ganas de trabajar y encontrar un futuro.
Allí, encontró lo que buscaba y se quedó, pero en Frailes, sus amigos lo añoraban. A mí, me decía Pichurra y como mi hermano Antonio se llevaban de primera. Nos escribía cartas desde Cataluña y deseábamos que volviera, al menos para poder verlo. Y un día lo hizo, y le preparamos una bienvenida. Llegó al anochecer en la Alsina de Contreras y se detuvo en el Puente de los Molinos, allí habíamos preparado un burro, todo adornado y lo subímos en él. Estaban sus amigos de siempre, Chipilín, mi hermano Antonio, Callejón, Gatuela, Cabildo y muchos más. Una vez montado en aquel asno, recorrimos la calle Elvira y cada vez se agregaba más gente. Antonio, aquel hombre generoso había vuelto de Barcelona, seguimos por la calle Cuevas y en bar la Cueva salieron muchos a saludarlo.
Pepe y David Alvarez eran los hijos de los dueños del bar, se llamaban Amador y Mercedes. Aún el bar Nuevo no estaba abierto, pero sí la taberna de Domingo el de Gregorillo que estaba situada en el bajo del supermercado de la Gregoria; cada vez se unía más gente detrás de aquel burro y de Antonio. Él subido en el animal, parecía como si se tratáse del Señor cuando entró en Jerusalén. En la calle Mesones, en el salón de Fermín Murcía se celebraba una boda y la música de la orquesta Trébol sonaba y nosotros oiamos los acordes. Estábamos en la posá de la Rubia y subimos por la calle Mesones hasta llegar al Cinema España y ni cortos ni perezosos nos introducimos en el salón, con el burro y Antonio subido en él, hicimos bailar al animal con Antonio en lo alto, pero con tan mala suerte que el jumento resbaló y se quedó tumbado en el salón.
La familia del Guarda Negro era muy querida en Frailes, pero poco a poco todos los hijos fueron emigrando a Barcelona; un hermano se fue llevando al otro y así toda la familia se trasladó, después volvían casi todos los años, pero cada vez tardaban más en hacerlo y poco a poco se fueron distanciando de Frailes. Solo Manuela y Salud viajaron alguna vez y se hospedaron en la casa de mi hermana Emilia, allí las ví alguna vez. Pero después desaparecieron y no supimos más de esta familia. El Guarda Negro se quedó más tiempo en Frailes junto con su mujer. A aquel hombre lo conocí y su figura la sigo viendo, cuando iba acompañado de José el Pregonero, realizando su trabajo por aquellas calles. La casa de la calle Hondillo quedó vacía y fue alquilada por Carmela, la madre de Paco Belmontes, de esta manera aquella familia salió de la pequeña casa que tenían en la calle Carboneras.
En la calle Hondillo habitaban por aquellos tiempos el padre de Amadeo, en la casa que hoy es de Manuel el Municipal, por encima vivía una mujer que se llamaba Estrella, donde hoy tiene su vivienda mi sobrina Rosi. Más arriba estaba la familia de Antonio Medina, también la Domi de Calañé, Ezequiel y su familia, la madre de Chipilín, el Cojo Canelo, las Pulias, Dionisio y Miguel que eran zapateros, Antonio Hereodos que tenía una barbería, también la madre de Maria la Bocarrieta.Después se trasladó por allí Antonio Molina que tenía una pescadería y en la esquina había un edificio que albergaba las escuelas: dos de niños y una de niñas, cuyos maestros se llamaban doña Concha, don Antonio y don José Mantecas. Todo esto ocurría entre 1950 y 1960. En aquellas aulas repartían alimentos del Plan Marshall de los Estados Unidos de América, así por la mañana nos repartían un vaso de leche que había que mover mucho para que los grumos desaparecieran y por la tarde nos daban unos pedazos de queso amarillento.
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En aquella pequeña plazoleta que se formaba al pasar el puente del barrihondillo , frente a la fuente que aun se conserva . Llenábamos un caldero de agua donde intentábamos deshacer los grumos de leche en polvo , cuyo sabor sabría distinguir ahora mismo del cualquier otra leche . En el recreo formábamos un corro y celebrábamos nuestra particular corrida de toros, banderillas y picador incluido para regocijo y distracción de los abuelos que pasaban la mañana en el bar de enfrente .Al final del berlangiano espectáculo taurino , se brindaba la muerte del toro que con el resto de la cuadrilla subía presto la escaleras de la escuela para seguir formándose como gente de provecho eso si , los niños con los niños y las niñas con las niñas . Pues si confieso que he vivido ...en Frailes .
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