Hay gente que dedica un tiempo a los demás y eleva la entidad humana a
cotas de un gran sentido de la solidaridad, entendida como algo natural que va
en beneficio de todas las personas.
Esto ocurre en Alcalá la Real, donde un grupo de personas sirven una comida
diaria a los inmigrantes que llegan cada año para recoger la cosecha de
aceituna. Es como una especie de comunión entre la sociedad alcalaína y estas
gentes que llegan de otros países en busca de encontrar una vida mejor.
La acción transcurre cada día en el antiguo local del Hogar del Jubilado en
la Avenida de Iberoamérica, allí un grupo de voluntarios realizan la fiesta del
compromiso social, dar de comer al hambriento, al que menos tiene y más lo
necesita. Son personas corrientes, con un gran corazón que dedican unas horas a
preocuparse y ocuparse de gentes con grandes carencias. Cada día llegan a este
lugar por la tarde y van preparando una serie de bocadillos, unos días son de
atún, otros de embutidos variados. Preparan el pan y van introduciendo la
materia prima, mientras hablan unos con otros y tratan de realizar esta acción de
ayuda altruista.
En un ambiente distendido elaboran algunas decenas de ‘bocatas’ que en poco
tiempo serán servidos a personas que apenas conocen pero que saben que están
pasando faltas. También, preparan vasos de leche caliente con chocolate,
galletas y algún polvorón o mantecado navideño y sobre las 19:30 horas van
entrando los inmigrantes, se sientan en unas mesas que están dispuestas y
consumen estos alimentos cada día.
Ellos son voluntarios anónimos que hacen esta acción porque se lo pide su
cuerpo. Cáritas lleva la batuta en este asunto aportando toda su
infraestructura. Son personas cristianas que sienten a sus semejantes y
comparten con ellos su tiempo. También, hay gente de las diversas cofradías del
municipio alcalaíno. En definitiva, son personas que se ocupan y preocupan por
otras personas que son semejantes a ellas, pero que sufren algunas carencias.
Es como una especie de oasis solidario donde se respira tranquilidad, y
donde se comparte lo que se tiene y se ha convertido en un lugar transcendente
para compartir vida, es una especie de gracia que hace un conjunto de hombres y
mujeres para ayudar a otros seres humanos que sufren deficiencias.
Lo importante sería que la propia inercia de la sociedad española amparara
a estas personas por el mero hecho de serlo. Que por el hecho de nacer cada
individuo tuviera lo necesario para vivir dignamente, pero aún eso no es así,
mientras tanto es una suerte que existan gentes solidarias que comparten su
tiempo y su economía con otras menos favorecidas.
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