La Pep Ventura volvió a los Festivales de Agosto, esta vez para honrar la
memoria y en homenaje al director Lirio José Palomar, que falleció
recientemente.
Fue un concierto que reunió una serie de características especiales y que
los espectadores disfrutaron con gran tranquilidad, conscientes de la calidad
del director, Jorge Molina, y de sus músicos.
El teatro Martínez Montañés se llenó de una forma pausada, tanto en las
butacas como en los palcos, y el pasado domingo, 7 de agosto, a partir de las
20:00 horas, todo estuvo preparado para oir y disfrutar de esta orquesta que
consta de unos músicos disciplinados, vehementes, atentos y entusiastas de lo
que hacen.
Un concierto que en su primera parte sonó la pieza ‘Corsario Negro’ de
Ángel López Carreño; seguida de ‘Divina Comedia’ de Robert W. Smith, con sus partes del Infierno,
Purgatorio, Ascensión y Paraíso, finalizando con ‘Arabesque’ de Samuel Hazo. En
la segunda parte se interpretó ‘Camino Real’, de Alfred Reed; Bonaparte de
Schwarz y ‘Danzón número 2’ de Arturo Márquez.
Luis Sanjuán se encargó de introducir al público en la figura del director
homenajeado, Lirio J. Palomar, haciendo un resumen de sus vivencias, mientras
en el escenario se veían diversas fotos de su vida, todas conteniendo aspectos
de su música y de los diversos conciertos que interpretó en el municipio
alcalaíno.
La Pep Ventura se ha convertido en una asociación musical de aquí, pero con
unas características esenciales y una gran calidad, a pesar de que es oída
varias veces a lo largo del año en Alcalá la Real, cada vez sorprende con
alguna cosa nueva. El concierto del domingo fue emotivo, especial, armonioso,
sorpresivo, tranquilo y alterado a la vez. Llevando al espectador a diversos
estados de ánimo. El público fue consciente de todo ello y aplaudió, se levantó
y siguió aplaudiendo, mientras su director, Jorge Molina, levantaba a los
músicos para que fueran reconocidos por su buen hacer. La música de la Pep
Ventura tiene una especie de autenticidad que hace de esta orquesta un símbolo de
la Alcalá moderna, formada por músicos jóvenes y algunos más mayores, pero
todos con unas grandes ganas de hacerlo cada vez mejor y de ofrecer un
concierto, como el del homenaje a Lirio J. Palomar, que levanta los ánimos y al
salir del teatro Martínez Montañés cada uno se pregunta que ha valido la pena
pasar un par de horas con estos músicos en una tarde-noche de verano alcalaíno.
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