En la tarde del pasado jueves había gran expectación por ver la exposición
denominada ‘La vida cotidiana en la Alcalá del siglo XX’. En la puerta de
entrada del Aula Magna del Convento de Capuchinos se arremolinaba una gran
multitud que estaba a la espera de la inauguración. La senadora socialista
Elena Víboras departía con la alcaldesa en funciones, Cecilia Alameda, y la
Lonja del Arcipreste se iba llenando de vecinos y visitantes que esperaban la
apertura de las puertas.
El concejal de Cultura del Ayuntamiento alcalaíno, Juan Ángel Pérez Arjona,
fue el encargado de presentar el acto y se dirigió a los presentes con cara de
satisfacción, manifestando que la exposición era fruto del buen trabajo hecho
por algunos vecinos, como el coleccionista Blas García, las monjas dominicas,
el museo del pujarero perteneciente a la hermandad del Cristo de la Salud; así
como el comisario de la exposición Carlos Calvo y el fotógrafo PPH que ha
realizado la decoración.
La exposición pretende ofrecer un recorrido por el día a día de los
antepasados alcalaínos, con especial atención a aquellos útiles que formaban
parte de la vida diaria. En ella se pueden contemplar objetos y enseres de
antaño que hasta no hace mucho tiempo, eran imprescindibles en las casas del
municipio y muchos de los cuáles, hoy en día, siguen presentes en la memoria
colectiva de la gente. Es un ejemplo del
rico legado patrimonial etnográfico de esta tierra, una ventana a un tiempo no
demasiado lejano. Por ello, Juan Ángel Pérez animó a los presentes a que donen
enseres de este tipo al Ayuntamiento, con el fin de hacer las bases de un
futuro museo de artes y costumbres.
La muestra supone un viaje en el tiempo, donde poder contemplar diferentes
escenas de la vida en el campo, retratos de una vivienda cualquiera que forman
parte de la memoria alcalaína, a partir de los objetos, muebles y ambientes que
la componían. Es una visión del modo de vida, a la vez cercano y distante en el
tiempo. Señas de identidad de Alcalá la Real y de sus habitantes.
Se hace un recorrido de diversos actos, como la matanza, los muebles que se
usaban con la colocación de camas y otros enseres, en distintos ambientes de
las clases trabajadoras y acomodadas. Las escenas de la agricultura están muy
presentes como las dedicadas al olivar y al aceite. También recoge un espacio
de una cocina, con los elementos esenciales de los diversos ‘cacharros’ que se
usaban. También incluye algunos aparatos modernos como teléfonos, tocadiscos o
máquinas de escribir.
Según el edil Juan Ángel Pérez, la exposición tiene, además, un fin
divulgativo y se intentará que la puedan ver los alumnos de los diversos
centros escolares, como una manera de que valoren lo que había en las casas de
sus abuelos. Estará abierta hasta el 25 de septiembre de 2016.
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