Julían Relaño es un tipo peculiar que desde hace 25 años regenta un bar, también, peculiar, el Casablanca que ha acogido a algunas generaciones en su local, primero junto al parque del Paseo y luego en el lugar que ahora se encuentra. Le he hecho una entrevista para ver como se encuentra, después de estos últimos 25 años.
-¿Cómo
definirías tu bar?
-Como un proyecto entre cultural y de ocio,
donde se juntan muchas cosas. Un punto de encuentro de gente que busca una
alternativa diferente a lo que es puramente comercial. Esto tiene pocas
definiciones, hay que verlo.
-¿Cómo
han sido estos 25 años?
-Sí, llevo con el
Casablanca 25 años, esto ha ido cambiando paulatinamente, vine con 25 años, yo
he crecido y todo ha cambiado también, cuando llegué acababa de comenzar la
democracia en este país, y ahora estamos en un punto que parece que la estamos
perdiendo.
-¿En cuántas épocas puedes dividir estos 25 años?
-Hubo una primera
época, cuando tenía el local en el Paseo de los Álamos y mi primer contacto con
la gente del pueblo y después nos trasladamos a esta zona por tener más espacio
y ofrecer unas mejoras instalaciones y hacer más y mejores actividades, que no
sean solo tapas y un mero bar, entonces serían dos etapas pero es algo más que
dos etapas, son casi tres generaciones las que han pasado por el Casablanca,
probablemente ahora están llegando los hijos de los padres que estuvieron en la
primera etapa. Sólo tiene 25 años que ya es mucho en hostelería y más en
hostelería de ocio, es bastante complicado de mantener.
-¿Cómo son tus clientes?
-Pues es gente que
busca un sitio donde encontrarse, donde estar libremente, son un tanto
extraños, no buscan el alcohol, sí utilizan la bebida porque es el entorno para
lo que está hecho el local, pero buscan y tienen otro tipo de inquietudes y participan dentro del local con sus
conciertos, su musiquilla, trayendo sus libros, intercambiando cultura,
haciendo exposiciones. En definitiva la participación de los clientes es
importante.
-¿Qué sentiste cuando te dieron el Hércules?
-Ah, pues estuvo
aquello bien porque parece que después de mucho trabajo, el propio pueblo me
hacía más hijo del municipio, yo no soy de aquí, entonces fue una manera de
acogerme, de reconocerme el que había estado intentando aportar cosas al
pueblo, bueno eso está bien, mi familia ha nacido aquí, mis hijos han nacido
aquí y quizás el Hércules ha servido para eso, poco más tiene el Hércules más
que ese reconocimiento.
-¿Porqué le pusiste al local Casablanca?
-Bueno, porque era
sencillo, la película está bien, es en blanco y negro y a mí, siempre me ha
gustado la fotografía en blanco y negro y la película me gustaba en cuanto a
imagen y era un motivo sencillo como
para redecorar entorno al cine y no hay otro motivo.
-¿De qué actividades te sientes más satisfecho?
-De haber podido
hacer un poco de hilo para todos los jóvenes que querían tocar música y de
haber servido un poco de plataforma para ellos y que contaran con un sitio
donde poder hacer un ensayo de verdad, actuar y que los vieran y escucharan sus
amigos, quizás esto, porque es difícil conseguir que los jóvenes tengan una
actividad en grupo y sólida. También el proyecto de Libros Viajeros que está
funcionando bien, ya ha salido 170 libros y
también es curioso que de un libro salgan tapas culturales.
-¿Cómo va a ser el futuro del Casablanca?
-No lo sé, esto
depende de que me dejen seguir viviendo o no, claro esto necesita una
participación económica que haya gente que lo utilice y la juventud está
cambiando bastante, parece que se dedica a hacer botellones en el fin de
semana, como no sea la gente más culta, no sé, como no tome el local otro tipo
de gente, no sé en el futuro que nos espera, pero espero que como proyecto
continúe bastante tiempo y espero que siga aportando cosas.
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