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martes, 4 de abril de 2017
EL DORNILLO EN LA HOYA
EL pasado domingo, 2 de abril, la cofradía Gastronómica de la Sierra Sur El Dornillo celebró la LVI Jornada Gastronómica en un acto que tuvo lugar en el restaurante La Morenita, situado en el cerro de la Mesa de la Hoya del Salogral. Allí fueron llegando los cofrades de los diversos municipios de la comarca.
A las 13:00 horas visitaron la casa del santo Custodio en la aldea de la Hoya del Salogral y posteriormente se dirigieron al lugar de la iglesia de la Virgen de la Cabeza, donde admiraron el paisaje que ofrece estos parajes, desde el que se divisa las nieves de Sierra Nevada.
En el restaurante La Morenita fueron recibidos por sus dirigentes, los hermanos Ascensión y Daniel Bretones que ofrecen una cocina de toda la vida, realizada con productos de la zona y con un toque especial. Unas 50 personas degustaron un menú consistente en pan con aceite de oliva virgen extra, jamón de la matanza del Dornillo, queso de cabra frito, croquetas caseras, así como potaje de vigilia, caldereta de cordero y de postre natillas y arroz con leche, y vino del terreno.
Juan Infante, presidente del Dornillo dio la bienvenida a dos nuevos cofrades e hizo un resumen de la trayectoria histórica de la cofradía, manifestando a los presentes que después de 16 años de vida, los cofrades de la asociación se habían convertido en personas cercanas y familiares y que el Dornillo iba a seguir con sus objetivos que son promocionar la comarca de la Sierra Sur y apostar por una alimentación natural y en defensa de los productos autóctonos. Igualmente añadió que la próxima reunión tendrá lugar en el mes de junio y también tuvo palabras para destacar la proyección del Dornillo con FECOAN, Federación de Asociaciones Gastronómicas de Andalucía, de la que el Dornillo es un miembro destacado. Además, dijo que en los premios anuales del Dornillo se incluirá una nueva variedad, la de mejor camarero de la comarca, para intensificar la importancia que tiene el papel de esta profesión en el mundo de la restauración.
sábado, 1 de abril de 2017
LA PASARELA DE LA MODA ALCALAÍNA
El mundo de la moda alcalaíno se movilizó el pasado sábado en un desfile que se celebró en el Pabellón Cubierto Municipal y al que acudieron cientos de personas que estuvieron entusiasmadas con esta iniciativa que organizada por ACCEIPA y el Centro Comercial Abierto, contó con la colaboración del Ayuntamiento alcalaíno.
El acto se inició a partir de las 18:30 horas y el público comenzó a llegar y fue llenando las instalaciones. Las personas que tenían invitación fueron accediendo a la pista central, donde se habían instalado decenas de sillas y los que no tenían entrada se colocaron en las gradas de estas instalaciones deportivas.
El evento fue presentado por la responsable de ACCEIPA, María José Atienza que dio cuenta de la importancia del acto para las diversas firmas comerciales que intervinieron y para la economía del municipio. En el desfile intervinieron ocho firmas de comercios alcalaínos dedicados a la moda, entre ellas la joven diseñadora Lucia Cano Zafra.
El desfile comenzó con un pase de modelos infantil, en el que destacó el desparpajo de los niños que actuaron, moviéndose en la pasarela con soltura y luciendo las diversas prendas que se fueron colocando.
El diseñador alcalaíno Rafa García presentó su colección de novias 2017 con una serie de modelos que resaltaron los vestidos y los complementos, ofreciendo una gran variedad en vestidos, trajes de tres piezas, boleros, chals, para madrina, acompañante, fiesta, complementos para ese día tan especial, un diseño realizado con la mejor calidad. Rafael García fue galardonado con el premio Dedales de Oro de 2015, su especialidad es la confección a medida y con posibilidad de cambios entre los distintos modelos.
También, destacó la joven diseñadora alcalaína, Lucía Cano Zafra que fue la ganadora del Certamen de Jóvenes Diseñadores de Andalucía Occidental, organizado por la Asociación Nacional de Jóvenes Diseñadores Españoles (ANDE) del pasado año. Lucia presentó su colección para novias, según declaraciones suyas, la base de su inspiración es la innovación y la experimentación a través de los bordados sobre motivos florales, geométricos y orgánicos, también juego de transparencias, superposición de capas, volúmenes inspirados en los cancanes y miriñaques. Por otro lado se introducen diferentes técnicas artesanales, empezando por la delicadeza del bordado, hasta técnicas de soldadura como en uno de los looks, en los que se puede ver un cancán elaborado con alambre soldado.
Otra de las casas comerciales ofreció ropa íntima de mujer, desfilando una serie de modelos con poca ropa en la pasarela.
El público se mostró entusiasmado con este tipo de desfiles y lo siguió con atención durante todo el tiempo que duró, aplaudiendo con intensidad el paso de las diferentes modelos.
Asi mismo, entre bambalinas hubo un gran trabajo de diversos profesionales como peluqueros, estilistas, comerciantes o fotógrafos. Todos ellos unidos en un intento de dar a conocer el mundo de la moda, y ofrecer a los alcalaínos y clientes de los diversos pueblos de la comarca este mundo de ilusión que es un sector pujante para la economía alcalaína.
Por parte del Equipo de Gobierno acudieron la edil portavoz socialista, Cecilia Alameda; la concejala de Turismo, Eva Bermúdez y el concejal de Urbanismo y Festejos Custodio Valverde que siguieron el desfile en primera fila.
El fotógrafo PPH_fue el encargado de realizar el reportaje a las diferentes modelos, y éstas hicieron un buen trabajo, dando a conocer los diferentes modelos que las ocho casas comerciales ofrecieron para dar a conocer su línea de primavera y verano.
En definitiva, todos hicieron un gran esfuerzo para dar importancia a este sector de la moda alcalaína que se está abriendo paso en las distintas esferas, dando a conocer diseños propios y tiendas donde se pueden compar los diversos modelos.
El público salió contento del desfile y se lo pasó en grande, en este mundo de la moda y la ilusión que poco a poco va calando en la sociedad alcalaína.
MI PRIMERA VISITA A ALCALÁ LA REAL
Llegó el día que esperaba con ansiedad y mi madre, María la Betuna, me llevó a conocer la ciudad alcalaína. No cabía en sí de gozo, solo subirme al autobús que en aquel tiempo le llamábamos Alsina, fue todo un acontecimiento, el viaje a través de aquella carretera polvorienta fue hermoso, mis ojos no paraban de observarlo todo: los olivos, el cielo, los puentes, la gente que iba andando, las paradas que la Alsina hizo en la Ribera Alta, en lo alto de las carreteras, en la aldea de Santa Ana y en fin, donde cualquier viajero quería bajarse. Creo que el viaje duró más de una hora. Pero andando se tardaba más de dos horas y eran muchos los que se trasladaban caminando. Mi madre conocía al dueño de la Alsina, era Miguel Contreras, un señor de entrada agradable, con gafas oscuras, un gran anillo en su dedo, campechano, con una voz potente y que de vez en cuando se daba un paseo por Frailes para revisar los servicios de su empresa. El autobús era un poco destartalado, con una gran baca a la que se subía por unas escalerillas. Parecía una especie de animal, con una cabeza que le sobresalía y un abultado estomago donde había asientos para que los viajeros se sentasen. Había varios chóferes que tenían una especie de taquilla para sacar los billetes en la calle Tejar de Frailes, junto a la tienda de mis padres. Al estar los dos servicios juntos, mis padres hicieron buenas ‘migas’ con toda la gente de aquella empresa y se hacían favores mutuamente. De tal manera, que el día que viajé con ellos no me cobraron el billete y me dieron un buen sitio para disfrutar del paisaje. Después, la empresa Contreras ha tenido una evolución importante, con transporte escolar, con transporte a Granada, con viajes discrecionales y se mantiene viva con la dirección de otro Contreras, Miguel. Algunos fraileros han formado parte de la plantilla de esta empresa como Pedro Morales.
Al llegar a Alcalá la Real el impacto que me causó fue grande. Aquellas calles no se parecían en nada a las de Frailes. En medio de la ciudad había un montón de árboles, era el famoso Paseo de los Álamos, con una fuente taza que lanzaba agua hacia arriba. Había un hombre vestido de uniforme azul, con un casco de lata blanco en la cabeza que daba pitidos a diestro y siniestro y que luego me enteré de que regulaba el tráfico. Allí, en medio de la carretera parecía un ‘dios’ con la potestad de dar paso a unos y a otros, los que se dirigían al Llanillo y los que iban hacía la antigua estación de autobuses junto a San Antón. Al bajarnos del autobús, mi madre me tomó de su mano para que no me perdiera, pero yo estaba en Babia, extasiado, quería verlo todo. Aquella heladería donde fabricaban grandes barras de hielo que estaba en una calle estrecha, junto al bar que hoy se llama las Catacumbas y donde actualmente se ha instalado el BBVA, era un lugar fresco y placido, con una especie de máquinas que elaboraban helados y polos, había un hombre serio pero aquellos helados sabían a gloria; había otro bar grande que se llamaba Ferreira y dentro estaba lleno de gente que pedía cerveza, vino y ponían unas tapas riquísimas. Al doblar la esquina y al principio del Llanillo estaba la posada de Isabelilla, una mujer que tenía un negocio importante y atendía a muchos cortijeros y personas que llegaban de las aldeas. Enfrente estaba la pastelería de Calixto y un poco más allá el famoso Pilar de los Álamos, un poco deteriorado por el paso del tiempo. Pero que llamaba la atención a los que llegaban por primera vez a Alcalá la Real. Mi madre iba de tienda en tienda para realizar sus compras, todos los comerciantes me decían cosas agradables y me daban algún caramelo o pequeño obsequio. Mi madre me llevó casa Pepe ‘El Aguardentero’ en la plaza del Ayuntamiento para tomar una manzanilla caliente y espabilarnos del viaje. Era un lugar donde iban a tomar anís y manzanilla caliente todos los madrugadores y allí se reunían todo tipo de personas para iniciar un nuevo día. Después, había una visita inevitable, mi madre me volvió a tomar de su mano y Llanillo arriba fuimos hasta la iglesia de Consolación, donde se veneraba la imagen de la Virgen de las Mercedes y allí que me llevó María la Betuna porque siempre que visitaba Alcalá iba a ver a la Patrona porque le tenía una gran fe y le rezaba todos los días en su pequeña tienda de la calle Tejar de Frailes. Yo, también, empecé a tomarle apego a aquella Virgen que estaba instalada en una especie de trono dorado y que volvía locos a los alcalaínos sobre todo el 15 de agosto, día grande en la ciudad y en varios kilómetros a la redonda. Poco a poco, mi madre iba haciendo sus diversas compras: la cal, los hilos, las velas, carne, macetas y cántaros, botones, pipas, caramelos, chupachups, tortas y dulces, lejía, harinilla, tiras para las moscas, cohetes, petardos, y un montón de productos más que los comerciantes alcalaínos le vendían y al mismo tiempo los llevaban hasta el autobús, donde eran subidos a la baca y de allí, vuelta a la villa de Frailes. María la Betuna conocía a mucha gente de Alcalá, debido a su profesión, especialmente a los comerciantes y personas que se ‘movían’ en ese mundo. Conocía a personas como Miguel Contreras, los Gaticos, Antonio Gutiérrez, Pepe Alameda, Jesús Vico, Antonio y Pepe Peñalver, Isabelilla, don Juan el médico que tenía una clínica junto al cuartel de la Guardia Civil, la familia Ferreira, Calixto Nieto, Cebolla, Marcos, los hermanos Rosales, Frutas Lozano, Vialca, el señor Aguilar que era alto y grande y tenía una pequeña gasolinera frente a lo que hoy es el bar Alaska, y muchos más como Paco ‘Cigarrón’, un hombre alto y guapo que vendía bebidas en un almacén en la calle Mesa y casi todas las semanas hacia una visita a Frailes para tomar nota de los diversos productos que las tabernas y los comercios le compraban. Todas estas personas eran gente que tenía un negocio, un comercio y ella iba buscando todo tipo de artículos porque los vendía en su pequeña tienda que era como un minúsculo supermercado donde había de todo.
Para mí, aquél viaje fue como de iniciación a la ciudad alcalaína, miraba todas aquellas calles anchas y con mucho bullicio. Los carteles que anunciaban las películas, los automóviles que iban y venían, algún autobús de extranjeros, el Llanillo que era la arteria principal, con sus casas bonitas, el Casino y sus socios que estaban sentados en la acera, en grandes sillones y con toldos para defenderse del sol. Allí vi al médico frailero don Fermín que era un asiduo y jugaba a las cartas y al dinero. Había tiendas con grandes escaparates, donde se exhibían las prendas de vestir, utensilios del hogar y muchos artículos más. Fue como una especie de flechazo que me duró toda la vida y Alcalá y yo mantuvimos un idilio que sigue intacto hasta el día de hoy. Aquél ambiente con gente por todos lados, el Paseo de los Álamos, y también la fortaleza de la Mota, pero aquel castillo no me fascinó en un principio, fue al pasar el tiempo cuando fui conociendo a esta edificación fortificada. Aquellas calles estrechas que iban todas a parar al castillo árabe o las edificaciones religiosas como los conventos y las iglesias. Pensé en mi interior que me gustaría poder vivir en este lugar.
viernes, 31 de marzo de 2017
NUNCA SE SEPARARON
Había hombres por todos lados
No había ni una mujer
Las tenían en el subconsciente
Dictaron palabras hermosas
Buscaron algo hasta la saciedad
Por la tarde se retiraron
A un lugar cercano
La luz cada vez era más tenue
Aquellos tenían sueño
Volvieron sobre sus pasos
Nada los perturbó
En cada palabra se jugaban la vida
La naturaleza les envolvía
Nunca se separaron mientras se amaban en la sierra antigua
En Alcalá hay una fuente
que mana cristalina agua
En Frailes hay agua
pero prefieren beber vino
en las noche de sol
Hay gente que no mira
hacia atrás y saben que
los observan mil ojos paralelos
u oblicuos en pentagrama azul
jueves, 30 de marzo de 2017
ELLA EN LA VEREDA
Habia gente por todos lados en la ciudad, en los pueblos las calles están vacías. No vuelvas por aquí, nadie te quiere. La luna tenía un volcán de meteoritos. Hay mujeres que viven solas, otras que están en brazos de hombres. Ella estaba sola, iba andando, llevaba una camisa blanca, sus zapatos eran rojos, su bolso azul, sus medias de seda. Tenía dedos finos y suaves. Comía ensaladas y frutos secos. Su cabello era ondulado y oscuro, su cuello de cisne, sus piernas como columnas griegas. Tuvo un caso de violencia de género,pero nunca fue a misa. Le gustaba ir de vacaciones a la playa y nadar de noche junto al litoral. Mujeres guapas, mujeres feas, mujeres que buscan trabajo, mujeres que paren y dan a luz a hijos pequeños, no eres más hombre ni más mujer. Ella caminaba fuera de la vereda, llevaba una cántara de leche llena. Se alcanzaron ayer los 20º y la terraza estaba abarrotada y muchas bebian cerveza. Me corté las uñas de las manos pero no las de las pies.
miércoles, 29 de marzo de 2017
HABIA UNA MUJER
Había una mujer que se disfrazaba de hombre
Otra tenía una mancha en la piel
Encontré a una que se peinaba al revés
Había una mujer que hacía de comer
Otra tenía zapatos de andar por casa
Una vez paseé con una cogida del brazo
Hasta que no fui mayor las mujeres no
quisieron nada conmigo
Había una que recibía a la luna
sobre todo cuando era una tajada de melón
Estuve varios dias con una mujer
No la comprendía pero me gustaba
Hay que tener cuidado con las mujeres
ellas no son igual que los hombres
Estuve esperando a una mujer
más de dos horas y cuando
llegó no me dijo nada
fuimos al cine
volvimos de madrugada
envueltos en un papel de celofán
tomamos bocadillos en el bar
de la esquina y paseamos
cuando no había nadie en la calle
a pesar de que llovía no nos
tapamos la boca ni la nariz
solo nos metiamos las manos en
los bolsillos
martes, 28 de marzo de 2017
UNA MAÑANA CUALQUIERA
En estos días de marzo de 2017 me despierto en Alcalá la Real, me visto con pantalón y chaqueta de deporte y me tiro a la calle temprano. Voy andando por la Avenida de Europa, mientras aún el ambiente es oscuro y la niebla no deja ver el horizonte. Los escaparates de la Avenida de Europa aún están en penumbra, el cuartel de la Guardia Civil aún no ha izado la bandera y algunas ventanas de los pisos tienen la luz encendida. El bar Ibiza está abriendo sus puertas y el Bar del Rano comienza a tener bullicio y entran y salen los primeros clientes del día. En el instituto Alfonso XI no hay nadie y las puertas están cerradas. En las aceras se ven un par de figuras humanas que andan despacio. Evangelina sale con su bicicleta hacia el Ayuntamiento y me dice buenos días. Voy hacia el carril bici pero sigue sin verse nada, ando con buenas zancadas y paso por la puerta de la casa del médico Manuel Zafra, por la del farmacéutico José Luis Navas y por detrás de la casa de Elena Víboras. La vivienda de Pepe López, vocal de Amici Culturae también está cerrada. Me dirijo al camino de la torre del Cascante y Baldomero Andreu viene de vuelta, de haber hecho sus kilómetros matutinos, con un pantalón largo de deporte, una sudadera y un pañuelo al cuello, nos decimos buenos días y cada uno sigue su camino. Sigo viendo sombras y pocas luces y en el vivero de Ruiz dos perros me dan los buenos días con ladridos suaves que se cortan al instante. Subo la cuesta y mi corazón parece que se queja y trato de salir adelante; las vides de Marcelino Serrano se alinean en su propiedad y los sarmientos han sido podados para cuidar las plantas. Los olivos han sido recogidos y el camino está un poco mojado. A lo lejos se ve un rayo de luz en el horizonte y parece que el día se va despejando. Son las ocho y media de la mañana y en el carril bici no hay nadie. Entro en él y rastreo la planta de mis pies para despejar el barro que mis zapatillas han recogido en el recorrido. Mis pisadas en el cemento del carril bici aún son fuertes y siento el sonido de dos caños de agua que van a parar a una acequia. Sigo subiendo y oteo la carretera que va a Benalúa de las Villas, los automóviles llevan los faros encendidos y algunos rugen, otros son más silenciosos. Los tejados de los edificios de la Fuente del Rey se empinan y los miro, el campanario de la iglesia de la Virgen Coronada asoma a mi mirada y el almacén de bebidas de Moisés Campos se alinea con mis ojos; a lo lejos el convento de las monjas también se hace visible y las casas que fueron de la familia Garnica hoy son de otros propietarios. Mi madre María la Betuna sirvió a esta familia y no quiso que mis hermanas sirvieran en ninguna casa. La baranda de madera del carril bici está recién arreglada pero alguna de sus vigas ha vuelto a caerse, hago breves ejercicios de gimnasia y sigo adelante. Los chalets que hay en el camino tienen sus puertas cerradas y los perros que hay dentro no ladran. Al subir al Portichuelo veo tres conejos que salen corriendo a esconderse en sus madrigueras. Durante el recorrido me he encontrado a cuatro personas, tres me dijeron buenos días y otra no me dijo nada. La mañana de niebla se ha despejado y en el recinto ferial, el mercadillo se va levantando y los comerciantes ambulantes colocan sus prendas que venden a uno, dos o tres euros, y se oyen sus voces anunciando la buena nueva de sus artículos baratos. Alcalá la Real se despertó y sus vecinos acuden a muchos sitios. En el IES Alfonso XI entran los alumnos a clase y allí estarán los profesores Fernando Fedriani, Alejandro Caño, Rafi López, y otros más que no sé sus nombres, los últimos alumnos rezagados siguen entrando por la puerta principal. Las aceras se van llenando de gente, aún no están abiertos los comercios y un hombre espera al peluquero Juan José en la puerta del establecimiento y le han echado la prensa del día por la raja de la puerta. Llego a mi casa con la cabeza mojada, enciendo el calentador, y una ducha reparadora me limpia el cuerpo y me da fuerzas.
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