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viernes, 17 de agosto de 2018

SABRINA DUQUE, MUJER ESCRITORA Y GANADORA DE LA IV BECA MICHAEL JACOBS DE CRÓNICA VIAJERA 2018


La silueta de Sabrina Duque aparece por ‘El Asno Azul’ en la aldea de Ribera Baja, Sabrina está aquí para intervenir en las VI Jornadas Literaria Internacionales ‘Maelse’ de la villa de Frailes, por ser la ganadora de la IV Beca Michael Jacobs de crónica viajera 2018, de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. Sabrina con sus labios pintados de rojo, su figura envuelta en un vestido negro, pequeño; involucrada con su hijo Bruno de 5 años que habla inglés, español y portugués, ella habla pausadamente y con la cabeza puesta en terminar su libro y poder disfrutar de las gentes y paisajes de la Sierra Sur. Sabrina es una mujer dulce, inquieta, como una perla cultivada que trata de contar historias corrientes y poner sus ojos en lo que acontece allá donde va; dice que es feliz y viviría en cualquier lado que la planten.

¿Cómo te iniciaste como escritora?
-La verdad es que no me acuerdo bien, porque escribo siempre y hay una historia familiar, mi padre quería que yo fuese ingeniera y siempre me estuvo empujando hacia las matemáticas, hice el Bachillerato en física y matemáticas y él tenía la vida resuelta para mí y entonces hice el examen de la Universidad Politécnica y pasé pero me inscribí en la Universidad Católica para estudiar Periodismo y Literatura y fue el gran momento de quiebre y de decepción en la familia.

¿Qué es la escritura para ti?
-Es un ejercicio de empatía y de memoria y creo que en el tiempo que estoy, todo el tiempo que he estado escribiendo mi mayor preocupación, incluso cuando no pensaba por donde iba mi trabajo, siempre ha sido entender al otro e intentar ponerme a los pies de la otra persona y creo que tiene que ver con ser hija de un extranjero, siempre he sido medio diferente, tener una cultura distinta, aun siendo todos hispanos pero era cuando yo era chica y entré a la Primaria, tenía otro acento y usaba otras palabras, yo nací en Ecuador y mi papá era cubano, entonces yo tenía otro léxico y me acosaron en la escuela por ser distinta y hablar raro, pero eso se me pasó pronto y creo que quizás ahí en el tema de mi padre ser extranjero, me puso en ese camino, dando una mirada hacia atrás, siempre estuve tras esos temas e intentando entender a los otros.

-¿Qué nacionalidad crees que tienes?
- ¡Uy¡, no sé, me siento hija del periodismo hispanoaméricano porque mi recorrido ha sido diferente, por ejemplo en el 2015 cuando fui finalista del premio Gabo de Periodismo estaba allí con una historia de Portugal, publicada en una revista peruana y yo venía de Brasil, donde estaba viviendo y claro era ecuatoriana pero me sentía cuando llegué allá, había dos cubanos y me sentí como en casa y al escuchar el acento me hizo sentirme una niña y ahí andaba con ellos, me siento de todas partes, me siento mucho del lugar donde estoy, no tengo ningún tipo de nostalgia por los lugares en los cuales he vivido, he sido muy feliz en todos los lugares donde he estado pero en este momento soy feliz donde estoy.

-¿Por qué te presentaste a la beca de viajes Michael Jacobs?
-Porque era una conjunción de cosas, la beca me pareció siempre muy interesante y los ganadores siempre han sido estrellas, he leído trabajos de Federico Bianchini y de Alex, a Diego Cobo no lo conocía y lo conocí con la beca y era un tremendo proyecto y salió un lindo libro, nunca tuvo un proyecto para presentarlo en la beca que me llamara la atención pero ese año había comenzado a escribir sobre los volcanes en Nicaragua y la relación de la gente con los volcanes y cuando me di cuenta y se abrió la convocatoria, yo dije tengo aquí un libro y este libro sí es un libro que tiene algunos ecos de Michael Jacobs, él fue a los Andes y allí hay enormes volcanes que conocí cuando era niña y yo estoy en Nicaragua donde los volcanes son chiquititos, los llamo de andar en casa porque te subes en el carro o subes a pie sin mayores problemas, entonces me sonó que era un tema que podía tener cierto futuro y me puse muy feliz cuando me enteré que había ganado y me puse a dar saltos, estaba en Nueva York y estaba sola, había pasado la mañana en un museo con una amiga y estaba sola esperando el resultado porque uno sabe que es finalista pero no sabe que lo ha ganado, así que me estaba conectando a Internet y la conexión estaba mala y Diego Cobo lo puso en twitter y así me enteré de que había ganado. Fue un momento muy emocionante.

-¿Para qué escribes?
-Para tener un registro de la memoria y para tener un registro de las personas, esa es mi intención, antes escribía sin pensarlo mucho pero luego con los años me pregunto porqué, cómo, qué me interesa y la mayor parte del tiempo escribo sobre personas pero no exactamente sobre un perfil, escribo sobre aquello que identifico de estas personas y sobre la idea de transcendencia y puede reflejar cosas a los otros.

-¿Cómo ves la situación en Nicaragua?
-Terrible, es un abuso de derechos humanos que nunca en la vida había presenciado, con una represión en las calles y ahora ha pasado a ser una cacería de brujas, la gente que salía a marchar o los médicos que apoyaban a los manifestantes heridos, han sido despedidos y juzgados por terrorismo y hay muchas personas que están en casas de seguridad y los andan buscando, muchos han huido y el mundo de muertos, huidos y desaparecidos no se actualiza porque la Asociación Nicaragüense de Derechos Humanos, su equipo, fue tan acosado, tan amenazado que tuvieron que exiliarse, entonces ya no hay quién haga las cuentas, ya no hay quién lleve el registro del horror en Nicaragua. Es una situación muy dolorosa pero al mismo tiempo es muy admirable porque a pesar de todo siguen en las calles y hay marchas pidiendo por los presos políticos y estaba todo lleno.

-¿Qué impresión te ha causado llegar aquí a la aldea de Ribera Baja y Frailes?
-Ha sido maravilloso, yo me imagino que a todos les gustó mucho venir acá porque todo el mundo es muy simpático y es un paisaje lindo, pero para mí significó una sensación de tranquilidad y de seguridad que hacía bastantes meses que no sentía porque Nicaragua es un lugar muy pacífico y estamos viviendo en medio de una masacre, entonces a la belleza de esta zona, a la simpatía de las personas que es algo muy lindo encontrarse con la gente en la calle y en ese momento saludarse y presentarse, a todo ello se suma una tranquilidad de poder dormir sin tener que escuchar morteros o disparos y de sentirme menos presionada, eran demasiadas emociones y aquí desde que llegué, estoy escribiendo, revisando, ajustando y estoy contenta de lo que está pasando con el texto aquí.

-¿Y cómo es el libro qué estas escribiendo?
-El libro era sobre los nicaragüenses y sus volcanes, la relación suicida y amorosa que ellos han tenido siempre, pero como es un libro de viajes, en la mitad del viaje cuando no me había subido aún a los volcanes, pasó esto y la circulación en las carreteras de Nicaragua se paró y las ciudades se aislaron con barricadas , entonces el viaje es ese, llegó un momento en que no pude viajar más y comencé a encontrar temas paralelos entre las historias que estaba reporteando que no estaban completas y lo que estaba ocurriendo, como ejemplo me gustaba mucho la historia de los bautizos y de los volcanes y de los frailes que llegaron con los conquistadores que pensaban que los volcanes, como nunca habían visto uno, eran la boca del infierno y subían a bautizarlos, hacerles el exorcismo y a cambiarles el nombre para quitarles el nombre indígena y ponerles otro y me parecía tan irreal, pensad que una fuerza de la naturaleza pudiera ser amansada con crucifijos y agua bendita, pero en estos días cuando comenzó la crisis en Nicaragua y los paramilitares asediaban los pueblos y entraban con sus armas enormes y se enfrentaban con las personas que tenían piedras o tirachinas o morteros que no hacían nada en realidad, salían los sacerdotes con el Santísimo o con la Virgen en procesiones por los pueblos como si las imágenes y la iglesia pudieran parar las balas, en realidad lo que estaban haciendo era poner el cuerpo y me pareció que podía tender puentes. También encontré una historia sobre un intelectual del país que había sido borrado de la vida oficial, por ser opositor al gobierno y él había encontrado una ciudad que había sido borrada por las cenizas del volcán y cuando comenzó el diálogo las generaciones comenzaron a conocer a esa persona y se convirtió en un líder en Internet porque es un gran intelectual y es muy claro, muy directo; esas cosas empecé a encontrar y terminé contando estas zonas geográficas con testimonios de personas que conocí allá y terminaba hablando por teléfono para que me contaran como estaban, entonces el viaje no es turismo, en el viaje uno tiene sorpresas y este libro ha sido una sorpresa para mí, también.

-¿Cómo ves el panorama de la Literatura Hispanoamericana?
- Lo veo bien, no tengo pesimismo, creo que se escribe muchísimo, se publica más pero también creo que la calidad no depende del marketing y que hay muchas cosas muy buenas que quizás no descubrimos de inmediato pero están apareciendo. En Ecuador estoy muy orgullosa por el momento que está viviendo las escritoras ecuatorianas, está Gabriela Alemán que la conozco de muchos años y que ahora la han descubierto en Estados Unidos, han traducido su obra ‘Poso Wells’ y está siendo un éxito en la crítica por todos lados; aquí en España María Fernando Ampuero y Mónica Ojeda, también, publicaron sus libros y han conquistado a la gente no por publicar con grandes editoriales sino por un trabajo de mujeres independientes que tienen detrás la calidad de sus textos; para mí está muy bien la Literatura en este momento y la crónica latinoamericana sigue siendo un producto apetecido, a la gente le gusta leer porque a todos nos gusta entender a los otros.

-¿Y cómo ves la relación de España con Iberoamérica?
-Es una cosa muy complicada, creo que el discurso de la Madre Patria a mí me hace mucha gracia porque yo terminé viviendo en Portugal y en Brasil y la relación es totalmente distinta, Portugal no es visto como una Madre Patria, es visto como un sitio que a veces les da orgullo; la relación realmente a nivel poético marcha como siempre ha marchado y a nivel personal, creo que hay buenos puentes en el mundo de la escritura, como Alex Ayala que es de todos lados, creo que en términos personales hay una relación entre quienes escribimos de un lado y de otro.
Al final Sabrina Duque me dijo que ‘estoy muy feliz de estar aquí ‘ y añadió ‘yo soy una privilegiada porque yo no vivo en una situación en la que esté en peligro como la gente de Nicaragua que hay mucha gente que no puede salir y que vive en lugares donde es imposible estar a salvo y claro tengo una situación distinta, no soy turista, viajo y me quedo en ese país por unos cuantos años, aun así aunque me sienta muy de un lugar, no soy totalmente del lugar, no pertenezco y si hay un problema, me puedo ir, pero en este momento no me quiero ir de Nicaragua, quiero ver cuál es el final de la historia. Viviría en cualquier lado, soy feliz en donde me planten.

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