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jueves, 23 de abril de 2020

LA COTIDIANEIDAD DE LA PANDEMIA



Seguimos encerrados y la cabeza y mis pensamientos no están abiertos y en medio de este follón en el que casi nadie dice algo decente, la vida continua, sigue muriendo gente Ahora estamos enjaulados y no sabemos lo que pasa. Nerea cumplió  años y parece que nació ayer. Todos tenemos más años y no sé si hemos aprendido algo. Las gentes que hay alrededor son nuestros semejantes y tenemos que entendernos para seguir progresando. Parece como si la naturaleza nos hubiera dado un golpe de atención y diciéndonos que el camino que llevábamos no era el adecuado. Una vida basada en el consumo masivo, es una vida que no tiene sentido y esto nos ha llevado al agotamiento de muchas fuentes de riqueza, entre ellas, el aire, que se volvió nocivo e irrespirable. Generamos tanta basura que no somos capaces de eliminarla y poco a poco se va acumulando en cualquier parte, desde el mar al cielo y a la propia tierra. Dimitió la concejala del PSOE, Eva Bermúdez, por motivos profesionales según mi fuente. 

Las sirenas de la Policía Local, de los Bomberos, de la Guardia Civil y de Protección Civil aúllan a las 20:00 horas y por la Avenida de Europa, desde la casa de Alicia oigo sus sonidos y el himno de España, enlatado, suena en el aire alcalaíno, y los aplausos de algunos vecinos retumban junto al Aula Magna del Convento de Capuchinos. Varios sonidos y ruidos imperan en estas calles desiertas que llevan dos meses sin tener peatones. Solos y en silencio van y vienen sombras y compran pan, pasean perros y ven la vida o toman el sol. 


Alcalá no se parece en nada a la del pasado mes de febrero; el Rincón de Pepe está cerrado, la pescadería de Antonio ‘El Frailero’ ha desaparecido, el bar de La Estación ha perdido la alegría con la que inició su proyecto y las tiendas de ropa de Loli y Sofía están vacías y los maniquíes aprovechan para bailar desnudos una danza loca y sin sentido. Es tiempo de pandemia, de miedo, de mentiras; es una época sin sentido que se presentía porque la vida se había vuelto ampulosa, como sin sustancia.

Fui a comprar unas barras de pan y vi a Sergio en la furgoneta donde ofrece y vende el queso de Frailes, me dijo que pronto nos veríamos en un bar pequeño; por allí pasó el fotógrafo Pepelu en la acera de enfrente y Teresa Rueda me hace un saludo con la mano y yo le tiro un beso con mi otra mano. Esperar y hacer cola para comprar una barra de pan, pero no es como tras la Guerra Civil y las cartillas de racionamiento. 

Los pocos coches que veo no son conocidos y todos los conductores van camuflados con las dichosas y valiosas mascarillas que tanto han dado que hablar. Aún no he recibido ninguna mascarilla como un regalo del Ayuntamiento, están tan escasas y eso que aquí hay una gran fábrica que las elabora.
Los periódicos y las páginas locales van dando cuenta de algunas noticias, van cayendo las fiestas y las ferias programadas, la de San Antonio y una tras otra son tachadas en nuestros almanaques de bolsillo y en nuestra mente.

FELIZ DIA DEL LIBRO

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