El desastre de Japón me hace más sensible a todos mis semejantes, en unos pocos minutos ha sacudido las bases de este país y también las nuestras, porque cualquier cosa que pase en algún lugar del mundo, nos repercute a todos en general. Las bases jerárquicas de este mundo también han temblado y todo el tinglado del capitalismo, basado, según dicen, en la ley de oferta y demanda, se viene abajo.
Hoy, lo importante no es consumir, sino ahorrar. Mirar por lo que tenemos y no despilfarrarlo, porque la teoría esta que nos han ido inculcando de usar y tirar, no es la buena. Hay que conservar lo que funcione y utilizarlo una y otra vez.
El tema de la energía sigue candente, cómo lo vamos a llevar en los próximos años es lo que se debate. Dejad la energía atómica es hoy lo primordial, pero este paso puede acarrear la sumisión a los carburantes, que tal y cómo está hoy la situación, con unos precios horripilantes, llevará la economía a la ruina y nuestras vidas a la desesperación. Y es ahora, cuando deben salir a relucir los planes de los listos de los diversos gobiernos, esa gente que parece que todo lo sabe y nos gobierna, pero como no tienen nada qué decir, no nos dirán nada; se callarán y dejarán pasar el tiempo y luego cuando tengamos que pagar una gran factura por los carburantes, nos subirán los impuestos y se sacudirán las manos.
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