La manifestación más democrática del actual carnaval es el pasacalles, y en Alcalá la Real acuden miles de personas disfrazas para subvertir el orden y darse un baño de libertad, eso creen ellos. Pero se ha caído en toda una serie de normas que se han ido estableciendo y el carnaval ya no es aquella manifestación espontánea que cada año se realizaba. Ahora es como si pusieran un corsé para todo tipo de disfraces. No obstante, el pasacalles recuerda al antiguo carnaval, solo le faltan las coplillas que se hacían y que ponían en entredicho todas las actuaciones públicas y privadas que sucedían en el municipio.
Ahora la gente se disfraza, se divierte, chilla por algo de libertad. Los hay que se pintan y provocan, otros que cogen el disfraz de una tienda y no tiene mucha gracia, pero ponerse un disfraz, ya de por sí, es una provocación al orden establecido y está bien que, al menos, unos días se provoque, la gente se divierta y eche por alto las leyes que nos gobiernan. Pero hoy en día está todo más o menos manipulado y los poderes públicos y privados realizan sus actos más o menos controlados.
Pero el carnaval es siempre un soplo de vida fresco que invita a la diversión de todo tipo, que la gente se divierta y goce que esto son tres días y más de uno nos lo amargan por cualquier tipo de causa.
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