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martes, 30 de abril de 2019

ELECCIONES


El fin último de las sociedades, de la política y de la vida debe ser la salvación de la Humanidad, en términos materiales. Cuando vayamos aprendiendo que todos tenemos derecho a una vida digna, que la sanidad, la educación y el trabajo deben ser universales y que todos tenemos necesidades básicas que se tienen que atender, entonces hemos andado un buen trecho del camino.
Una sociedad que se base en que una minoría tenga la riqueza y una mayoría esté a sus expensas, es una sociedad podrida que no tiene razón de ser. No se trata de llegar al paraíso, pero el último paso de las sociedades esclavistas, feudales o capitalistas, sin duda, debe ser el reparto de la riqueza. Cuando no haya más personas que engañar, habrá que sentarse en una mesa y quitándonos todas las vendas, poner cada uno sus razones para ver el futuro en igualdad.
No se trata de partidos políticos salvadores, ni de líderes carismáticos que nos hablen al oído las excelencias de sus ideologías. Se trata de vivir, todos tenemos que comer, tener un cobijo, velar por nuestra salud, calentarnos en invierno, refrescarnos en verano y rodearnos de un sistema de gobierno que nos asegure todos estos asuntos materiales.
Un sistema político que base su progreso en la venta mensual de automóviles, está equivocado, un sistema político que nos ha llevado al consumo de energías caras y malas con el medio ambiente, sacándonos hasta el último céntimo de nuestros bolsillos, es nefasto para los ciudadanos, sabiendo que España goza de energías naturales más baratas y acordes con el medio ambiente. Un sistema político que nos ha negado el empleo y ha hecho reformas en contra de los trabajadores, no es bueno para la gente, solo es bueno para unos pocos que explotan a unos muchos.
Un sistema político que hace caridad y beneficencia no es bueno para las gentes, porque cada uno quiere un trabajo y ganarse el pan con el sudor de su frente. Un sistema político que reparte migajas a los ciudadanos y ventajas a las grandes empresas y multinacionales, no es bueno para los simples mortales.
La mayoría de las personas quiere vivir en tranquilidad, desterrar los rencores y los odios, que impere el sentido común y la igualdad de oportunidades. Cada uno tenemos un ideal de vida, pero antes de desarrollar nuestras vidas, hay que pensar en que hay gentes que tienen que subsistir.

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