Quién me lo iba a
decir a mí que iba a sentir nostalgia por una caja de ahorros. Pero si, siento
como si algo se desprendiera de mi vida cotidiana. El cierre de esta entidad
bancaria en Frailes, es como si me quitaran algo mío. Acostumbrado como estaba
a su presencia, no le daba la importancia que tiene.
Yo he vivido su
historia desde mi niñez, porque fue la primera caja de ahorros de Frailes que
se instaló en la plaza del Rector Mudarra, en un bajo que era de Saturno y fue
la única que hubo durante varios años. Allí, estaba Miguel que compró la casa
de enfrente, la del secretario don Sebastián y así el trabajo estaba cerca,
allí aprendí a ahorrar con mi cartilla infantil, con apenas 50 pesetas y
recuerdo que contaban que el abuelo de Rafael Maneque había llevado un montón
de billetes carcomidos para abrirse una cuenta en dicha caja.
También recuerdo a
Santiago Hidalgo, mi compadre, que siguió viviendo en la misma casa que su
predecesor, era un hombre generoso, pero en una entidad bancaria no se puede
ser generoso, Santiago era campechano y juguetón.
Con la Caja de
Granada aprendimos los fraileros a ahorrar, a dejar de guardar el dinero en el
calcetín y abrir una cuenta de ahorros, pero en aquellos años no había mucho
parné aunque siempre ha habido ricos y pobres.
Por sus oficinas
fueron pasando uno tras otro algunos directores, y le llegó el turno a José
Luis González de Lara, un amante de los autos, que se compró, nada menos que la
casa del médico don Fermín Medina, donde se quedó a vivir y se hizo frailero. Y
empezó lo que ahora se conoce como el acercamiento de las cajas a los vecinos,
realizando todo tipo de gestiones, la caja se convirtió en algo como un
confesionario, la gente iba allí a pedir un consejo a los hombres que estaban
al frente de ellas. Hasta tal punto que hoy casi todas están abarrotadas de
gente que piden consejos a sus directores.
Pero parece que
José Luis González de Lara cayó en desgracia en la entidad, o eso creo yo y fue trasladado a
la de Alcalá la Real, y hace poco que se jubiló.
Después llegó otro
alcalaíno, Jesús Ramírez, y su figura inundó la oficina que hay junto al bar el
Charro, yo aún tengo en mi memoria su imagen, muchas mañanas, de sus pies y
zapatos, a través del cristal de la calle y en pie un par de clientes junto al mostrador, mientras
les arreglaba algún papel. Y sus palabras: ‘venga, dime tu carnet’, mientras me
preguntaba alguna noticia de su Alcalá natal.
Réquiem por la Caja
de Ahorros y Monte de Piedad de Granada en Frailes, ahora reinará, aún más, la
Caja Rural de Jaén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario