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domingo, 26 de abril de 2020

REFLEXIONES EN PLENA PANDEMIA


Hay un cielo gris alcalaíno en este día nuevo que ha amanecido, la lluvia volvió a los cristales de mi casa y durante varias horas fue cayendo, dando a la tierra su fruto. Estamos cada día confinados en nuestras casas y la esperanza se vislumbra por pequeños agujeros por los que entra la claridad de muchas ideas. A pesar del virus, de la prima de riesgo, del Ibex y de las cifras del paro, seguimos vivos y la pandemia de desgracias se va diluyendo. Las dudas siguen, los errores se van subsanando, el miedo que nos metieron en vena, va desapareciendo. Lo público me reconforta porque es negocio de todos.


 Las empresas montan un ERTE a las primeras de cambio y no respetan más que a sus dueños, los bancos socializan pérdidas y reparten ganancias para unos pocos. La lógica del sentido común se difumina en un mundo donde el dinero sigue siendo el rey y nos siguen creando compras innecesarias que en tiempos de pandemia no nos sirven. Nos hicieron creer que la tierra y el campo no valían para nada y nos sacaron de nuestros pueblos para hacer ciudades inhumanas, donde los automóviles eran nuestra meta y nuestras vidas giraban a su alrededor, generando una falsa libertad al darle al pedal del acelerador en una recta virtual.
 El que no aprenda, es porque no quiere, ejemplos tenemos por doquier, lo público es mejor que lo privado, lo esencial es más importante que lo superfluo, pero la vida son dos días y cuando menos te lo piensas, tienes 70 años y ya no soy el Santi que corría por el río Velillos y saltaba y brincaba. Hoy estoy cargado de achaques, los combato con una dosis de pastillas y pienso que la vida me ha dado tiempo para todo; para practicar el amor y la libertad, para conocer el bien y el mal, para equivocarme y aprender, para soñar, para tener amigos y otros que no lo son, para respetar a los que no piensan como yo y para reflexionar, siempre, y asumir mis errores. 

Aún nos quedan muchas cosas por hacer y hay mucho trabajo por realizar. Hay campos llenos de fruta, mucha gente que pasa hambre, casas vacías y personas que no tienen techo, un montón de contradicciones y algunos gobernantes que solo se miran su ombligo. El mundo es uno, todos tenemos un sitio en él, unos mejor que otros, el sol nos calienta a todos y no hay diamantes más que para unos pocos, pero eso no me interesa.

A la Maripi y al Gafas que son generosos y a Blas Prieto que nos da ráfagas de luz. 

sábado, 25 de abril de 2020

IN MEMORIA DE MIGUEL ZAFRA





Acabo de enterarme que ha muerto mi amigo Miguel Zafra, y desde que tengo uso de razón lo vi por Frailes, en la calle Cuevas y fue una persona inquieta y precursora de diversas actividades en aquellos tiempos duros de los años 1950 y siguientes. Aquella casa donde estaban sus padres Florentino y Aurelia tenía algo diferente y atractivo y Miguel fue una figura activa en aquellos tiempos de carencias. Junto con su mujer inició los trabajos de bordar velos y a pesar de que no había mucho que ganar, dio un poco de esperanza a muchas mujeres para ganarse un dinerillo con muchas fatigas. Recuerdo que vendía electrodomésticos e iba con una moto a buscar a sus clientes y recuerdo que gracias a él, pudimos ver muchos fraileros el partido de fútbol España-Rusia, en el que Marcelino metió un gol colosal y nos hizo felices por unas horas. Miguel colocó un televisor en el patio de su casa y abrió las puertas de la misma e invitó a todo el que había allí a ver dicho partido. Algunas veces dialogué con él y no estuve de acuerdo en algunas cosas, pero amaba a Frailes y ayudó, a su manera, al progreso del municipio.
Hoy ha dejado este mundo y la casa de la calle Cuevas de Frailes está cerrada, allí nació su hija Florencia que sigue fiel a los bordados y junto con su nieta Lucía Cano, han seguido apostando por esta tradición de los velos y bordados. Que Miguel Zafra descanse en paz y que su familia se vea reconfortada en estos días tan difíciles para todos. Desde aquí, les doy mi más sentido pésame y les digo que hoy he recordado a Miguel Zafra como un buen frailero. D. E. P.


viernes, 24 de abril de 2020

HERMOSO DÍA


Estoy sentado en una gran silla de madera y al frente tengo el edificio de la Biblioteca Municipal que me recuerda el Día del Libro, pero la Biblioteca está cerrada y todo está cerrado, yo estoy abierto. En la mesa en la que escribo hay un ejemplar del diario El País, de fecha 23 de abril de 2020, con un titular: Bruselas propone un fondo contra la crisis de 1’6 billones; al lado hay dos libros: Ama de José Ignacio Carnero y américa de Manuel Vilas. Son las 18:10 horas y Alcalá sigue callada, tras más de 40 días de encierro por el dichoso virus. Mi cuerpo está harto de encierro, de escuchar noticias, de oír a Pablo Casado y a Pedro Sánchez y sus ministros. Ahora resulta que a todos nos ha cogido el virus en pañales y estamos aprendiendo a combatirlo. Han pasado más de 40 días y pienso que los he vivido, pero a vivir encerrado no estaba acostumbrado y trato de ser coherente en esta situación, he tratado de esforzarme y como mucha gente me he ido adaptando a ello.
Sigo sentado en estas sillas del salón de Alicia, escribo wasap a Diego, a Nerea, al Gafas y a Mercedes, con el tema del Día del Libro por bandera, alguno de ellos me envia la portada del libro que cada uno está leyendo en estos días. El Gafas ha ido a la estación de Linares-Baeza para cuidar a su madre, ella cuidó de él cuando nació y hasta que levantó el vuelo. Diego está leyendo Palabras mayores de Emilio Gancedo; Nerea me cuenta que lee a Almudena Hernando y su libro La fantasía de la individualidad y Mercedes me envía un video con un montón de títulos. Hoy fuí a Urgencias del CHARE y en su sala principal no había nadie. Desde la mujer que me atendió en la ventanilla, hasta la limpiadora, pasando por los enfermeros, las auxiliares, el médico y en general, todos los que me encontré, me dieron un trato exquisito y cada uno cumplió con creces las funciones que les han encomendado, me fijé en la muchacha que limpiaba y lo hizo todo de una forma exhaustivo, no dejando nada sin limpiar. Recordé cuando no había Seguridad Social y tenía miedo a ponerme enfermo, porque significaba un gran dispendio para mi familia. Hoy es un día hermoso porque Andalucía responde a sus ciudadanos, en plena crisis del dichoso virus.

jueves, 23 de abril de 2020

LA COTIDIANEIDAD DE LA PANDEMIA



Seguimos encerrados y la cabeza y mis pensamientos no están abiertos y en medio de este follón en el que casi nadie dice algo decente, la vida continua, sigue muriendo gente Ahora estamos enjaulados y no sabemos lo que pasa. Nerea cumplió  años y parece que nació ayer. Todos tenemos más años y no sé si hemos aprendido algo. Las gentes que hay alrededor son nuestros semejantes y tenemos que entendernos para seguir progresando. Parece como si la naturaleza nos hubiera dado un golpe de atención y diciéndonos que el camino que llevábamos no era el adecuado. Una vida basada en el consumo masivo, es una vida que no tiene sentido y esto nos ha llevado al agotamiento de muchas fuentes de riqueza, entre ellas, el aire, que se volvió nocivo e irrespirable. Generamos tanta basura que no somos capaces de eliminarla y poco a poco se va acumulando en cualquier parte, desde el mar al cielo y a la propia tierra. Dimitió la concejala del PSOE, Eva Bermúdez, por motivos profesionales según mi fuente. 

Las sirenas de la Policía Local, de los Bomberos, de la Guardia Civil y de Protección Civil aúllan a las 20:00 horas y por la Avenida de Europa, desde la casa de Alicia oigo sus sonidos y el himno de España, enlatado, suena en el aire alcalaíno, y los aplausos de algunos vecinos retumban junto al Aula Magna del Convento de Capuchinos. Varios sonidos y ruidos imperan en estas calles desiertas que llevan dos meses sin tener peatones. Solos y en silencio van y vienen sombras y compran pan, pasean perros y ven la vida o toman el sol. 


Alcalá no se parece en nada a la del pasado mes de febrero; el Rincón de Pepe está cerrado, la pescadería de Antonio ‘El Frailero’ ha desaparecido, el bar de La Estación ha perdido la alegría con la que inició su proyecto y las tiendas de ropa de Loli y Sofía están vacías y los maniquíes aprovechan para bailar desnudos una danza loca y sin sentido. Es tiempo de pandemia, de miedo, de mentiras; es una época sin sentido que se presentía porque la vida se había vuelto ampulosa, como sin sustancia.

Fui a comprar unas barras de pan y vi a Sergio en la furgoneta donde ofrece y vende el queso de Frailes, me dijo que pronto nos veríamos en un bar pequeño; por allí pasó el fotógrafo Pepelu en la acera de enfrente y Teresa Rueda me hace un saludo con la mano y yo le tiro un beso con mi otra mano. Esperar y hacer cola para comprar una barra de pan, pero no es como tras la Guerra Civil y las cartillas de racionamiento. 

Los pocos coches que veo no son conocidos y todos los conductores van camuflados con las dichosas y valiosas mascarillas que tanto han dado que hablar. Aún no he recibido ninguna mascarilla como un regalo del Ayuntamiento, están tan escasas y eso que aquí hay una gran fábrica que las elabora.
Los periódicos y las páginas locales van dando cuenta de algunas noticias, van cayendo las fiestas y las ferias programadas, la de San Antonio y una tras otra son tachadas en nuestros almanaques de bolsillo y en nuestra mente.

FELIZ DIA DEL LIBRO