La alcaldesa de Frailes,
Encarnación Castro ha dado luz a un proyecto para transformar la plaza del
barrio de la Iglesia y que tuvo un gran protagonismo en el siglo XX, cuando se
edificó la Casa del Deán, un personaje que llegó a ser el confesor de los reyes
y construyó la mansión para que un día pudieran veranear los infantes de
Orleans.
Ahora, la remodelación se está
llevando a cabo por la empresa constructora Ríos, siendo el director y redactor
del proyecto, el arquitecto técnico municipal José Manuel Romero Vela. El
presupuesto base es de 66.058 euros y con el IVA llegará a los 79.931 euros,
siendo el plazo de ejecución de tres meses. La obra consistirá en la
sustitución de la actual solería por un pavimento fotocatalítico que tiene la
peculiaridad de degradar el óxido nitroso hasta un 56% de manera que contribuye
a la mejora del medio ambiente; se hará un picado y saneado de los muros
perimetrales, así como su reconstrucción en los puntos que sea necesario;
renovación de las barandas perimetrales sobre los muretes actuales;
acondicionamiento del acceso interior de la plaza para adaptarlo a personas con
movilidad reducida; así como colocación de pilonas anti aparcamiento;
renovación de la instalación eléctrica; reconstrucción y colocación de fuente y
renovación de la instalación de fontanería para la fuente y el sistema de riego
de los árboles. Habrá una renovación y recuperación de los distintos árboles y
reposición de bancos y maceteros deteriorados o rotos.
La plaza en cuestión forma parte
de la historia de la villa de Frailes y su uso ha ido experimentando los ciclos
de los diversos años de este municipio. El artífice de la misma y de la
vivienda fue Ezequiel Mudarra Romero, que fue arcipreste de la catedral de
Sevilla, secretario general de Beatriz y Alfonso de Orleans y llegó a ser
presidente del cabildo de la catedral de Madrid. La casa la edificó por el gran
amor que le tenía a Frailes y se la encargó al maestro de obras alcalaíno
Domingo Sánchez Velasco. Los distintos gobiernos municipales del siglo XX y XXI
hicieron uso de esta plaza, pues el Ayuntamiento se situaba junto a ella, en lo
que ahora es la Casa de la Cultura. Varias generaciones disfrutaron allí, pues
en la misma se celebraron los bailes de las ferias que tenían lugar durante los
días 29 y 30 de septiembre y 1 y 2 de octubre, en honor a San Miguel. Los
bailes eran privados, por lo que la plaza se cerraba y había que pagar una
entrada, a la que muchos no podían acceder porque su economía no se lo
permitía, así en dicha feria había unos pocos elegidos que bailaban y otros
muchos que miraban desde las barandillas hacia el interior. Además, allí se
colocaban los ‘cacharros’ como los columpios y los caballicos para el público
infantil. A partir del año 1982, la feria anual de Frailes cambió de fecha y de
escenario, pasando a celebrarse en la primera semana de agosto y la ubicación
de la misma se cambió a las Eras del Mecedero, por lo que la plaza perdió
personalidad y competencias, reduciendo las visitas considerablemente, no
obstante su papel de lugar de reunión siguió latente. También, dicha plaza ha
tenido diversos nombres, al finalizar la Guerra Civil se le colocó el nombre de
Plaza de José Antonio Primo de Rivera y en la etapa socialista del alcalde
Antonio Cano-1991-2011- fue nombrada como Plaza de Miguel de Cervantes, también
se la conoce como Plaza de los Amandos, por ser el apodo de los herederos de
Ezequiel Mudarra Romero.
Con la puesta en funcionamiento
de este proyecto, se recupera y rehabilita este espacio y se le dará más uso y
la misma servirá para dar una mayor identidad a la villa frailera como se hizo
con la plaza del Nacimiento.
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