Sigo despidiéndome de esta vida. Vivo como nunca lo hice. Estoy aquí solo, sin nadie que me diga nada. Me enfrento a mí mismo y me hago preguntas continuas. Mi vida ha pasado tan rápido, desde aquellos años en la calle Horno de Frailes, hasta ahora, ha llovido y ha hecho sol. Las personas que he ido perdiendo, las vivas y las muertas, las recuerdo en estos días. Siento nostalgia de los tiempos que he vivido y el sábado pasado en la Fiesta del Vino me dí cuenta de que había desaparecido mucha gente, pero mi tiempo sigue siendo este. No vale quejarse, ni venirse abajo, aquí lo importante es seguir andando, haciendo algo, aunque sea escribir estas palabras que no dicen nada. Varias veces he surgido de la nada y he mantenido el tipo, que no es poco. Un día la vista me falló y ví que había muchos como yo; otro día me achacaron otra cosa y ví que seguía vivo, a veces estoy muerto y pierdo el tiempo, bueno el tiempo no se pierde, solo pasa o no, ¿yo qué sé?. Unos me dicen: cuidate, otros que tenga cuidado, algunos me dicen que haga lo que quiera, se puede hacer lo que quiera pero siempre dentro de un orden. Soy un pobre diablo que deambula en esta ciudad de la fortaleza de la Mota; otras veces voy a Frailes y voy por sus calles y no conozco a los jóvenes ni a los niños. En Alcalá conozco mucha gente, algunos me saludan y no sé quienes son, otros no me saludan y sí sé quienes son.
Algunas mañanas me despierto, me pongo las zapatillas y me abrigo y me tiro a la calle; me dirijo al carril bici y aún no ha amanecido y a veces veo a Baldomero Andreu que vuelve del carril bici cuando yo voy. Otros días, sigo levantándome temprano pero no voy andar, me quedo en mi casa y hago un poco de gimnasia. Cuando no me relaciono con la gente, pienso que no me relaciono, ayer me habló un islandés que vive en Alcalá, se llama Jon Sigurdur; hoy he visto al alcalde en Santa Ana, le pregunté por la renuncia de Mamen Rosales y me dio una lección de lo que es una renuncia de un concejal por motivos personales. ¿Cuantos motivos personales tenemos? Unos tendrán más que otros.
Yo vine a Alcalá la Real con diez años y cuando me acordaba de mi madre y de Frailes, me iba a la carretera y me tiraba dos horas andando hasta que llegaba a Frailes, cuando me veía mi madre me preguntaba qué porqué me había venido y le decía que me encontraba muy solo, a otra mañana volvía, subido en un carromoto que tenía mi hermano y me dejaba en el mercado de abastos que era un lugar lleno de alegría y lleno de verduras, frutas y pescado. No sé cocinar, pero estoy aprendiendo, es bueno hacerse uno mismo la comida. Jugaba al fútbol en las Escuelas de la Safa, con Antonio el Parde, un tal Palmero, con Ribaya y algún Montañés, con gente del Castillo y de las aldeas. El que jugaba muy de portero era Paco Belmontes, era un tipo que se dejaba todo su cuerpo en el campo, era portero y parecía de goma, se tiraba a todos lados y era tan valiente que me daba miedo lo que hacía.
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