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jueves, 15 de noviembre de 2012

MI VIDA CON PACO MARTIN

Esta es parte de la ponencia que con motivo del congreso sobre el historiador, investigador y profesor Paco Martín presenté el pasado día 10 de noviembre.


Cuando volví a Alcalá la Real en 1993, no conocía a mucha gente, pero estaba seguro de a quién quería conocer, una de esas personas era Paco Martín. Lo veía pasar por la Avenida de Europa y lo he seguido viendo por los mismos lugares, con su bigote, sus gafas, su cartera y su bolsa llena de periódicos, mientras caminaba hacia su trabajo en el IES alcalaíno Alfonso XI.
Intentaba acercarme al investigador, al profesor, al hombre que veía ir y venir, buscando alicientes en su vida. No sé como fue surgiendo nuestra amistad, pero me fui atreviendo para ir teniendo contacto con él. Leía casi todas las cosas que escribía, aquellos Romances y Leyendas, leía sus colaboraciones en los programas de cofradías o de la Virgen de las Mercedes y en los periódicos provinciales. Yo quería parecerme a Paco Martín, poder escribir un libro como él y embelesar a la gente contando investigaciones y trabajos sin parar. Pero eso no podía ser, porque no todos somos Paco Martín; me iba conformando.
Paco Martín es un hombre abierto, comprensivo, capaz de hacer cualquier cosa y de ponerse al alcance de cualquiera. Tan pronto se convierte en guía cultural, como reunirse con cualquier cofradía, acudir a una reunión de Cáritas, pasar por el bar Los Sauces, reunirse con padres de alumnos, ir a cualquier archivo de España, o recoger las escasas aceitunas de su propiedad.
Lo más importante que he aprendido es su sencillez, que sabe llegar a mucha gente y que está siempre dispuesto para lo que haga falta. Tiene la ilusión de un niño que empieza a vivir.
Cuando intenté escribir mi libro: Frailes, una visión de su historia, intentaba por todos los medios que él me lo leyera antes de publicarlo, pero no me atrevía a pedírselo, pero me armé de valor y lo conseguí, un día fui a su casa y se lo pedí y estuvo encantado de hacerlo, me dio sabios consejos y a pesar de que el libro que escribí  no es ninguna cosa del otro mundo, porque no tiene mucho control, al menos aprendí algo y lo pude publicar. También, en la presentación del libro en Alcalá la Real, él fue quién lo introdujo.
Animado por esta experiencia, seguí tratando a Paco Martín, unos días le proponía hacerle una entrevista de su trabajo, otros que escribiera algo para el periódico, siempre tenía una respuesta positiva. A veces hablábamos de política local o nacional, siempre admitía las críticas pero también exponía sus puntos de vista. Paco siempre se sentía orgulloso de ser del PSOE, de trabajar por su partido, de haber sido alcalde, de ser presidente del PSOE alcalaíno y en la última ejecutiva cuando se nombró a Carlos Hinojosa secretario general, en sustitución de Elena Víboras, y fue nombrado presidente de honor, no le sentó muy bien, pero aceptó el cargo.
Cuando ya empecé a entrar en la vida de Paco Martín, estaba ansioso por encontrármelo por esas calles alcalaínas. Siempre me informaba de lo que estaba haciendo: un día era de lo que estaba investigando de la Memoria Histórica, otro día era de la Guerra Civil y los alcaldes socialistas alcalaínos, los viajes que hacía a tal o cual archivo, los libros que iba acumulando en su casa y que Cristina decía que ya no cabían en ella. Intercambiábamos información, algún documento y me hablaba de las visitas que hacia a la Mota y acompañaba a todo tipo de personas y grupos. Esto último lo sigue haciendo, sin ánimo de lucro, como todo lo que hace y le entusiasma que lo llamen y cada día tiene más trabajo, por ello deberían nombrarlo Guía Oficial Alcalaíno.
También hay gente que critica a Paco Martín, porque hay gente para todo y puede ser que a algunas personas no le guste su forma de ser y de actuar. Pero pienso que tienen una forma superficial de conocimiento sobre él. Cuando se le trata, es como un vendaval que siempre está ahí, yo no tengo con qué pagarle, me tiene surtido de un montón de noticias, de los viajes que hace con asociaciones, de familias enteras que vienen en su busca para que les enseñe los monumentos alcalaínos, últimamente colabora con un artículo de opinión en el gratuito mensual del Ideal alcalaíno. Una simple llamada, un correo electrónico y Paco Martín, siempre, responde raudo y veloz.
Seguiré e intentaré cultivar esa amistad que hemos logrado entre los dos, seguiré vigilando a Paco Martín cuando pasea por Alcalá la Real, con su andar característico, vislumbrándolo por el Paseo de los Álamos, tratando de llegar al Archivo, hablando con Rafael Hinojosa, con Domingo Murcia, con Paco Toro.
Lo seguiré viendo en el bar Europa, cuando algún día desayunamos, con Antonio López y hablamos de los buenos tomates que hubo este año. Y seguiré recopilando artículos escritos por él, seguiré aprendiendo cosas de la Semana Santa que cada año me explica para escribir las crónicas de Ideal y lo buscaré por esas calles y otras que cada día recorre sin parar.
He recopilado algunas páginas del diario Ideal, en las que Paco Martín es protagonista, las voy a unir a estas letras que le escribo y será el pequeño homenaje que reciba de mi persona.

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