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lunes, 11 de noviembre de 2019
HISTORIA
He vivido 25 años de Franquismo, vi la vida de mucha gente y la mía propia pasar con muchas necesidades a cuestas, fui a la Escuela Nacional, desayuné con productos del Plan Marshall (queso y leche en polvo) en aquellas clases frías, con tinteros en las bancas y con maestros que tiraban de las patillas y daban coscorrones en la cabeza; fui a la recolección de la aceituna a un cortijo cerca de Torredonjimeno, donde dormíamos 80 personas en una sala, separados por una cortina, sin agua corriente y había que sacarla de un pozo que estaba a 200 metros para lavarse y cocinar.
Me fui a un hotel de Segur de Calafell a trabajar de camarero para ganarme la vida y saber lo que era el trabajo; en mi casa de la calle Horno de Frailes no había agua corriente, había que ir a por ella a la plaza del Rector Mudarra, en mi casa no había cristales en las ventanas y entraba el viento en invierno y hacia siempre frío. Dormía en una cama de madera, con un somier de cordel, junto con mi hermano o alguna de mis hermanas, a veces nos movíamos y la cama se venía abajo, no teníamos armarios porque no había tampoco ropa que ponerse, teniamos un arca de madera y allí introducíamos todo que había de prendas de vestir.
No usé zapatos hasta que no cumplí doce o catorce años; el primer abrigo que conquisté me lo compró mi madre en Alcalá la Real, tenía quince años y era largo y grande para que me sirviera los próximos años, porque estaba creciendo. Jugaba en el río de Frailes. Cuando murió mi padre, mi madre me fue metiendo en vereda, me levantaba a las cinco de la mañana para ir a por sacos de hierba para alimentar a unos pocos conejos que tenía en el corral, atendía la pequeña tienda y la taberna, mi madre era capaz de levantarse a las cinco de la mañana para atender a un cliente que tocaba en su puerta y venderle una manzanilla caliente.
Vi a muchos niños ser despiojados al sol por sus madres o hermanos, vi a mucha gente pedir por las calles de Frailes, algunos llevaban una especie de lata para que alguien le echara un chorreón de aceite, otros le daban un mendrugo de pan; había un hombre que decía que para combatir el frío invierno se abrochaba el botón del cuello de la camisa; los hombres iban a la taberna y bebían aguardiente y cognac para combatir el frio y la frustración de sus vidas; los hombres iban a la plaza y un señor propietario los elegía para trabajar, los que quedaban, se iban a sus casas llorando.
Yo fui con Elena Víboras al Parlamento de Andalucía un 28 de febrero y le dieron la medalla de Andalucía a Isabel Pantoja, Elena me colocó en la primera fila y estaba de presidente de la Junta Manuel Chaves. Cuando era pequeño no tenía Seguridad Social, desde que tenía uso de razón, tenía miedo de ponerme enfermo porque ir al médico no era gratis y las medicinas costaban una barbaridad. Yo tuve buenas becas en la época de Franco y me permitieron estudiar una carrera. En 1975 y 1976 grité Amnistía y Libertad por las calles de Granada y la policía franquista nos perseguía. Tengo en mi casa la primera piedra del hospital de Alcalá la Real, el famoso CHARE, que me la regaló el consejero socialista Gaspar Zarrias.
Ahora tengo un piso de 80 m2, un automóvil Seat Ibiza, una pensión conseguida por mis años de trabajo y una libertad que me permite andar por estos caminos, cuando las malas rotondas no me lo impiden, ¡ah!, también tengo una plaza de garaje.
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