Bajé a la feria y en la caseta de Ribera Alta que está decorada con abanicos de colores, hechos con el cartón de limpiarse el culo del water, y sirven una cerveza fresca, con chorizos que saben a chorizo, y pinchitos que saben a pinchitos.
La feria alcalaína de 2012 es como un montón de globos y de ilusiones que se suben al cielo para mirar mejor la portada. Es como una nube de algodón dulce que se evapora con los lametones de Hugo o de Laura.
La feria es un pasodoble perenne, con recuerdos a tejeringos, a chocolate de madrugada, a la caseta del club Fuente del Rey y a la del PSOE, donde hacen turnos los militantes que aún creen en el socialismo no utópico y de carretera, que se esconde en Jaén por las reivindicaciones de los trabajadores santaneros que no se si son justas pero llevan varios años detrás de ellas.
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