Eso, que viva Rajoy, que como Zapatero ha creído en los esforzados funcionarios para salir de la crisis. Ha estado pensando varios meses en resolver los problemas de España y como Zapatero, ha reflexionado y ¡helo ahí¡ que la solución la tenía a flor de piel. Los funcionarios debemos estar orgullosos porque nuestros gobernantes acuden a robarnos, cada poco tiempo, para salvar al país. Y eso es de agradecer, que todo el ejército de funcionarios seamos los garantes de la estabilidad de una España que ahora no está en sus mejores momentos.
Rajoy no ha acudido a las grandes fortunas, porque a esa gente hay que dejarla que se divierta, que recorra el mundo en permanentes vacaciones y que sean embajadores de España. No ha acudido a eliminar a miles de políticos que no hacen nada pero que nos representan y son los abanderados de los ciudadanos. Tampoco, ha acudido a eliminar gobiernos autonómicos, porque para qué, así no hubiera ERES, ni mineros cabreados ni trabajadores de Santana andando hacía Sevilla.
Tampoco ha acudido a los banqueros, porque a esos los tiene que mimar, dándoles dinero por un tubo para que los españoles podamos seguir endeudados y no tengamos derecho a nada.
En fin, Rajoy como Zapatero ha hecho lo que tenía que hacer y todavía puede hacer algo más, como retirar las vacaciones, porque los funcionarios españoles somos los que más vacaciones tenemos en el mundo.
Los pilares de España están cambiando: antes era la Monarquía, el Ejército, la Iglesia, en los que se basaba el Estado para funcionar bien. Ahora, el pilar es el Funcionariado. Por eso, hay que sentirse orgullosos.
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