Manolo el Sereno se fundió en un abrazo, en la explanada de la iglesia
Mayor Abacial en pleno centro de la Mota en Alcalá la Real, con la escritora
Almudena Grandes. Así comenzaba la presentación del último libro de esta
creadora ‘El lector de Julio Verne’ que fue puesto en escena al público a las
12:30 horas del pasado día 6 de marzo.
En las Casas de Cabildo del primer monumento alcalaíno, las andanzas de
Nino, protagonista de esta obra resonaron y con las mismas los aplausos de todos
los que había por allí: Escritores, periodistas de una cincuentena de medios,
invitados, concejales, y la propia alcaldesa de Alcalá la Real, que en su turno
de palabras, aprovechó la ocasión para ‘vender’ el municipio, frontera que aún
sigue en los tiempos que estamos.
Y fue, Jesús Vigorra, esa persona que muchos vemos en Canal Sur, en su
programa sobre libros, quién resonó en la mesa de las Casas de Cabildo,
atestada de voces que magnificaron la labor de la guerrilla que combatió el
Franquismo en los cerros de la Sierra Sur.
Y fueron, creo, los vencidos quienes quisieron contar la historia esta vez,
porque parece que siempre la han contado los vencedores. Y alguno dijo que era
devolver a la historia lo que se ha querido olvidar y tener un momento de reconciliación.
Y en esto llegó Almudena Grandes y presentó a los protagonistas: Cristino
Pérez, el hijo de un guardia civil, destinado en Fuensanta de Martos en 1947 y
siguientes años, que inspira el personaje de Nino en la novela. Almudena
Grandes dijo que tenía una larga relación con Alcalá la Real, primero porque
aquí tenía una amiga y segundo porque lleva tiempo viniendo a visitarla y añadió que era la primera vez que se
presentaba una de sus novelas fuera de Madrid. Siguió contando cosas de
Cristino Pérez que le habló de Cencerro y en un viaje a Marruecos le fascinó
con aquellas historias que había pasado en el cuartel de la Guardia Civil de
Fuensanta de Martos. Ella consideró que en aquella historia había una novela
que Tomás Villén, Cencerro, era una leyenda que estaba viva y que aquellos años
fueron de los más terribles de la época de paz del generalísimo Franco. Almudena
ahondó y dijo que el apoyo que tenía la guerrilla en la Sierra Sur de Jaén era
de las personas, de los vecinos de los pueblos de Castillo de Locubín, de
Frailes, de Valdepeñas, o de Fuensanta de Martos. Aquella época era la del
terror sistemático y Cristino era un niño dividido entre su padre que era
guardia civil y los guerrilleros que los quería.
Manifestó que ‘El lector de Julio Verne’ es una novela de aventuras y de
terror, desde una voz de niño inocente, la de Nino, protagonista de la novela
que junto a su amigo Pepe el Portugués empieza a conocer el modelo de hombre
que quiere ser cuando sea mayor. Y convertirse en un hombre distinto, a través
de la lectura y descubre una biblioteca clandestina que le hace soportar la
realidad que vive y lo traslada a otros mundos. Y descubre que todas las
novelas hablan de amor, de lealtad, de coraje y que le ayudan a salir del
modelo que tenía predestinado.
Almudena Grandes dijo que el terror en aquella época era una espiral que
recorría la sociedad española de arriba abajo. ‘Los represores también tenían
miedo’.
Y también estaba en las Casas de Cabildo, Esther Extremera, nieta de
Cencerro y comentó que ahora todo el mundo está orgulloso de su abuelo
Cencerro, pero que durante mucho tiempo no fue así, que hubo una época en que
no se podía comentar nada y todo era clandestino. Su abuela le transmitió el
orgullo de tener por abuelo a aquél hombre, comunista y que creía en la
libertad y en la República, que no era un bandolero, sino que ayudaba a muchos
y hacía una gran labor social. También recordó al juez Garzón, al que comentó
que conocía y añadió que nadie sabe lo que es tener un familiar muerto y
enterrado y no saber donde está y que a ella le regocijaba que su abuelo estaba
enterrado en el cementerio de Castillo de Locubín, pero a su abuela le
entregaron el cadáver, un día de julio de 1947, en el paseo de Castillo de
Locubín, lleno de sangre, tábanos y miseria, y tuvo que lavar aquél cuerpo y
envolverlo en una sábana que le prestó una vecina.
Cristino Pérez comentó que entre el personaje de la novela y su vida real
tiene una especie de esquizofrenia y ahora no sabe quién es de los dos. Añadió
que en la vida real no leía porque en aquella época no había libros en ninguna
casa y que comenzó a leer cuando trasladaron a su padre a Jaén y conoció la
biblioteca de la capital. Aunque su padre le decía que leer no era bueno que lo
importante era estudiar. Pero dijo que vivir en un cuartel en aquellos años y
ser hijo de un guardia civil, también, tenía sus ventajas, como entrar gratis a
todos los acontecimientos que había en el pueblo pero también era sobrecogedor
cuando oía los gritos de las personas que declaraban por la noche en aquél
cuartel. Cristino Pérez no fue guardia civil como su padre, hoy es catedrático
en una universidad de Madrid y dio la talla, la Guardia Civil le pedía 164 de
altura pero el mide diez centímetros más.
Y se habló del libro y se dijo que el libro es muy importante para nuestras
vidas. Un libro nos deja imaginar muchos mundos, un libros nos lleva a lugares
lejanos, nos aísla cuando algo nos sobrecoge, en muchas ocasiones el libro es
una tabla de salvación que nos conduce a muchos mundos, nos hace vivir muchas
vidas y nos hace reír o llorar, sufrir y disfrutar emociones y ahí está su
grandeza. También se lee para sublimar la realidad y ser feliz. Los libros
enseñan a apreciar la verdad y la libertad.
Y después finalizó el acto, la editorial regaló libros a todos los
presentes, ofreció un desayuno en las Casas de Cabildo, había escritores que
muchas veces vemos en la tv, como Juan Cruz, que dicharachero comentaba que
quería hacerle una foto a las nietas de Cencerro, con Cristino Pérez y Almudena
Grandes y se lo hicieron mirando a los olivos de Alcalá la Real, mirando a los
autocares que les llevaron a Fuensanta de Martos, para seguir la jornada con
Almudena Grandes, cuyo marido Luis García Montero se unió a la comitiva.
El pasado domingo 11 de Marzo tuve ocasión de saludar a dos conocidos fraileros: Manolo el sereno al que desde hace años quería saludar por su dedicación a Frailes y a mi querido vecino Manolo (el de Pili) Aprovecho esta oportunidad para saludar a todos los fraileros y a Santi autor de este blog.
ResponderEliminarun frailero nostalgico de su tierra
ppillo