La feria es un globo sin destino que se va desinflando día a día. Las jornadas festivas se van repitiendo una tras otra y se beben las mismas cervezas, se comen los mismos chorizos y los agropijos bailan sevillanas, con sombrero cordobés, acompañados de bellas mujeres que lanzan sus manos al viento.
En estas ferias ya no hay mujeres barbudas, ni enanos que sean diferentes. Ni el tren de la escoba tiene viajeros, solo comer y beber en 22 casetas que se estiran en el ferial.
La feria es efímera y se va deshinchando día tras día, como algo voluble que no tiene base.
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