Desde la cueva de su abuela Paz, Miguel Montes divisaba todo el panorama del paraje de Sotorredondo y sentado en lo alto de una roca podía ver los álamos del río, los cerezos del padre de Liborio y Antonio Romero y todas aquellas huertas de árboles llenos de frutos.
Miguel Montes recibió en la noche del pasado 12 de diciembre y en el Cinema España de Frailes, el premio Santa Lucía de la villa de Frailes, un galardón otorgado por votación de asociaciones y colectivos fraileros que premian la labor hecha por toda una vida dedicada al trabajo, a las cosas sencillas y al sentido común.
Miguel Montes va a cumplir 70 años y subió al escenario sorprendido, emocionado, sin casi saber para lo que era requerido; con su gorra y con su sencillez se frotaba las manos por el reconocimiento que el pueblo de Frailes le otorgaba y levantaba sus dos manos al cielo diciendo gracias a todos los presentes.
Miguel Montes se convirtió en un gran cocinero que elaboraba comida para miles de personas en grandes hoteles de la isla de Ibiza. Y aquel niño que se refugiaba en la casa de sus abuelos maternos en la calle Horno cuando tenía seis años, se fue haciendo así mismo con la fuerza de su trabajo y la ilusión de seguir siempre adelante. Aquel muchacho que colocaba las pizarras publicitarias del Cinema España en diversas calles de Frailes para poder ver aquellas películas mágicas porque su bolsillo estaba vacío; fue aprendiendo que la vida era dar pasos adelante con dignidad, trabajar mucho y cumplir con sus obligaciones; y aprendió a elaborar pan, a pasar frío, a trabajar de noche y de día, y a subsistir en aquellos años tan maravillosos de la inocente infancia y la esperanzada juventud. Y aquel muchacho que se colocaba una bandeja con caramelos, chicles y otras golosinas para venderlas en los descansos de las sesiones de cine, aprendió a proyectar las películas con aquella vieja máquina, bajo los consejos de Fermín Murcia y pudo soñar con Sara Montiel, con Jhon Wayne, Lola Flores o Antonio Molina, en la cabina de aquella fábrica de sueños que era el Cinema España.
Y un buen día no se conformó con lo que le ofrecía Frailes y le pidió mil pesetas a Paco el de la Caja Rural y traspuso a Ibiza, a seguir trabajando sin horarios y se hizo pinche de cocina en un hotel de aquel hombre que se llamaba Abel Matutes; lavaba platos y se fijaba en lo que hacían aquellos cocineros y cuando muchos se iban a descansar, trataba de seguir aprendiendo aquellos platos que sus jefes elaboraban y fue escalando puestos en aquellas cocinas de grandes hoteles de Ibiza y un año fue jefe de partida, otro segundo de a bordo y al final lo consiguió ser jefe de cocina de un gran hotel, elaborar los menús y estar a cargo de un gran número de personas.
Y cuando se demostró así mismo que cuando algo se quiere, se puede conseguir, volvió a Frailes, trabajó en residencias y guarderías de la Junta de Andalucía y lo más grande trabajó en Frailes y demostró que podía dar de comer a miles de personas en la Fiesta del Vino que se celebra cada año y su potaje de habichuelas, hecho con mimos y con fuego, con ayudantes fraileros y con el hombro de su mujer, Antonia, al lado, tiene un sabor especial y es saboreado cada año.
Y el sencillo premio Santa Lucía fue entregado en el Cinema España, a un hombre sencillo que había luchado por huir de la pobreza y por vivir con dignidad y la alcaldesa de Frailes, la popular Encarnación Castro lo resaltó en sus palabras y la cronista oficial, María Teresa Murcia, le hizo llorar, al recordarle sus trabajos y sus días en el Cinema España y sus dos hijos le leyeron un testamento de amor silenciado y Miguel Montes, creo que se acordó de su abuela Paz, allí en los Cantones, donde lo arropaba con su gran manto de lana negro, y miraban al cielo con esperanza.
Yo estuve alli. A veces he leido como algunas personas al ser entrevistadas sobre un hecho historico o algun evento importante ,terminan diciendo que ellas estuvieron alli , fueron testigos directos de este o aquel hecho impotante de nuestra historia o pasado destacado. Pues si , yo estaba alli, sentado en primera fila , emocionado , aplaudiendo a aquel hombre , aquella familia sencilla y trabajadora . Aplaudia a mis recuerdos y me identificaba con aquella cueva en una noche fria de diciembre en un cine para sentirse frailero .
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